En las relaciones personales, tarde o temprano surgen discrepancias, porque cada persona tiene su punto de vista, sus creencias y su particular manera de ver el mundo.
Tener diferencias es algo natural, la parte amarga aparece cuando estás se convierten en un callejón sin salida. La relación se deteriora y aparece el sufrimiento y distanciamiento de la pareja. En las terapias de pareja estamos constantemente abriendo alternativas para encontrar una salida en el callejón.
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Abordaje de los conflictos de pareja: ¿qué hacer?
En el día a día del Instituto Psicode usamos un sinfín de técnicas con las que buscamos otras opciones para solucionar problemas que la pareja no puede por sí misma. Mediamos, trabajamos la flexibilidad, deshacemos dinámicas tóxicas, creamos escenarios de comunicación sana, enseñamos a cerrar historias pasadas, espantamos al orgullo, les presentamos el perdón y la magia de la reconquista. En fin, los psicólogos nos convertimos en facilitadores del acuerdo y la armonía en la pareja.
Es muy curioso, sin embargo, que la mayoría de las parejas se enfrentan una y otra vez a los mismos problemas. Cada pareja acaba repitiendo las mismas escenas y temáticas de conflicto. Hasta las propias personas que la forman saben cuál va a ser el desenlace de la situación, pero no pueden evitarlo; vuelven a hacer lo mismo una y otra vez, con la esperanza de que se resolverá. Pero ambos quedan atrapados por el conflicto.
Algo que nos asombra es que, cuando acuden a la consulta, observamos que muchas parejas tienen en su repertorio unas habilidades de comunicación muy buenas. Algunas incluso han leído y se han entrenado en asertividad, pero ni con esas consiguen superar los conflictos.
¿Por qué no pueden solucionarlo por si solos?
Hay muchas emociones implicadas, como la ira, la culpa o el miedo, que impiden ver la solución. El tema de conversación se convierte en estresante sólo con mencionarlo, porque han sido muchas ocasiones de fracaso en el intento y porque buscan que el otro vea el mundo como ellos, desde la misma perspectiva. Ahí aparece el principal obstáculo. La lucha constante en buscar quién tiene la razón.
Los temas que mayoritariamente nos encontramos en la consulta que son los motivos de discusión más frecuentes suelen ser: reproches respecto a la falta de implicación en responsabilidades domésticas y con los niños, puntos de vista diferentes con respecto a la educación con los hijos, problemas con las familias políticas, infidelidades no superadas, demandas de individualidad no entendidas por el otro miembro de la pareja, problemas en las relaciones sexuales, adicciones o celos.
Claves para superar el conflicto de pareja
A partir de estas consideraciones, veamos 8 reglas que pueden ayudaros a salir del conflicto.
1. Hablad del problema cuando no estéis inmersos en él
Normalmente en las parejas existen ciertas escenas repetitivas que acaban con un mal desenlace. La pareja erróneamente intenta poner solución en el momento que acontece el problema, apareciendo entonces la gran disputa. Es difícil encontrar razones cuando tenemos el cerebro emocional tomando el control de nosotros. Por ello, es recomendable hablar del problema una vez pasado, no “in situ”.
No es necesario solucionarlo ahora ni hoy. Posiblemente podáis hablar de ello y llegar a un acuerdo cuando estéis calmados.
2. Antes de ponerte a dialogar del problema, prepárate mentalmente
Haz un pequeño ejercicio de ajuste de expectativas para luego no frustrarte si la situación no se desarrolla como te gustaría.
Parte de la premisa de que cuando expongas el tema, la otra persona no lo percibirá como tú.
Los puntos de vista diferentes son sólo eso, diferencias. Hay que buscar un punto intermedio para ajustarlas y resolver el problema. Para ello, se tiene que pasar por un proceso de diálogo; la solución no viene inmediata. No te frustres si no sale a la primera, porque eso aumentará el enfado y será más difícil manejarlo.
Reflexiona sobre cómo la otra persona vive la situación, intenta verlo desde su perspectiva. Realiza un pequeño ejercicio de empatía para ponerte en el lugar del otro, para entender por qué quizá el otro miembro de la pareja está actuando así. Seguramente encontrarás en el ejercicio que la otra persona no tiene intencionalidad de lastimarte, sino que interpreta la situación de otra forma diferente.
Recuerda que cada uno propone soluciones diferentes, marcadas por su cultura, sus modelos de creencias de la infancia, sus experiencias pasadas... Esto hace que saque conclusiones, valores diferentes a los tuyos, y que no vea el problema como tú.
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3. Cuando te sientas pequeño e indefenso, no recurras a generar miedo
Puedes sacar tu fuerza hablando de un futuro donde ambos estéis felices. Por ejemplo, encontramos muchos casos que recurren a amenazar con la separación ante la mínima disputa. Esto genera más tensión en la situación y hace más difícil buscar una opción.
Prueba a buscar argumentos en los que manifiestes tu intención de solucionar el problema, de poner de tu parte para buscar consenso y seguir caminando juntos. Esta opción hace que el otro miembro guarde su escudo defensivo y así sea más fácil la comunicación y la búsqueda de alternativas.
4. Cuanto más se altera el otro, más esfuerzos tengo que hacer yo por mantener la calma
Si no conseguimos estar en un ambiente propicio para el diálogo, eso será la señal de que no es momento de hablar. Podemos posponerlo. Hay una extraña manía en resolver todo ya, y eso sólo trae más problemas. Por ejemplo, los fines de semana, sin las interrupciones y presiones de las obligaciones del día a día, favorecen que haya más acercamiento en la comunicación y con ello que la solución esté más accesible.
5. Pedir perdón no es de débiles
A veces, con un simple lo siento se abren mil caminos de solución. No tengas miedo. El orgullo sólo enquista el problema.
6. Sin espectadores, es mejor
Recuerda la regla más importante: “con niños delante, no” , ya que al final ellos sufren con las discusiones y no saben manejarlo. A veces surgen problemas delante de amigos o familiares. Es mejor hacer de tripas corazón y dejarlas para luego, porque al tener testigos delante, aparece la imperiosa necesidad de tener razón y eso sólo hace que nos volvamos más extremistas y radicales para ganar delante de los otros.
7. Entrénate en el A-B-C, los 3 ingredientes que te ayudarán a expresarte
En primer lugar, habla de cómo te sientes sin juzgar a la otra persona. Muestra tu parte de acuerdo con lo que el otro piensa o siente y valídalo también.
En segundo lugar, pídele sin usar reproches y sin soltar ironías lo que tú esperas, lo que te gustaría que pasara. Hazlo sin generalidades y abstracciones, cuanto más concreto mejor. Recuerda no sacar el pasado, miramos hacia delante.
Finalmente, explica las consecuencias positivas que tú crees que tendría si lo que demandas sucediera, ya no sólo para la pareja sino para cada uno de los dos por separado.
8. No abriremos varias puertas a la vez
Si estás hablando de un tema, es importantísimo que no atraigas otro error o problema pasado. Prohibido mezclar temas para llenarte de razón. La clave es dialogar, y buscar soluciones paso a paso. Si mezclamos, abrimos muchas heridas y luego es difícil permanecer lo suficientemente racionales para encontrar la salida. Si el otro se siente muy culpable o herido poco ayudará a que ponga de su parte, más bien tenderá a defenderse.
Esperamos que os ayuden estas reglas, si en algún momento crees que necesitas un refuerzo o ayudaros a salir del callejón, en el Instituto Psicode tenemos expertos para guiaros. Puedes llamarnos al 910000209.