Después de acompañar en el plano de lo profesional a parejas que llegan a consulta con la necesidad de sanar un vínculo fragmentado debido a una infidelidad por parte de alguno de los dos, puedo decir que hay maneras de reconstruir el vínculo, la confianza.
Pero el camino es largo, y no todas las parejas están dispuestas a recorrer este sendero. En el camino, muchas parejas deciden simplemente desertar.
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El significado de la infidelidad
Para empezar, es importante dar un foco y sentido a lo que significa la fidelidad en términos de Occidente; así podremos ir tejiendo el significado de esta falta en una cultura castigadora y acusadora.
Entendamos el significado. La infidelidad es la elección que va en contra de esos pactos implícitos y explícitos que configuran el vínculo. Esta acción no hace referencia a lo meramente sexual; el encuentro carnal en el plano de una infidelidad es solo una de las varias causas que formulan esta realidad.
Cualquiera que sea la causa fundamental de la infidelidad, sí o sí genera dolor en quien lo experimenta, y ese sufrimiento se atenúa en mayor o menor medida dependiendo de las expectativas, los proyectos y sobre todo la cultura que los acompaña. Aun así, genera dolor.
Siempre he pensado que la fidelidad es una elección consciente que se sustenta desde el vínculo y que trasciende lo meramente físico. ¿Qué pasa entonces cuando todas tus expectativas están puestas en ese otro, que se convierte en tu todo, en tu sentido, en tu razón profunda y en tu única verdad; y entonces aparece la infidelidad? Una traición que genera un trauma profundo en la relación. Pero no solo se limita a la relación, también te confronta con lo que tú eres como ser humano; con tu concepto, con tu imagen, con tu valor como persona, con tu ego.
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La pregunta clave
Es el momento de preguntarte si realmente los acuerdos eran tan claros que han dado lugar a una interpretación errada por parte de nuestra pareja frente a la infidelidad y sus límites.
Tras entender el alcance de la infidelidad, llega la pregunta: ¿Vale la pena seguir construyendo con esa persona que ha transgredido los límites de mi confianza y de mi reconcomiendo? En esta pregunta van a entrar a tomar valor muchos elementos como: la familia, los proyectos, los sueños e intereses que se tienen con el otro... Pero sobre todo, la pregunta debe estar determinada por el Yo. Por mi valía personal y por lo que significa para mí el vínculo en relación a mis intenciones personales; solo desde este lugar es posible construir y llegar a un acuerdo con uno/a mismo/a frente a lo que elegimos.
En nuestro sistema tenemos muy arraigado el sentido de la unidad, es por esto que frecuentemente nos sumimos en el deseo de sostener, a veces, relaciones insostenibles; pero esto lo entendemos después de pasar por el dolor de la traición tantas veces como sea posible.
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En terapia
Las parejas que llegan a terapia con la ilusión de encontrar el perdón y de volverle a dar sentido a la confianza, al vínculo y a su relación de pareja, se enfrentan a una realidad incómoda, áspera y a veces incluso desintegrada que nos llama al orden, y es justamente la terapia, el acto de hablar sobre lo incómodo, de poner sobre la mesa eso que evitamos al máximo porque nos llama a la responsabilidad de ocuparnos de uno/a mismo/a. En un acto de responsabilidad y otros de desesperanza nos encontramos ahí sentados frente a un tercero en que pongo toda la ilusión de volver a integrar mi sentido más básico de humanidad.
Encuentro tras encuentro se empiezan a reconocer, dependiendo del foco terapéutico que el profesional logre entrelazar en su discurso y en su proceder, los canales de introspección necesarios para que desde la individualidad aparezca la responsabilidad que se tiene con el otro, y así entender que se necesita más que comunicación, proyección, sentido, amor, reconocimiento para hacer sostenible una relación.
Este navegar lleva a la pareja a hacerse preguntas distintas y a integrar el propósito para que el sistema sea adecuado. Los acuerdos nunca nos pueden llevar a hacer renuncias, ni a asumir cargas que no son naturales, ni a exigir cambios improcedentes. Una relación de pareja debe ser un perfecto equilibrio entre dos personas que se eligen como proyecto de vida.
En ese sentido, el espacio terapéutico permite integrar tus deseos, mis deseos, tus límites, mis límites y nuestro acuerdo relacional.
Solo el movimiento terapéutico apalancado por el movimiento psíquico de cada uno de los consultantes que constituyen la pareja logra hacernos avanzar; no movilizados por el ego, sino por el amor mismo. Entonces es posible hablar de una reconciliación, es decir, una nueva revisión a lo que somos como individuos en un sistema de pareja.
Lina Fernanda Tamayo
Lina Fernanda Tamayo
Psicóloga Holistica & Transpersonal - Coach de vida
Como terapeuta especialista en parejas busco llegar a acuerdos sostenidos por el amor, el reconocimiento y sobre todo el respeto. Busco integrar la individualidad del ser en un sistema que opera en un entorno. Busco desdibujar la culpa para darle foco a la responsabilidad por el cuidado del otro. Busco que la conciencia elevada me permita elegir con criterio y accionar en honor a eso. Busco un cierre que solo tiene dos salidas: elegirnos nuevamente o agradecer por lo que fuimos, generar aprendizaje y continuar.
Se necesita mucha valentía para elegir.
Se necesita coraje para hacerle frente a la incomodidad.
Se necesita determinación para creer, confiar y construir en un mundo cortoplacista, efímero, condicionado y temporal.