Aunque en la actualidad la mayoría de psiquiatras prescriben inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), de la noradrenalina (ISRN) o de ambos neurotransmisores (IRSN) para tratar los síntomas depresivos, en los casos atípicos se sigue utilizando con cierta frecuencia el tipo más antiguo de antidepresivo: los IMAO.
En este artículo describiremos los efectos principales de los inhibidores de la enzima monoaminooxidasa y los tres tipos que existen, en función de la subclase de esta enzima que sea inhibida por la actividad del fármaco: los IMAO irreversibles y no selectivos, los inhibidores de la MAO A y los inhibidores de la MAO B.
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¿Qué son los IMAO? Efectos de estos fármacos
Los inhibidores selectivos de la enzima monoaminooxidasa, conocidos habitualmente por las siglas “IMAO”, son la primera clase de fármacos que fue utilizada para el tratamiento de la depresión. El IMAO original, la iproniazida, fue desarrollado en la década de 1950 como medicamento para la tuberculosis y llamó la atención por su efecto positivo en el estado de ánimo.
Los IMAO ejercen un efecto agonista en los neurotransmisores monoaminérgicos, los más importantes de los cuales son la dopamina, la adrenalina, la noradrenalina y la serotonina. Lo mismo sucede con el resto de antidepresivos, entre los que destacan los tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antidepresivos de cuarta generación.
La enzima monoaminooxidasa se localiza en los botones terminales de los axones de las neuronas monoaminérgicas. Su función consiste en eliminar los neurotransmisores de este tipo para evitar que se acumulen en exceso. Los IMAO reducen la actividad de esta enzima, y en consecuencia aumentan los niveles de monoaminas.
Existen dos tipos de enzima MAO: la A y la B. Mientras que el primero se ocupa de la metabolización de serotonina y noradrenalina, muy relevantes en los síntomas depresivos, la MAO B se asocia con la eliminación de dopamina, que se relaciona en mayor medida con otro tipo de trastornos, como la enfermedad de Parkinson.
En la actualidad estos fármacos se utilizan para sobre todo para tratar la depresión atípica, caracterizada por la respuesta emocional positiva a los eventos agradables, el aumento de peso, la hipersomnia y la sensibilidad al rechazo social. Algunos de ellos se aplican también en casos de trastorno de pánico, fobia social, infarto cerebral o demencia.
Tipos de IMAO
A continuación describiremos las características principales de los tres tipos de fármacos de la clase de los inhibidores de la monoaminooxidasa. Esta división se relaciona con dos factores: la intensidad de los efectos (inhibición transitoria o destrucción total de la enzima MAO) y la selectividad con respecto a los dos subtipos de MAO (A y B).
1. Inhibidores irreversibles y no selectivos
Inicialmente los IMAO destruían completamente la enzima monoaminooxidasa, impidiendo su actividad hasta que se sintetizaba de nuevo (lo cual tiene lugar aproximadamente dos semanas después del inicio del tratamiento farmacológico). Es por esto que se los calificaba como “irreversibles”.
Además, los primeros IMAO se dirigían tanto a la monoaminooxidasa A como a la B, de modo que incrementaban de forma indistinta los niveles de todas las monoaminas. El calificativo “no selectivo” se deriva de esta característica.
Tanto la enzima MAO A como la B se ocupan también de eliminar el exceso de tiramina, la monoamina cuya acumulación explica los efectos secundarios más característicos de los IMAO: las crisis hipertensivas o “efecto queso”, que pueden hacer que se den infartos o hemorragias cerebrales tras consumir alimentos con tiramina como el queso, el café o el chocolate.
Dado que los inhibidores irreversibles y no selectivos inhiben ambas enzimas, el aumento de los niveles de tiramina asociado a su consumo era extremo. Tal riesgo provocaba una fuerte interferencia en la vida de quienes tomaban IMAOs de esta clase y espoleó el desarrollo de otros tipos de IMAO con efectos más específicos.
Entre los fármacos de esta categoría que aún se siguen comercializando encontramos la tranilcipromina, la isocarboxazida, la fenelzina, la nialamida y la hidracarbazina. Todos ellos pertenecen al grupo de compuestos químicos conocidos como hidrazinas, a excepción de la tranilcipromina.
2. Inhibidores de la monoaminooxidasa A
Las abreviaturas “RIMA” e “IRMA” (inhibidores reversibles de la enzima monoaminooxidasa) se usan para hacer referencia a un tipo de IMAO que no elimina completamente la enzima, sino que inhibe su actividad mientras duran los efectos del medicamento. Además la mayoría de los IRMA ejercen su función de forma selectiva sobre la MAO A.
El rol de la enzima MAO A es el de metabolizar la noradrenalina y la serotonina. Dado que estas monoaminas son los neurotransmisores más claramente implicados en los síntomas depresivos, los inhibidores selectivos de esta subclase de la enzima MAO son los más útiles en el tratamiento de la depresión.
Los IMAO A más conocidos son la moclobemida, el bifemelano, el pirlindol y la toloxatona. Se usan básicamente como antidepresivos, aunque la moclobemida también se utiliza para el manejo del trastorno de ansiedad social y el de pánico, y el bifemelano se aplica en casos de infarto cerebral y/o demencia senil en que hay presentes síntomas de tipo depresivo.
3. Inhibidores de la monoaminooxidasa B
A diferencia de la monoaminooxidasa A, el tipo B no se asocia a la inhibición de la noradrenalina y la serotonina sino al de la dopamina. Es por esto que, más que para tratar la depresión, los IMAO B se utilizan para enlentecer el progreso de la enfermedad de Parkinson. No obstante, son mucho menos habituales que los que inhiben la MAO A.
Existen dos inhibidores de la monoaminooxidasa B especialmente utilizados: la rasagilina y la selegilina. Ambos son irreversibles, es decir, destruyen la enzima MAO en lugar de inhibir su función de forma temporal. Su principal ámbito de utilización se enmarca en las primeras etapas de la enfermedad de Parkinson.