El compromiso es un concepto que hace referencia a un aspecto que puede llegar a ser muy complicado de llevar a cabo. Comprometerse implica esforzarse, perseverar y luchar por hacer, mantener, cuidar o alcanzar aquello acordado sea con uno mismo o con otros.
A muchas personas les asusta, y evitan comprometerse. Las hay que solo se comprometen cuando lo van a hacer de verdad. Otras se comprometen una y otra vez con diferentes cosas y personas a sabiendas de que jamás cumplirán y otros ante la adversidad se echarán atrás.
Podemos comprometernos con muchas cosas, pero probablemente uno de los aspectos con los que más suele asociarse este concepto es con el de las relaciones afectivas y de pareja. Es por ello que en este artículo vamos a hablar sobre cómo establecer compromisos sanos en las relaciones de pareja.
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Contextualizando el concepto compromiso en el amor
Comprometerse a algo o con alguien, tener y mantener la propia palabra y la lealtad ante una obligación contraída. En el contexto de una pareja, entendemos como compromiso la voluntad y permanencia en la situación y en la relación, de mantener la relación de manera sólida hasta el final a pesar de las dificultades que puedan surgir.
El compromiso supone la asunción de responsabilidad en el mantenimiento, cuidado y devenir de la relación, la elaboración de un proyecto común del que ambos miembros quieren formar parte. Ahora bien, para que sea tal tiene que verse como algo positivo y deseable, no como una imposición o algo farragoso. Es necesario la existencia de un interés mutuo y en la perduración de la relación. También requiere de de una valoración semejante de lo que se espera de la relación y de una aceptación de lo que los dos miembros de la pareja desean.
Es necesario tener en cuenta que la comunicación es un elemento clave para que exista compromiso con la pareja: cada persona es un mundo y es necesario que ambos integrantes comuniquen sus expectativas al respecto. La idea de fidelidad es uno de dichos aspectos, así como la voluntad de tener o no tener hijos, la repartición de roles y tareas o las prioridades.
El compromiso es pues un elemento clave a la hora de tener una relación. La falta de él por parte de uno o ambos miembros de la pareja puede llevar a que la relación fracase, generando gran sufrimiento a ambos miembros (especialmente a la parte que sí está implicada) o incluso que no llegue a formarse como tal más allá de una aventura.
El triángulo del amor de Sternberg
La idea del compromiso es algo que ha sido considerado dentro de las relaciones amorosas desde hace siglos, y ha sido incluida en diversas teorías referentes a la atracción romántica y la formación de parejas. Una de las teorías más conocidas en la actualidad es la propuesta por Sternberg.
Para este autor, existen muy diversos tipos de amor, los cuales dependen de la interacción entre tres componentes clave: la pasión, la intimidad y el compromiso.
La pasión hace referencia a la cualidad más instintiva y emocional, el deseo y la necesidad, la parte enérgica, romántica y sexual de la relación. La intimidad se referiría a la parte más sentimental y vincular, el deseo de proteger y amar a la otra persona y de abrirse y recibir el uno del otro. Por último, el compromiso haría referencia a lo que comentábamos momentos antes: la voluntad de apostar, mantener y permanecer en la relación independientemente de las dificultades.
Un amor sin compromiso podría ser un mero encaprichamiento (sí únicamente se basa en la pasión) o cariño (si la base es la intimidad). Es posible encontrar amor romántico es una situación con relativa falta de compromiso, existiendo pasión e intimidad. Si hay intimidad y compromiso nos encontraríamos ante un amor sociable (tal vez más cercano a la amistad), sin pasión y con poco deseo.
Si no existe apenas intimidad pero sí pasión y compromiso nos encontraríamos con un amor fatuo. Por último, sí únicamente hay compromiso pero ha dejado de haber pasión y intimidad, estaríamos ante un amor vacío (un compromiso, en este caso, más bien vivido como imposición). El ideal de amor sería el amor consumado, en que los tres componentes anteriores se encontrarían equilibrados. Sin embargo, es el más complicado de alcanzar.
Pero que en un momento puntual haya un tipo de amor concreto no quiere decir que este no pueda cambiar con el tiempo. La pasión, la intimidad y el compromiso pueden llegar a aparecer y desaparecer, entrenarse y desarrollarse.
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Cómo crear compromisos sanos y realistas en las relaciones de pareja
Crear y mantener el compromiso en una relación de pareja puede ser más difícil de lo que parece. De cara a intentar generarlo y mantenerlo, resulta recomendable tener en cuenta la importancia de los siguientes aspectos.
1. Comunicación
Como hemos dicho anteriormente, una de las claves para que exista un compromiso es el hecho de que ambos manifiesten lo que esperan de su relación de pareja, lo que están dispuestos y hasta donde están dispuestos a comprometerse. No se trata de poner límites fijos, sino de dejar claro lo que puede esperarse el uno del otro y si existe voluntad de implicarse y mantener la relación. Asimismo, la comunicación permite que problemas y temas de relevancia puedan ser negociados y que no se enquisten y dificulten estar en sintonía con la pareja.
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2. Honestidad
Juntamente con el punto anterior, otro de los elementos imprescindibles para tener y mantener un vínculo de compromiso es la honestidad. Debemos ser capaces de expresarnos de manera auténtica y sin fingimientos, de tal manera que podamos indicar qué queremos, qué buscamos y qué nos llena.
3. Haced cosas juntos
Algo imprescindible para generar un vínculo en el que exista compromiso es el hecho de tener un proyecto común, elementos que os unan. Pasar tiempo juntos sin más no tiene por qué generar compromiso, pero dedicar tiempo a descubrirse el uno al otro y las cosas que nos gustan de nuestra pareja fortalece la relación y la determinación a preservarla.
4. Cuidado con expectativas irrealistas
Un posible problema que puede dificultar la existencia de un compromiso estable es la tenencia de expectativas irrealistas sobre la otra persona o sobre la relación. Debemos tener en cuenta que en las relaciones también hay baches y momentos difíciles, y no por ello el compromiso tiene que romperse. Asimismo, pensar que la otra persona tiene expectativas excesivamente elevadas de nosotros mismos o nos demanda demasiado también puede terminar por debilitar el compromiso.
La solución pasa, como en todos los casos, por comunicarse de manera eficiente y fluida. También es posible trabajar las creencias y expectativas en cuestión.
Tened vuestro propio espacio
Si bien es necesario estar juntos y comunicaros, tampoco es sano el generar una vinculación sofocante y agobiante en que todo tenga que hacerse de manera conjunta. Es necesario que cada uno tenga su espacio y su tiempo para sí mismo. Lo contrario puede debilitar el compromiso por un exceso de presión.
Trabajad vuestros miedos
Uno de los aspectos que dificulta el hecho de mantener un compromiso es el hecho de tener miedo a lo que supone. Tratar este miedo puede requerir superar situaciones personales traumáticas (por ejemplo, rupturas o infidelidades previos que dificultan querer fiarse de otra persona). También es posible que pueda haber falta de compromiso por miedo a perder la libertad, un miedo que también debe hablarse y tratarse.
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