Aunque la mayoría de las personas somos conscientes de que estar contentos y felices repercute positivamente en nuestra salud física y mental, la ira y todos los sentimientos asociados a esta experiencia es algo natural en el ser humano. No en vano, esta es una emoción universal, presente en los seres humanos de todas las culturas y sociedades.
Ahora bien, algunas personas parecen vivir enfadadas constantemente, consigo mismas o con el resto del mundo, y es ahí donde empiezan los problemas.
Este fenómeno puede tener múltiples causas y generalmente se relaciona con la tendencia a vincular un sistema de incentivos cortoplacistas a los comportamientos que alimentan la emoción de la ira. El resultado es que nos da la sensación de que “nos gusta” estar enfadados, aunque esto sea en realidad un espejismo: lo que de verdad hacemos es canalizar una serie de frustraciones e incomodidades ante la vida haciendo que el enfado eclipse todos esos pensamientos que nos hacen sentir vulnerables.
¿Cómo ocurre esto? Aquí veremos las causas y desencadenantes más comunes que suelen estar detrás de esta experiencia.
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‘Me gusta estar siempre enfadado’: posibles causas
Esta forma de malestar es un fenómeno complejo y multicausal; por su propia naturaleza, no puede estar provocado por una sola causa, sino por una combinación de varios factores.
Teniendo en cuenta esto, aquí repasaremos las causas que, al solaparse entre sí, puedan estar detrás del enfado constante en una persona. Tómalos como los componentes de un circuito de pensamiento que te lleva a tener una predisposición a estar enfadado/a por defecto.
1. Perfeccionismo excesivo
El perfeccionismo excesivo que tienen algunas personas en su día a día suele ocasionar estados de frustración intensa cuando las cosas no salen como ellos pretendían o esperaban. Lo que genera a su vez un estado de vulnerabilidad permanente y una hipersensibilidad que hace que la persona sobrereaccione ante cualquier contratiempo.
Esta frustración permanente, a la larga puede traducirse también en enfado con otras personas e ir facilitando un estado permanente de malestar, crispación y enfado como regla general a la hora de relacionarnos con cualquier persona.
Además de eso, este perfeccionismo también puede deberse a la percepción que puedan tener muchas personas de no tener la vida que ellos creen que merecen, es decir, a una interferencia entre lo que pensaban que sería su vida y cómo es realmente.
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2. Déficits alimentarios
La mala alimentación, el hambre sentido en repetidas ocaciones y los déficits alimentarios en general suelen generar irritabilidad y malestar en la persona afectada y eso se traduce a todos los ámbitos de su vida, tanto en el personal como en las relaciones interpersonales y sociales.
Esta tendencia a estar enfadado e irritable sucede generalmente cuando seguimos alguna dieta estricta o si comemos mal, con alimentos ultraprocesados o con aquellos que no aportan los nutrientes que necesitamos diariamente.
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3. Falta de sueño
Al igual que sucede con la alimentación, la falta de sueño puede generar en muchas ocasiones estados alterados en los que la persona reacciona de manera más irritable ante cualquier estímulo de su entorno y en cualquier conversación que mantenga con otras personas.
Con el objetivo de estar más tranquilos, descansados y contentos, debemos procurar dormir diariamente las horas necesarias para que nuestro cuerpo y cerebro descansen lo suficiente y recobren energías para el día de mañana.
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4. Uso de drogas
La investigación científica durante varios años ha demostrado que el uso de drogas generalizado puede ocasionar una serie de cambios comportamentales y emocionales en la persona, así como también una influencia negativa en su organismo.
El consumo reiterado de algunas drogas puede generar irritabilidad en el consumidor, así como mal humor permanente, tendencia a la conflictividad e incluso agresividad en los casos más graves.
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5. Soledad no deseada
La soledad no deseada también es la causante de gran malestar en la persona que la sufre, especialmente si esta soledad es interpretado como algo injusto, que el resto de persona no sufre.
La ciencia médica ha demostrado que la soledad generalizada puede ocasionar un aumento de la irritabilidad en la persona, así como de mal humor, enfados habituales y tendencia a generar conflictos interpersonales.
6. Conflictos familiares o de pareja
Los conflictos familiares o de pareja y en general las dificultades para relacionarnos ocasionan en muchas personas un estado de enfado permanente tanto con sí mismos como con el resto de personas que les rodean.
Para superar nuestros estados de enfado intenso es recomendable entrenar nuestras habilidades sociales y nuestra capacidad para interactuar y relacionarnos con la gente que nos rodea, tanto con amigos, con familias o con nuestras parejas.
7. Exceso de estrés laboral
El estrés laboral excesivo y algunas alteraciones asociadas al trabajo en exceso, como el síndrome del trabajador quemado también pueden ser causas que expliquen por qué una persona está enfadada todo el día.
De nuevo, la falta de descanso y un ritmo de trabajo excesivo pueden desestabilizar la salud mental de la persona y ocasionar que esta se incline por modalidades de relación social muy desadaptativas y basadas en el conflicto permanente y el enfado.
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8. Falta de inteligencia emocional
La inteligencia emocional es el conjunto de capacidades, herramientas y estrategias que una vez aplicadas nos permiten reconocer los propios sentimientos y también los de los demás, así como funcionar de manera exitosa en contextos de interacción social.
La inteligencia emocional también es una de las habilidades sociales más necesarias para relacionarnos correctamente con nuestro entorno, y un déficit de la misma puede ocasionar que algunas personas presenten siempre conflictos con otras personas o estén enfadadas continuamente.
9. Falta de habilidades sociales
Como se ha indicado, las habilidades sociales son muy necesarias para mantener una vida social plena y satisfactoria, así como para comunicarnos correctamente con las personas que están a nuestro alrededor.
Este tipo de habilidades sociales se van adquiriendo durante la infancia y la adolescencia, y son de gran ayuda para interactuar normalmente con otros seres humanos. Así mismo, una falta o déficit de estas habilidades también pueden ser la causa de enfado permanente por parte de algunas personas.
Algunas de las habilidades sociales más necesarias son: la asertividad, la escucha activa, la capacidad de persuasión, el control del lenguaje no verbal y la capacidad de establecer objetivos.
¿Qué hacer?
Ante el hecho de estar enfadados casi sin interrupción e incluso sin saber identificar una causa concreta que lo explique, la solución más eficaz y recomendable es acudir a psicoterapia. Con la ayuda de un profesional de la psicología dispondrás de un programa de entrenamiento en gestión emocional totalmente personalizado y adaptado a tus necesidades.
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