Esta es una de las preguntas que muchas mujeres se plantean cuando son madres. Algunas sienten el deseo de volver a incorporarse al mundo laboral cuanto antes, mientras que otras desean quedarse maternando a sus hijos e hijas el mayor tiempo posible. No hay una opción más válida que otra siempre que sea una decisión libre.
El problema es que las mujeres que quieren maternar muchas ocasiones sienten que esto tiene un elevado precio en su carrera profesional. Esta opción, todavía hoy, genera incomodidad, juicio externo, incomprensión y mucho conflicto interno. Además de las posibles dificultades económicas añadidas.
Pero, ¿es realmente un retroceso o un fracaso pausar la carrera laboral para maternar? A lo largo de este artículo exploramos diferentes puntos de vista que pretenden proporcionar nuevas formas de ver esta situación con el objetivo de que cada mujer, y cada familia, pueda tomar las decisiones que más se ajusten a sus necesidades.
La infravaloración histórica de la maternidad
Durante siglos, se ha delegado el cuidado, la crianza y el hogar a la mujer. Durante muchísimo tiempo se ha considerado que su rol, prácticamente su función en la vida, era ocuparse de estas cosas y, por supuesto, hacer sin recibir ningún tipo de remuneración ni reconocimiento.
Muchas autoras sostienen que se ha impuesto y, de algún modo, normalizado esta labor puesto que sucede en ella esfera privada. Como consecuencia, hasta hace relativamente poco no se consideraba trabajo. De hecho, muchas personas todavía consideran que no lo es y, por desgracia, las mujeres siguen realizando mucho más trabajo no remunerado que los hombres.
Con la incorporación de la mujer al mundo laboral, se abrió un mundo de nuevas posibilidades e incluso autonomía. Sin embargo, esto también conllevó más presión porque se añadió una jornada laboral remunerada a todas aquellas tareas no remuneradas que las mujeres seguían haciendo en su día a día.
Como consecuencia de todo esto, algunas personas han llegado a considerar que la maternidad es algo que perjudica a la mujer y la aleja del éxito laboral. Los permisos que algunas madres deciden tomar para criar de forma presente se perciben como retrocesos e incluso pérdidas, puesto que se considera que no son productivos.
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Parar para maternar, ¿es realmente parar de trabajar?
Hoy en día disponemos de una amplia evidencia científica que habla sobre la importancia del apego, la seguridad emocional y la conexión con nuestros hijos. Poder construir este vínculo sólido que les va a permitir tener bienestar físico y emocional a corto y medio plazo, así como construir relaciones saludables, requiere de presencia.
Es realmente complejo, por no decir prácticamente imposible, estar presentes y maternar de forma sensible cuando estamos agotadas, abrumadas e incluso sobrepasadas con todas las obligaciones del día a día. Por eso —y por otras muchas razones—, algunas mujeres —y también algunos hombres— deciden dedicarse plenamente a la crianza.
Maternar no es descansar. Maternar implica trabajar todo el día, cuidar de forma constante, tomar decisiones, estar disponible física y emocionalmente, brindar apoyo y consuelo emocional… Maternar es construir las bases y acompañar a los seres que ocuparán el planeta en los años que siguen.
Muchos estudios han demostrado que la maternidad mejora habilidades —cada vez más buscadas y valoradas en el mundo laboral— como la empatía, la planificación, la resolución de conflictos, la organización, la flexibilidad, la visión a largo plazo y la gestión del estrés. Sin duda, cuidar es un trabajo y es la base de todas las economías.
El coste a nivel social y la penalización laboral
Pese a que cada vez tenemos más presente la importancia de los cuidados a nivel social —y cuidados en general, no solo en la infancia—, hay numerosos estudios que demuestran que las mujeres que deciden pausar su carrera profesional para maternar son penalizadas.
Según un estudio publicado en 2007, se percibe a las mujeres madres como menos comprometidas, menos competentes y, como consecuencia, menos contratables que las mujeres que no tienen hijos. Sin embargo, con los hombres padres esto suele suceder.
Un reciente meta-análisis, publicado en 2024, confirmaba que esta penalización —que se da tanto a nivel salarial como en oportunidades para acceder a empleos y a ascensos— sigue presente a nivel global. En España, las mujeres reducen significativamente sus ingresos y su participación laboral tras el primer hijo, según un estudio publicado en 2021.
Pausar como un acto de poder, no de pérdida
Elegir pausar la carrera profesional para poder estar plenamente presente en la crianza de los hijos —o al cuidado de un familiar dependiente— debería ser una opción válida, libre de juicio y remunerada para cualquier mujer y cualquier hombre que desee trabajar en los cuidados.
Priorizar el cuidado debería verse como una decisión tomada desde la conciencia y no como un fracaso laboral. Muchas mujeres vuelven al trabajo al finalizar sus —escasos— permisos laborales desgarradas emocionalmente, sintiendo que todavía no están preparadas para separarse de sus hijos e hijas porque son criaturas absolutamente dependientes.
Además, la maternidad es una experiencia que atraviesa a las mujeres en muchos sentidos y, como consecuencia, muchas de ellas viven este proceso como una transformación personal, pero también como una redefinición profunda a nivel de prioridades y propósitos—incluidos los laborales—.
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Herramientas para volver con más recursos
Volver a incorporarse al mundo laboral tras haber hecho una pausa para maternar puede ser complejo. Muchas mujeres madres se sienten abrumadas en este proceso y es totalmente comprensible. Ya hemos visto anteriormente que muchas empresas valoran más positivamente a las mujeres que no tienen hijos que a las madres.
Algunas estrategias que pueden ser útiles se mencionan a continuación. Es cierto que cada mujer tendría que explorar aquellas opciones que mejor encajen con su realidad tanto individual como familiar.
- Realizar cursos de actualización durante la pausa, si es posible.
- Mantener las redes profesionales activas y actualizadas.
- Visibilizar las habilidades adquiridas en la crianza.
- Explorar nuevas formas de empleo.
No obstante, es necesario tomar conciencia a nivel social tanto de la importancia de la presencia en la crianza como de la necesidad de poner los cuidados en el centro. Solo de esta forma se establecerán políticas sociales que cuiden a todas las personas dando espacio a que puedan elegir libremente.
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