¿Es cierto todo lo que se suele oír acerca de la infidelidad? ¿Son los hombres más infieles por naturaleza? ¿Mienten mejor las mujeres infieles? Son preguntas complicadas de resolver, pero algunos estudios científicos han intentado desentrañar algunas de estas cuestiones.
Ciencia e infidelidad en datos
Los hallazgos de las investigaciones son ciertamente reveladores. Por ejemplo, un grupo de investigación de la Universidad de Florida vinculó el narcisismo con la infidelidad durante la primera etapa de la convivencia matrimonial: «El narcisismo sexual (que bien podría definirse como la autoimagen de las capacidades de conquista y sexuales) correlaciona positivamente con la infidelidad», afirman, habiendo estudiado el caso de un total de 125 matrimonios.
Otra investigación estudió los deslices en matrimonios de pescadores en el Lago Victoria, en Kenia. El fin del estudio era analizar la relación entre estas infidelidades y la propagación del VIH. Se descubrió que existían varios factores que incrementaban las probabilidades de que las mujeres tuvieran relaciones más allá del matrimonio: «La recurrencia de la violencia de género, la insatisfacción sexual con el cónyuge, los penes excesivamente grandes en estado de erección, y la imposibilidad de practicar posturas sexuales diferentes».
¿Existen «genes de la infidelidad»?
Otras investigaciones apuntan a que podrían existir determinados genes relacionados con la infidelidad, pues la conducta viene motivada, en parte, por las variaciones genéticas vinculadas a las rutas de recompensa del cerebro.
Un estudio de la Universidad de Binghamton señaló la presencia de un gen de alta variabilidad que parece ser un factor decisivo en la modulación de la tendencia a la infidelidad de la persona. Según explicaron los investigadores, la selección natural elige una u otra variante del gen según las ventajas o los inconvenientes que ofrece una u otra conducta en la manera de relacionarse con el sexo opuesto. Sin embargo, dan fe que la sexualidad, la conducta social y la genética influyen en un grado importante, y que los resultados deben ser vistos con prudencia y solo como un indicador más sobre el que se debe seguir investigando.
Parece ser que la frecuencia de los orgasmos fingidos está muy vinculada a la infidelidad en las mujeres, y a la insatisfacción en las parejas, tal como advirtió un estudio estadístico realizado a 140 mujeres y 120 hombres. Los autores de la investigación advirtieron que «la señalización del orgasmo fue un elemento escogido por la selección natural en mujeres ancestrales» en contextos donde se premiaba la fidelidad y los hombres colaboraban en el cuidado de los retoños.
¿Qué es la infidelidad?
Aunque puede parecer una pregunta de fácil respuesta, la infidelidad no es percibida del mismo modo por mujeres y hombres. Al menos a esa conclusión llegó una investigación realizada por la Universidad de Kansas, habiendo evaluado a un total de 475 personas.
El estudió destacó que los hombres perciben la infidelidad como un acto sexual, mientras que las mujeres la entienden como la consecuencia de un deseo emocional. El 90% de las mujeres consideró que besarse con otra persona es infidelidad, pero solo el 75% de los participantes masculinos estuvieron de acuerdo con esa afirmación. Por otro lado, el 51% de los hombres consideró que enviar mensajes de texto subidos de tono era infidelidad, pero el porcentaje subía hasta el 68% en la opinión femenina.
¿Dónde tienen lugar las infidelidades?
Datos aportados por la gestora de contactos Ashley Madison recopiló, entre 170.000 usuarios en Estados Unidos, que el 68% de las infidelidades se llevan a cabo en el lugar de trabajo.
Ciertos momentos parecen ser más proclives para cometer adulterio. Varios estudios apuntan a que los miércoles por la tarde es el momento de la semana en que se producen más aventuras. Científicos de la Universidad de Harvard explican que las experiencias rutinarias y el contacto prolongado con la persona deseada. Esta rutina puede ir menoscabando la resistencia moral a la infidelidad.
¿Por qué somos infieles?
Mucha gente se hace esta pregunta. Una investigación estadística con más de 74.000 participantes descubrió que el 45% de las mujeres infieles lo son porque sienten una fuerte atracción por la otra persona, mientras que el 32% confiesan ser infieles para sentirse más deseadas.
En los hombres, parece que la infidelidad tiene una mayor vinculación con el sexo: el 48% expresó que fue infiel porque quería tener más sexo, y el 46% expuso que quería mayor variedad.