Al volver del hospital con un pequeño bebé entre los brazos, es difícil atinar a comprender la magnitud de los cambios que se avecinan. En primer lugar, tenemos que conocer al nuevo miembro de la familia, que entra en nuestras vidas, con sus propias necesidades y demandas. Pero además, tenemos que conocer a una nueva persona, que es nuestra pareja, en una situación que puede llegar a ser verdaderamente estresante.
Nuestra vida da un giro de 360 grados y se produce un cambio palpable en las dinámicas familiares y en los roles que tomamos. Podemos verlo desde un punto de vista negativo, de hecho en algunas ocasiones esta situación puede provocar la separación de la pareja, o intentar enfocarlo como un momento de crecimiento, ya no solo de nuestros hijos, sino también como pareja.
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Principales cambios psicológicos cuando se tiene un hijo
Estos cambios se producen en su mayoría en los primeros meses de vida del bebé y en padres primerizos. Algunos factores como la deprivación del sueño, que lleva a un cansancio extremo, las hormonas que cambian tanto en la madre reciente como en el padre, los cambios en el rol de cuidado de la casa… Son elementos que pueden producir desequilibrios en la pareja, que precisa de una buena comunicación y de dosis extra de comprensión.
1. Lidiar con los miedos y las hormonas
Es importante saber que con la llegada de un hijo al hogar, la otra persona está sufriendo, al igual que uno mismo, por cambios significativos que le provocan miedo debido a la inexperiencia y a las nuevas dinámicas que se están generando. Generalmente nos focalizamos en cuidar de nuestro hijo y en ocasiones olvidamos el cuidado de la pareja o de nosotros mismos.
El cambio es mutuo y esta idea es clave para desarrollar la empatía necesaria para superar esta fase. Además, existe un cambio biológico, tanto en hombres como en mujeres, quienes sufren alteraciones en el cerebro producidas por las hormonas, como la oxitocina, que han de regularse.
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2. Enfrentarse a la falta de sueño y el estrés
Las noches en vela pasan factura a cualquier persona, pero especialmente si se trata de cuidar a un recién nacido, que precisa de un nivel de activación extra para satisfacer de forma eficaz los cuidados del bebé. Estos momentos, durante la madrugada pueden sacar a la luz tensiones que se acumulan a lo largo del día.
Esta es la razón principal por la que la comunicación con la pareja es el eje principal cuando se trata de la crianza de los hijos. La escucha activa de la persona que tenemos a nuestro lado y transmitir nuestros sentimientos de forma pausada y reflexiva, son dos buenas recomendaciones que pueden solucionar muchos conflictos. Esta comunicación puede llevarnos a una mejor organización de la crianza compartida, incluso de la casa.
3. La sexualidad e intimidad pasan a un segundo plano
Es una de las quejas que más personas tienen cuando conviven con hijos. En ocasiones, se nos olvida dedicarle tiempo a la pareja, nos centramos tanto en la crianza que olvidamos el beso de buenos días o del “te quiero” por las noches. Además, debido al cansancio acumulado y al estrés que se genera con la llegada de los hijos, la vida sexual pasa a un segundo plano.
De nuevo la comunicación y la comprensión son clave en estos momentos. Es posible que una parte de la pareja sienta una disminución del deseo sexual por diversos motivos, como la lactancia o los cambios fisiológicos en la mujer debido al embarazo y parto. Por esta razón, es necesario hablar con la otra parte y proponer otras formas de contacto íntimo, como besos, abrazos y caricias, palabras de apoyo y gestos de cariño.
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4. Las tareas del hogar ¿A partes iguales?
No necesariamente. En este caso lo importante es conseguir una distribución consensuada, no tiene porqué ser equitativa. Justo tras el posparto, la madre suele encargarse de la lactancia y debe recuperarse del parto por lo que la pareja tendrá que asumir un mayor número de tareas del hogar. En ese periodo, la pareja puede tener mayor carga de las tareas del hogar y tras estos momentos iniciales la responsabilidad se puede repartir.
Otro punto a tener en cuenta es la implicación en la crianza, en la que ambos progenitores deberían estar implicados, de nuevo consensuando las tareas según las necesidades de cada familia, trabajo, tiempo de ocio ect.
¿Qué hacer ante esto al tener un bebé?
En resumen, los siguientes consejos te ayudarán a afrontar los cambios que ocurren en la pareja con la llegada de los hijos:
- La comunicación abierta, desde la armonía y el respeto. Exponer los sentimientos y preocupaciones con sinceridad ayudará a que la otra persona empatice. Por otra parte, escuchar a nuestra pareja, hará que nos conectemos con ella y podamos darle apoyo y comprensión.
- El tiempo de calidad. Es importante trabajar en equipo para el cuidado de los hijos pero se puede sacar un hueco para dedicarle a la pareja, para reforzar el vínculo emocional y darle un hueco a la persona a la que queremos.
- Aceptar los cambios. Sobre todo los cambios que ocurren en nuestra rutina de antes de ser padres. Con la llegada de los pequeños, las prioridades deben adaptarse a las nuevas necesidades familiares, y aceptar esto es clave para el éxito en la pareja.
Psicólogos Sevilla Cribecca Psicología
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Para tener una relación de pareja sana y equilibrada cuando llegan los hijos hay que realizar un esfuerzo que posiblemente antes no teníamos que realizar. Esto implica estar pendiente, no solo de los pequeños, si no también de la persona que nos acompaña en el día a día.