Es natural que en algunos momentos nos sintamos presionados por nuestra carga laboral; eventualmente a todos nos ocurre ya sea por causas vinculadas a nuestra profesión o por factores externos que dificultan las cosas (tener hijos pequeños, llevar malos hábitos de sueño, etc.).
La clave está en saber cómo gestionar la presión en el trabajo y no dejar que esta situación se convierta en un problema sin solución. En el presente artículo daremos un repaso a algunas herramientas psicológicas útiles para que puedas hacer frente a la presión laboral cuando se presente en tu vida, y así evitaras que tu rendimiento y tu calidad de vida se vean afectados por unos niveles de estrés demasiado altos.
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Cómo gestionar la presión en el trabajo
En las siguientes líneas podrás encontrar algunos consejos sobre cómo gestionar la presión en el trabajo de una manera adaptativa, lo cual te ayudará a mantener un buen rendimiento en tu trabajo sin ver afectada tu estabilidad emocional.
1. El hábito de la planificación
La planificación es un importante recurso protector ante la presión que en ocasiones puede representar nuestra carga laboral, tomando en consideración que cuando somos capaces de planificar adecuadamente nuestro tiempo se rinde de una manera más efectiva y es menos probable que nos invada el estrés por falta de tiempo.
2. Aprender a delegar funciones
En la medida de lo posible, delegar parte de nuestra carga laboral ayuda a mantener un mejor control y orden sobre nuestras actividades. En caso contrario, cuando voluntariamente intentamos abarcar todas la funciones es cuando sobreviene el estrés de no poder hacerlo aunque lo intentemos.
3. Dale valor a los momentos de descanso
Infravalorar los momentos de descanso es un error común, promovido por el pensamiento de que los momentos de descanso son improductivos. Nada más alejado de la realidad, cuando descansamos estamos protegiendo a nuestro sistema nervioso del estrés y la presión excesiva del trabajo.
Lo ideal es que el descanso sea significativo, es decir, debemos procurar liberar nuestra mente de los pensamientos relacionados a nuestro empleo y aprovechar esos momentos libres para disfrutar de las cosas que nos generan paz.
Los pensamientos positivos relacionados con las cosas que podremos hacer una vez finalizada nuestra jornada laboral son una buena elección para motivarnos durante nuestros ratos de descanso. No todo es trabajo, regalarte tiempo para tomar un café y pensar en las cosas buenas de tu vida también es ser productivo.
4. Buenos hábitos de alimentación
Tener una buena alimentación, balanceada entre proteínas, lípidos, glúcidos, vitaminas y minerales, es indispensable para mantenernos al margen de la presión laboral excesiva.
Cuando ingerimos los alimentos adecuados ayudamos a nuestro organismo a funcionar mejor y a no malgastar energía. A nivel psicológico, esto también nos hace sentir mejor.
5. Implementar rutinas de ejercicio
El ejercicio físico promueve una gran cantidad de beneficios a nuestra vida, entre los cuales se encuentra la liberación de neurotransmisores (serotonina, dopamina, melatonina, etc.) que ayudan a combatir los niveles de presión y angustia en todos los aspectos.
6. Fortalece tu autoestima
Cuando somos personas seguras de nosotras mismas y confiamos en nuestras capacidades, es menos probable que nos invada la presión laboral. La autoestima es un factor de protección ante las circunstancias adversas de nuestro medio, y en caso de que no se encuentre bien establecida debemos fortalecerla.
Existen algunas técnicas prácticas y muy efectivas para el fortalecimiento de nuestra autoestima. Entre ellas tenemos; realizar un listado con todas nuestras virtudes, de manera que podamos reconocerlas y enfocarnos mejor en ellas, etc.
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7. Evita el pensamiento rígido
Es necesario que empleemos más nuestra imaginación para evitar el estrés y la presión laboral. Debemos ser capaces de salir de los métodos convencionales para resolver las situaciones complicadas que pueden presentarse en nuestro ambiente de trabajo.
Las personas que se apoyan en su imaginación tienen la capacidad de evaluar distintos escenarios y es menos probable que se estanquen intentando resolver situaciones de una manera que no les ha dado resultados antes.
8. Técnicas de relajación
Cuando aprendemos a relajarnos de forma correcta evitamos que la presión del empleo nos haga sucumbir ante ella. Algunas técnicas sencillas como los ejercicios de respiración y la visualización pueden resultar muy útiles para disminuir los efectos nocivos de la presión en el trabajo.
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9. Procura comunicarte adecuadamente
En muchos casos el detonante principal de la presión en el trabajo es la falta de comunicación, o hacer un mal uso de la misma. Por ejemplo, no atreverse a decir que se necesita a un auxiliar para llevar parte de la carga de trabajo que nos ha sido asignada.
Debemos evitar a toda costa la comunicación hostil, en su lugar deberíamos procurar emplear recursos más adaptativos para llevar nuestro mensaje.
La comunicación asertiva se basa principalmente en llevar nuestro mensaje cuidando tanto el contenido como la forma del mismo, es decir, empleando un lenguaje adecuado y un tono de voz acorde a las normas sociales de respeto.
10. La introspección
La introspección es la capacidad de revisarnos a nosotros mismos de forma objetiva, sin dejar que nuestras emociones sesguen nuestro juicio. En otras palabras, es identificar en nosotros mismos cuáles son las causas de nuestras conductas.
De esta manera haremos que los motivos personales que motivan nuestra conducta pasen a un plano consciente y podremos abocarnos a trabajar en el mejoramiento de nuestra realidad desde una concepción más personal de la misma.
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