Trauma colectivo: qué es, qué lo causa, y cómo nos afecta

Veamos en qué consiste el trauma colectivo y de qué manera marca las sociedades humanas.

Trauma colectivo

La humanidad experimenta acontecimientos significativos en ciclos; estos incluyen, catástrofes naturales, ataques terroristas, epidemias y crisis económicas.

Los acontecimientos traumáticos son constantes en nuestro planeta, se habla de al menos 20 guerras activas en el mundo, de las que la gran mayoría de personas no somos conscientes. La mayor parte de países experimentan regularmente eventos trágicos, que incluyen hambrunas, incendios, guerras tribales y levantamientos contra ciertos regímenes.

Las múltiples pérdidas, heridas y sufrimiento causado por estas situaciones a menudo resultan en un trauma colectivo. Cuando estos eventos terminan, ya sea resolviéndose o desapareciendo, el trauma no desaparece con ellos. En cambio, permanece como un residuo que puede impactar significativamente al conjunto de la sociedad.

¿Qué es un trauma colectivo?

Un trauma colectivo se refiere a un evento que afecta profundamente a un conjunto de personas, desde familias, comunidades, a sociedades enteras. Este término se utiliza también para describir los efectos psicológicos de un evento trágico en la memoria de un grupo. Los acontecimientos causan una angustia emocional significativa y persistente en las personas afectadas, que puede incluir generaciones.

Los eventos traumáticos a gran escala afectan a grupos de personas, no solo a víctimas individuales. Estos acontecimientos pueden incluir desastres naturales, guerras, hambrunas, tiroteos masivos, accidentes aéreos… Además, ver eventos en las noticias también puede ser un detonador del trauma y sus todos sus efectos negativos.

Qué es el trauma colectivo

Además de reflejar hechos históricos y el recuerdo de un acontecimiento específico, el trauma colectivo queda representado en la memoria colectiva de una sociedad. Al igual que otras formas de memoria, esto incluye la reconstrucción continua del evento traumático para darle sentido.

Trauma colectivo y salud mental

La salud mental puede verse considerablemente afectada por las experiencias negativas. Nuestro cuerpo, mente, relaciones, espiritualidad e interacciones sociales pueden verse significativamente alteradas tras vivir un acontecimiento traumático.

Existen traumas de carácter individual, que implican a pocas personas, como los accidentes de tráfico. Los eventos traumáticos no afectan de la misma forma a las víctimas. Algunas personas apenas experimentan cambios después de pasar por un evento traumático. Otros, en cambio, pueden quedar marcados por el resto de sus vidas tras vivir este tipo de acontecimientos.

El grado de la respuesta depende de una serie de factores como el nivel de estrés, la capacidad de resiliencia, los eventos traumáticos anteriores y la calidad de las relaciones significativas.

Existen una serie de síntomas del trauma a corto plazo. Después de un evento traumático, es común experimentar ansiedad o insomnio. Además, la capacidad para manejar el estrés puede empeorar. Algunas personas sienten que su vida no tiene propósito y emprenden un camino hacia el placer. Algunas respuestas al trauma desaparecen con el tiempo, pero a veces pueden instalarse y necesitar de ayuda terapéutica.

Muchas condiciones de salud física y mental crónicas son causadas por un trauma. Algunas personas desarrollan PTSD, o trastorno de estrés postraumático, que consiste en síntomas como flashbacks y pesadillas constantes. Las personas que sufren de PTSD pueden tener dificultades para concentrarse e incluso pueden hacer todo lo posible para evitar cualquier cosa relacionada con la fuente de su trauma.

Al igual que en la experiencia individual, el impacto del trauma colectivo en el bienestar emocional puede variar de una persona a otra. Sin embargo, existe un consenso en la mayoría de personas sobre los efectos negativos del evento en su salud mental.

Muchas personas experimentan ansiedad como resultado de un acontecimiento global. Por ejemplo, la pandemia de COVID-19 hizo que la mayoría de personas nos sintiéramos inseguras, nerviosas y en ocasiones al límite. Nos preocupaba enfermar, el futuro, la vacuna, no ver a nuestros seres queridos... Estas inquietudes hicieron que experimentásemos el evento de forma colectiva, a la vez que tuvieron efectos sobre nuestro bienestar emocional.

Respuesta al trauma

Tanto las respuestas negativas como las respuestas positivas son posibles tras sufrir una experiencia traumática. Los investigadores a menudo examinan el efecto de los eventos traumáticos en las personas en términos del resultado a largo plazo. Con el paso del tiempo, muchas personas experimentan resultados ambivalentes.

En el polo negativo, la ansiedad causada por el trauma puede extenderse por toda una sociedad, causando un sufrimiento considerable a todos los involucrados. Por ejemplo, después de una hambruna, una sociedad entera puede comenzar a acumular alimentos en lugar de continuar produciéndolos. Esta respuesta se normaliza y el sufrimiento debido a estos comportamientos puede generalizarse.

Sin embargo, algunas personas, a pesar de desear que el evento nunca hubiera ocurrido, dicen que sienten que el evento propició un cambio positivo en su vida. Piensan que la experiencia traumática les condujo a desarrollar una mejor autoestima y a enriquecer sus relaciones significativas.

Los estudios han demostrado que el dolor compartido puede unir a los grupos tanto en el laboratorio como en las comunidades que han experimentado eventos dramáticos. Compartir experiencias traumáticas puede conducir a una sensación de cohesión que promueve la curación. Esto se debe a que las personas pueden reconocer su experiencia compartida y encontrar un propósito común.

Trauma colectivo y memoria

Las experiencias traumáticas se pueden heredar de una generación a la siguiente. Las familias a menudo exhiben este rasgo; por ejemplo, un padre víctima de abusos puede educar a niños ansiosos y temerosos.

En el proceso del trauma colectivo, los recuerdos traumáticos también persisten más allá de las vidas de las víctimas directas y son recordados por miembros del grupo que están muy alejados de los hechos tanto en tiempo como en lugar.

Las diferentes generaciones de personas que experimentan un evento traumático pueden tener diferentes recuerdos del evento, debido a su falta de exposición de primera mano. Esto puede llevar a las generaciones posteriores a construir eventos pasados de manera diferente a los supervivientes directos del acontecimiento.

Volkan llama a este fenómeno un trauma elegido; se cree que conecta el trauma, la memoria y la seguridad ontológica. Esto se debe a que los traumas elegidos pueden verse como narraciones que indican que “caminar sobre la sangre” es necesario para la libertad, la independencia y la seguridad del grupo.

El trauma colectivo resulta en la destrucción del significado; esto da lugar a la necesidad de rastrear el proceso de su construcción. El significado se crea y se mantiene conectando el yo con el entorno y con otras personas. También promueve un sentido de autoestima, pertenencia, eficacia y continuidad.

Trauma colectivo y construcción social del significado

El trauma colectivo se refiere a un evento que desgarra el tejido básico de la sociedad y en ocasiones causa una pérdida significativa de vidas. Además, presenta una crisis de sentido; incita a las personas a redefinir quiénes son y hacia dónde se dirigen.

Cuando un grupo de personas experimenta un trauma, el proceso se transforma en memoria colectiva. Esto luego culmina en la construcción de un sistema de significado que les permite redefinir su identidad y propósito grupal. Sin embargo, en algunos traumas existen dos bandos; las víctimas y los perpetradores, estos obtienen significado de sus experiencias traumáticas de maneras distintas.

Para las víctimas de un trauma colectivo, este proceso aumenta su sensación de amenaza existencial. Esto los impulsa a buscar un sentido a sus vidas, lo que los lleva a crear un yo transgeneracional con propósitos y metas compartidas.

Para los perpetradores, recordar el trauma representa una amenaza para su identidad colectiva, y pueden lidiar con esto negando su ocurrencia, minimizando su culpa y transformando la memoria. También pueden cerrar la puerta a su pasado, desidentificarse del grupo o aceptar la responsabilidad de los hechos. Esto frecuentemente coincide con el desarrollo de nuevas narrativas que reconocen crímenes pasados y acentúan los elementos positivos del grupo en el presente.

Aunque tanto las víctimas como los perpetradores pasan por este proceso, se puede negociar entre grupos o dentro de ellos. Esto les ayuda a obtener entendimiento entre ellos; también proporciona una base para la comunicación intergrupal.

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Valentín Elorza es estudiante de Medicina en la Universidad de Lieja y Graduado en Ingeniería Multimedia por la Universidad Ramón Llull. Trabajó varios años como programador web, pero siguiendo la máxima de "ahora o nunca", decidió dejar su querida Mallorca y mudarse a Bélgica para estudiar Medicina. Es redactor en MédicoPlus, AZ Salud, Estilo Next y Psicología y Mente.

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