La metadona es un opiáceo sintético desarrollado en 1937, muy utilizado para asistir a personas que se encuentran en un proceso de desintoxicación a la heroína desde hace medio siglo.
Los resultados positivos que ofrece el uso de esta sustancia como terapia sustitutiva en las personas que desean superar una adicción fuerte como es la adicción a los opioides han propiciado que el tratamiento con metadona sea uno de los más utilizados en el ámbito clínico en este tipo de casos.
Ahora bien, parte del programa de intervención médica se basa en tener en cuenta los riesgos del uso de esta droga sustitutiva y reucir al máximo las probabilidades de que surjan problemas debido a su mal uso. Por eso, en este artículo hablaremos acerca de los riesgos y beneficios del tratamiento sustitutivo con metadona.
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Riesgos del tratamiento con metadona
A lo largo de las últimas décadas, el uso de la metadona se ha popularizado de manera conjunta a la terapia psicológica para atender a personas con adicción a diversos opiáceos, especialmente a la heroína y sus efectos han sido igualmente estudiados por los profesionales de la salud.
Son muchos los efectos beneficiosos del uso de la metadona como terapia sustitutiva ante drogadiciones, pero también existen una serie de riesgos que deben ser tenidos en cuenta durante el proceso, a continuación los resumimos.
1. Respiración lenta
La depresión respiratoria, que es el nombre técnico del efecto de respiración lenta que ocasiona a veces el uso de la metadona como tratamiento de desintoxicación de la heroína, puede poner en peligro la vida de la persona en los casos en los que ocurre.
Estos problemas respiratorios pueden aparecer de manera fortuita durante las primeras 24 a 72 horas de tratamiento, especialmente si se incrementa la dosis de consumo de manera indiscriminada y sin supervisión médica.
Además, el riesgo de respiración lenta puede afectar principalmente a personas con problemas o enfermedades respiraciones previas, así como casos de asma.
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2. Náuseas y vómitos
Las náuseas y los vómitos son algunos de los efectos secundarios clásicos del consumo de opiáceos, algo que afecta tanto de nivel físico como psicóloga en la persona que está inmersa en el proceso de tratamiento con metadona.
Así mismo, también son síntomas habituales la falta de apetito, la debilidad, la dificultad para tragar y los mareos a cualquier hora del día.
3. Inquietud
La inquietud es también uno de los efectos secundarios que ponen en riesgo la salud mental de la persona que consume metadona como mecanismo de terapia sustitutiva.
Esta inquietud se manifiesta en síntomas como la dilatación de pupilas, la taquicardia, el nerviosismo físico y psicológico y también el insomnio o la dificultad para descansar correctamente por las noches.
4. Disfunciones sexuales
Las disfunciones sexuales también son uno de los riesgos a los que se expone una persona al tratar un caso de adicción a la heroína con metadona.
Algunas de las más habituales son la disfunción eréctil o la incapacidad para mantener una erección y la falta de deseo sexual tanto en hombres como en mujeres.
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5. Picores o erupciones cutáneas
Los picores, las erupciones cutáneas o la urticaria son síntomas habituales en algunas personas, algo que depende siempre de sus características físicas o del tipo de piel que presenten.
Estos picores no afectan a todo el mundo de la misma manera, pero lo que sí es común su efecto de cierto desgaste en la salud mental y su contribución a un mayor malestar y una mayor inquietud en general.
6. Potencial adictivo
Aunque la metadona constituya una de los mejores tratamientos para superar la adicción a la heroína u otros fármacos, este opiáceo también es adictivo y se puede acabar generando una adicción potente, por lo que la supervisión médica debe ser constante.
Además, el tratamiento para la deshabituación a la metadona acostumbra a ser más duro y arduo debido al alto nivel de adicción que se genera a dicha droga.
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Beneficios del tratamiento con metadona
El tratamiento con metadona como mecanismo de terapia sustitutiva también ofrece una serie de beneficios que siguen suponiendo un recurso importante para los profesionales de la salud y sus pacientes con adicciones. Veamos los más importantes.
1. Reduce la necesidad de consumir opiáceos
El tratamiento con metadona reduce de manera muy notable la necesidad de consumir otros opiáceos, especialmente aquellos que generan una mayor adicción, como puede ser la heroína.
Este es el motivo por el que muchos consumidores habituales de heroína, especialmente aquellos que presentan un mayor nivel de adicción, terminan recurriendo al tratamiento sustitutorio con metadona.
2. Evita los efectos negativos de la retirada de la droga
La retirada del consumo de muchos opiáceos suele ser muy problemática, especialmente por los efectos físicos y psicológicos de malestar que esta ejerce en el organismo de la persona.
Pero la progresiva retirada del consumo de opiáceos con metadona ayuda a paliar los efectos adversos de la detención del consumo de la droga y ofrece posibilidades de éxito muy elevadas durante el proceso, al hacer que la persona se adentre en la dinámica del tratamiento sin tener que afrontar totalmente el síndrome de abstinencia desde un inicio.
3. Reducción de la probabilidad de sufrir enfermedades infecciosas
El tratamiento con metadona permite reducir el riesgo de sufrir enfermedades infecciosas asociadas al consumo de heroína u otros opiáceos debido al uso inadecuado de jeringuillas usadas antes por terceros (o por convivir en lugares con poca higiene en un contexto de marginalidad).
Esto es posible gracias al consumo controlado por parte de un profesional de la salud de una sustancia menos nociva como es la metadona, aunque igualmente adictiva.
4. Reducción de la actividad criminal
En casos en los que el adicto lleva a cabo actividades delictivas o criminales, la sustitución de la heroína por la metadona favorece la reducción de este tipo de actividades delictivas motivadas por el consumo ilícito de la droga.
Contar con una sustancia de sustitución diaria ayuda a las personas adictas a centrarse en su recuperación y a integrarse en la sociedad de manera progresiva.
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5. Genera una estructura en el día a día de la persona
Por último, el tratamiento con metadona también facilita una mayor estructura y rutina en la vida de la persona adicta, ya que esta debe responsabilizarse diariamente en acudir al centro correspondiente donde adquirir su dosis, algo que hace que se implique en el progreso del tratamiento.
Puesto que la metadona se consume en una sola dosis, esto permite a la persona organizar el resto de su día para superar su adicción y hacer todo lo posible para rehabilitarse y reintegrarse en la sociedad.
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