La personalidad introvertida es una de las que más interés despierta tanto en los ámbitos de la psicología diferencial y aplicada como en el de la cultura popular. Y es que muchas personas se sienten identificadas con la categoría de “introvertidas” a partir de la valoración que hacen del modo en el que se relacionan con el entorno y con los demás.
Pero… ¿en qué consiste exactamente ser una persona introvertida más allá de esa noción de que tiene algo que ver con la timidez? Veámoslo empezando, en primer lugar, por la pregunta más básica de todas.
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¿Qué es la introversión?
La introversión es un concepto acuñado originariamente por Carl Jung, conocido entre otras cosas por ser uno de los discípulos de Sigmund Freud que terminaron distanciándose de su maestro. Jung creó las categorías de introversión y extraversión para referirse a una dualidad de rasgos psicológicos mutuamente excluyentes (si bien toda persona introvertida tiene algo de extravertida y viceversa) y que se basaban en una idea principal.
Esta idea era que los introvertidos tienden a centrar su actividad psicológica en procesos mentales privados y solo relacionados con el entorno de manera indirecta, mientras que los introvertidos tienden a buscar estímulos externos en el presente, constantemente.
Con el tiempo, el paradigma psicodinámico del que partieron tanto Jung como Freud fue perdiendo fuerza, pero en la segunda mitad del siglo XX, partiendo de un enfoque psicométrico los investigadores de la psicología diferencial, mantuvieron vigente la dialéctica introversión-extraversión porque vieron que describe bien el modo en el que una parte de la personalidad humana nos distingue y explica las tendencias de nuestro comportamiento.
En concreto, tanto Raymond Cattell como Hans Eysenck, dos de los principales referentes en el ámbito de la psicología diferencial, han utilizado esta categoría en sus modelos de personalidad. Y no son los únicos.
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Su relación con la timidez
A pesar de que es muy fácil confundir introversión con timidez, y que a la práctica es muy fácil que estas dos características se den a la vez en las personas, técnicamente no son lo mismo, y no es infrecuente encontrar personas introvertidas que no son tímidas, si bien el caso inverso sí es más extraño.
La principal diferencia entre las personas introvertidas y las tímidas es que las primeras no tienen por qué sentir preocupación por dar una mala imagen, y tampoco tienen por qué tener un cierto respeto ante la situación de relacionarse con personas que no conocen. Su vínculo con el ámbito “privado” de la propia mente no es fruto del temor, sino más bien del modo en el que procesan la información en tiempo real.
Características de las personas introvertidas
A la hora de describir los rasgos típicos de las personas introvertidas, los más comunes son lo siguientes.
1. Evitan estar constantemente en entornos cambiantes y complejos
Las personas introvertidas sienten un importante desgaste psicológico si tienen que estar constantemente involucrándose en hechos que transcurren a su alrededor y que presentan un grado de incertidumbre relativamente alto. Por ejemplo, si deben llevar a cabo trabajos de cara al público a jornada completa.
Es por eso que necesitan “reponer fuerzas” alejados de esa clase de contextos.
2. Necesitan disponer de tiempo a solas
Otra de las características de las personas introvertidas es que buscan activamente reservarse un tiempo y un lugar para estar a solas. Esto no solo tiene que ver con la necesidad de descansar, sino que, por su manera de ser, buena parte de las actividades que consideran más motivadoras y estimulantes se basan en la introversión y por consiguiente tratan de disponer de entornos que no presenten distracciones.
Esto es algo que afecta especialmente a las relaciones de pareja, y algo que puede ocasionar problemas si choca con las expectativas de la otra persona, que puede interpretar esto como un distanciamiento o como un signo de que el vínculo amoroso es débil.
3. Tendencia a relacionarse con poca gente
Esta es otra de las consecuencias del modo de funcionar de la mente de estas personas. Como buscan especialmente entornos estables y no aprecian demasiado las situaciones en las que hay incertidumbre, las personas introvertidas prefieren relacionarse con un círculo de amistades más bien pequeño, y no depender de muchas otras interacciones cara a cara con quienes estén fuera de ese conjunto.
Como consiguiente, no suelen ser personas muy habladoras ni asertivas, ya que prefieren mantener un perfil bajo en sus relacione sociales para no alargarlas demasiado y mantenerlas simples, sin complicaciones.
4. Prefieren lo práctico a lo llamativo
Para los introvertidos, el capital social no tiene mucho valor más allá de aquellas personas con quienes mantienen un vínculo emocional fuerte. Por eso, la idea de querer llamar la atención no tiene demasiado sentido para ellas, y esto incluso tiende a reflejarse en su manera de vestir, elegido no tanto por su estética llamativa como por criterios de uso práctico, como su comodidad.