Los trastornos del estado de ánimo son, después de los trastornos de la ansiedad, los más prevalentes en la población. Dentro de estos tipos de trastorno, la depresión es el más conocido y frecuente. Y para afrontar esta clase de psicopatologías en el ámbito de la medicina, se han ido desarrollando diferentes tipos de antidepresivos, los cuales son psicofármacos de uso relativamente común en el mundo de la psiquiatría.
En este artículo encontrarás un resumen de las diferentes variedades de antidepresivos, así como de para qué sirven estos medicamentos, y las precauciones que hay que mantener al utilizarlos debido a los riesgos asociados a estas sustancias.
Recordando conceptos: ¿qué es depresión?
El principal objetivo de los diferentes tipos de antidepresivo es tratar la depresión. Se trata de un trastorno que causa grandes problemas en prácticamente la totalidad de los ámbitos vitales del ser humano, afectando tanto a cognitivo como emocional e interpersonal. Por este motivo, su tratamiento es uno de los grandes objetivos de la psicología y de la psiquiatría, elaborándose distintos tipos de tratamientos tanto a nivel psicológico (como el tratamiento cognitivo-conductual) como farmacológico, en forma de antidepresivos. De hecho, el uso de medicamentos de esta clase es uno de los principales recursos de la psiquiatría al ayudar a las personas deprimidas; de ahí que este grupo de fármacos reciba el nombre de "antidepresivos".
Respecto a estos últimos, la investigación a lo largo de la historia ha producido numerosos tipos de antidepresivos con el fin de producir una mejora en la sintomatología depresiva, evitando en lo posible efectos secundarios.
A nivel clínico se considera depresión aquel cuadro en el que se presenta un estado de ánimo triste (pudiendo verse como irritable en el caso de la depresión infantil) junto con la ausencia de motivación y de experimentación de placer, juntamente con otros síntomas tales como problemas de sueño o peso.
Las personas deprimidas tienden a presentar un elevado nivel de pasividad a nivel vital, sintiendo que tienen poco control de sus vidas y apareciendo frecuentemente sentimientos de desesperanza. Quien padece una depresión presenta pues un elevado nivel de afecto negativo, junto con un bajo afecto positivo y, en general, suele presentar un bajo nivel de activación tanto a nivel mental como fisiológico.
Así, los diferentes tipos de profesionales que se encargan de trabajar con el fin de mejorar la situación de estas personas han de encontrar métodos y mecanismos que permitan hacer frente a dichas dificultades, habiéndose creado desde la farmacología los diferentes tipos de antidepresivos que se describen a continuación.
Principales tipos de antidepresivos
Los diferentes antidepresivos tienen diferentes mecanismos de acción, mas las principales hipótesis y tratamientos explican la depresión a partir de la degradación de monoaminas y/o serotonina, con lo que los antidepresivos creados se centran principalmente en evitar la degradación de dichas sustancias y mantenerlas durante más tiempo en el espacio sináptico.
1. Inhibidores de la enzima MonoAmino Oxidasa o IMAOS
Se trata de los primeros antidepresivos descubiertos. Su actuación se basa, como en el resto de tipos de antidepresivos, en impedir la degradación de las monoaminas, concentrándose en una enzima en particular. Esta enzima es la monoaminooxidasa, que es emitida desde la neurona presináptica cuando capta un exceso de monoaminas en la sinapsis cerebral con el fin de eliminar dicho exceso. Así, eliminar o bloquear esta enzima impide la degradación de monoaminas en el espacio sináptico, habiendo una disponibilidad mayor de estos neurotransmisores.
Sin embargo este tipo de antidepresivo presenta un elevado riesgo para la salud, dado que en interacción con sustancias que contengan tiamina (sustancia que se encuentra fácilmente en una amplia variedad de alimentos) puede provocar crisis hipertensivas, junto con otros efectos secundarios desagradables. Por esto son principalmente empleados en los casos en que otros antidepresivos no han presentado efecto.
Tipos de IMAOS
Dentro de los IMAOS podemos encontrar dos subtipos. El primer subtipo es el de los inhibidores irreversibles de la monoaminooxidasa, cuyo principal mecanismo de actuación es la completa destrucción de esta enzima, con lo que hasta que ésta no vuelva a generarse se pierde su funcionalidad básica. Este tipo de antidepresivo es el que presenta mayor riesgo, siendo peligrosa su interacción con otras sustancias ricas en tiamina y habiéndose de vigilar cuidadosamente los alimentos a consumir para evitar problemas graves de salud.
Un segundo subgrupo son los inhibidores reversibles de la monoaminooxidasa o RIMA, los cuales resultan preferibles a otros tipos de IMAOS debido a que no suponen un riesgo tan elevado ni tienden a interaccionar con la dieta. Su funcionamiento se basa en inhibir de forma temporal la función de la enzima. La moclobemida es una de las sustancias que forman parte de este tipo de antidepresivos.
2. Antidepresivos tricíclicos y tetracíclicos
Estos fármacos son, después de los IMAOS, los más antiguos y lo que por un largo período de tiempo fueron los antidepresivos más empleados. Su mecanismo de actuación se basa en impedir la recaptación de serotonina y noradrenalina. Sin embargo su actuación es inespecífica, afectando a otras hormonas tales como la acetilcolina, la histamina y la dopamina. Debido a ello puede presentar efectos secundarios serios e incluso resultar adictivos.
La sobredosis por este tipo de sustancias es potencialmente mortal. Por estos motivos y ante el descubrimiento de nuevas sustancias ya no son tan empleados, más se pueden seguir encontrando en la práctica clínica debido a su mayor efecto en casos de depresión graves.
3. Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina o ISRS
Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina son en la actualidad el tipo de antidepresivo más empleado en la práctica clínica, siendo tratamiento de elección en casos de depresión, entre otras cosas porque los efectos secundarios que producen no son tan intensos como los de otros fármacos utilizados con el mismo fin.
Se trata de psicofármacos que actúan inhibiendo de manera específica la reabsorción de la serotonina, no presentando efectos en otros neurotransmisores. Si bien pueden producir algunos efectos secundarios estos suelen ser leves (náuseas, vómitos o sedación ligera entre otros), son una de las clases más seguras, aplicándose en pacientes que no han tenido contacto previo con antidepresivos.
Además de ello, la relación existente entre depresión y ansiedad y el mecanismo concreto de actuación del ISRS hace que se haya utilizado también como tratamiento de elección en algunos trastornos de la ansiedad.
4. Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina y la Noradrenalina o ISRN
Este tipo de antidepresivo, siendo sus exponentes más conocidos la venlafaxina y la duloxetina, actúa sobre la serotonina y la noradrenalina al igual que ocurre con los tricíclicos. La principal diferencia con este otro tipo de antidepresivo se encuentra en su especificidad, es decir mientras que los inhibidores duales de la serotonina y la noradrenalina tienen un efecto únicamente en estos dos neurotransmisores, los tricíclicos tienen un efecto en otras sustancias como la acetilcolina, pudiendo producir efectos secundarios.
Dado que trabajan no solo sobre la serotonina sino también con la noradrenalina estos fármacos manifiestan un efecto relativamente más rápido que otras sustancias.
5. Inhibidor Selectivo de la Recaptación de la Dopamina y la Noradrenalina: Bupropión
Si bien esta sustancia es más conocida por resultar de gran utilidad en la desintoxicación de la nicotina y otras sustancias, el bupropión ha demostrado tener efectos positivos en casos de depresión, actuando al inhibir el transporte de dopamina y noradrenalina.
Otra clasificación: antidepresivos atípicos y típicos
Esta otra manera de categorizar los psicofármacos antidepresivos dibuja una imagen muy general de su funcionamiento, por lo que en la práctica no es muy útil, aunque ayuda a ubicarse sin entrar en muchos detalles. Por un lado, el concepto de los antidepresivos típicos contiene todos aquellos antidepresivos que funcionan de un modo similar, normalmente haciendo que aumente la cantidad de noradrenalina y de serotonina que hay en los espacios sinápticos que hay en las neuronas del cerebro. Por el otro lado, los antidepresivos atípicos son una segunda generación de antidepresivos que engloba medicamentos con mecánicas de acción química muy diferentes entre ellas, y actúa como una especia de "cajón de sastre".
Riesgos y efectos secundarios
Como todos los psicofármacos, el uso de los diferentes tipos de antidepresivos puede conllevar diversos riesgos y efectos secundarios. Hay que tener en cuenta que entre la primera administración de antidepresivo y su acción terapéutica, en general, pueden llegar a pasar entre dos y cuatro semanas debido a que las neuronas tienen que realizar un proceso de adaptación y modificación de sus receptores, especialmente en lo relativo a la serotonina.
Sin embargo, la presencia de efectos secundarios puede darse antes de notar sus efectos terapéuticos, motivo por el cual el tratamiento con antidepresivos suele ser discontinuo y en muchas ocasiones abandonado. Algunos de los síntomas y riesgos del consumo de los diferentes tipos de antidepresivos disponibles son los siguientes.
Dependencia
Algunos tipos de antidepresivos pueden generar tolerancia y dependencia, siendo ejemplo de ello los tricíclicos. Asimismo el cese brusco de su consumo puede generar síndromes de abstinencia y efectos rebote, siendo necesario pautar tanto su consumo como el cese de éste. Es por eso que en ocasiones no se recomienda realizar una retirada brusca de su consumo, sino una más gradual que permita que el organismo se adapte a la nueva situación.
Sobredosis
La toma de una cantidad excesiva de antidepresivos puede conducir a una intoxicación y sobredosis, pudiendo ésta última resultar letal. Los tricíclicos son algunos de los fármacos que han registrado casos de este fenómeno, hecho a valorar a la hora de medicar a pacientes con ideaciones suicidas.
Crisis hipertensiva
Este tipo de efecto secundario es uno de los mayores riesgos que producen los IMAOS. Se debe a la interacción de esta sustancia con sustancias ricas en proteínas y tiamina, elementos frecuentes en la alimentación. Por ello es necesario un estricto control de la dieta y la realización de analíticas sanguíneas para prevenir problemas.
Síntomas sexuales y genitales
La toma de algunos antidepresivos produce en ocasiones un descenso en la libido de quienes los toman, disminuyendo el deseo o pudiendo provocar situaciones como la anorgasmia o la eyaculación retardada. Esto ocurre porque el desequilibrio hormonal producido por el consumo de estas sustancias se nota mucho en el comportamiento sexual, al ser este muy sensible a este tipo de cambios.
Somnolencia y problemas de sueño
Muchos tipos de antidepresivo provocan la aparición de somnolencia y sedación como síntoma secundario. Otros, como los IMAO, pueden llegar a suprimir el sueño paradójico o REM, produciendo asimismo problemas a la hora de consolidar nuevos conocimientos.
Síntomas maníacos
Algunas sustancias provocan que se pase de un estado deprimido a uno maníaco. Ejemplo de ello es el bupropión.
Otros síntomas somáticos y gastrointestinales
La presencia de náuseas y vómitos resulta habitual con la toma de estas sustancias. así como de cefaleas y temblores. De hecho, este tipo de síntomas son los síntomas secundarios más comunes durante el consumo de antidepresivos, siendo generalmente leves. Muchas de estas alteraciones aparecen inicialmente y con la aparición de tolerancia a la sustancia desaparecen.
¿Cuáles son los tipos de antidepresivos más seguros?
Es complicado hablar de los antidepresivos más seguros en general, dado que ello dependerá de varios factores, como el estado de salud general del individuo, su sexo, si está tomando otros medicamentos, o los síntomas depresivos concretos que está sufriendo.
Por ejemplo, aunque en el caso de las mujeres embarazadas se recomienda no usar antidepresivos en general, se considera que en casos en los que sea imprescindible recurrir a los psicofármacos para la depresión, los menos peligrosos tienden a ser los ISRS como el escitalopram o la fluoxetina. Por otro lado, además de los ISRS en general, hay algunos antidepresivos atípicos que destacan por ser más seguros que la mayoría, como la mirtazapina y la agomelatina. Eso sí, en todos los casos deben usarse bajo estricta supervisión médica y sin saltarse sus indicaciones.
En todo caso, no olvides que ningún psicofármaco está libre de riesgos, e incluso los tipos de antidepresivos más seguros pueden llegar a propiciar la aparición de complicaciones de la salud severas, tal y como ocurre con muchos otros medicamentos en general; ahora bien, las probabilidades de que eso ocurra son lo suficientemente bajas como para que compense utilizarlos si así lo considera el profesional de la salud que ha estudiado tu caso. Además, si tu médico no te receta uno de los psicofármacos que hemos visto en este listado de productos más seguros que el resto sino otro, no te preocupes; sigue siendo lo suficientemente poco peligroso como para comercializarse, y quizás presentas ciertas características que desaconsejan empezar el tratamiento por esos medicamentos que te habrían tranquilizado más. Como paciente, no asumas que sabes mejor que el médico lo que te conviene.