El abuso en la infancia afecta la capacidad de empatizar como madre

El trauma infantil puede alterar la empatía materna y afectar el vínculo con los hijos.

El abuso en la infancia afecta la capacidad de empatizar como madre

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Todas las personas llevamos una mochila metafórica en la que cargamos nuestras experiencias. Cada una de ellas influye en cómo vemos e interpretamos el mundo y a nosotros mismos. Influyen en quienes somos, aunque no lo determinan. Haber sufrido abuso en la infancia es una de las experiencias más dolorosas que una persona puede experimentar.

Aunque vamos a vivir situaciones adversas a lo largo de nuestra vida, durante la infancia somos especialmente vulnerables y lo que vivimos deja una fuerte huella. ¿Qué se considera abuso en la infancia? ¿Cómo afecta en el desarrollo emocional? ¿Cómo interfiere en la maternidad? ¿Se puede resolver esta situación? En este artículo damos respuesta a todas estas preguntas.

¿Qué entendemos por abuso en la infancia?

El abuso infantil engloba diferentes tipos de experiencias adversas en la infancia en la que una persona adulta —cuidadora principal de la criatura o no— pone en riesgo el bienestar físico, emocional o mental de el infante. Por supuesto, los abusos pueden ser ejercidos por más de una persona.

Podemos encontrar desde maltrato físico y emocional hasta abuso sexual, explotación, negligencia y abandono. Todas y cada una de estas experiencias generan graves consecuencias en el desarrollo emocional, psicológico —e incluso físico— de las víctimas.

¿Cómo afecta el hecho de haber sufrido abuso en la infancia en el desarrollo de la empatía?

Nacemos siendo completamente dependientes de nuestros cuidadores: les necesitamos, literalmente, para sobrevivir. A medida que vamos creciendo, ganamos autonomía de forma gradual. Sin embargo, durante toda la infancia necesitamos que nuestros cuidadores nos garanticen protección y seguridad tanto física como emocional.

En esta etapa aprendemos mucho sobre las relaciones con los demás. El tipo de vínculo que creamos con nuestros cuidadores va a influenciar en cómo entendemos las relaciones con los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. Cuando sufrimos abusos de cualquier tipo, interiorizamos la falta de seguridad y protección y entendemos que el mundo —y las personas— son peligrosas.

En este sentido, la teoría del apego señala que si el vínculo que establecemos con nuestros cuidadores es inseguro se pueden dar más dificultades para poder empatizar posteriormente. Además, desde la perspectiva de trauma se señala que ser víctima de este tipo de experiencias en la infancia dificulta el desarrollo de funciones mentales superiores como la mentalización —que nos permite reflexionar sobre nuestros estados internos y los ajenos—.

Debemos tener en cuenta que en la infancia el cerebro es especialmente plástico. Por tanto, las experiencias vividas en esta etapa pueden alterar el desarrollo de ciertas estructuras. Diversos estudios han demostrado que existen alteraciones en la amígdala —clave en el procesamiento de las emociones—, la corteza prefrontal —implicada en la regulación emocional y la toma de decisiones— y el cuerpo calloso —que integra aspectos emocionales y cognitivos entre hemisferios—.

Además, se ha observado también en diversos estudios que se produce una activación permanente de determinadas estructuras (eje HHA) y esto conlleva niveles elevados de cortisol, también conocida como la hormona del estrés. Tal y como puedes imaginar, todas estas alteraciones cerebrales tienen un impacto en el desarrollo emocional de la víctima.

No solo se ve alterada la capacidad para regular las propias emociones, sino que también interfiere en la capacidad de leer a los demás. Esto está directamente relacionado con la empatía. Así pues, madres que hayan sufrido abusos en la infancia pueden tener más dificultades para interpretar las necesidades de sus hijos y responder de forma sensible a ellas.

Efectos del abuso en la maternidad en el estilo de crianza

Existen diversos estudios en la actualidad en los que se ha observado una relación directa entre el abuso infantil y la empatía. Más concretamente, se ha estudiado que las mujeres víctimas de abuso en la infancia han tenido dificultades para ser empáticas con sus hijos e hijas.

La maternidad es una experiencia en la que se requiere de constante sensibilidad, empatía, regulación emocional y presencia. Todo esto puede verse dificultado al haber experimentado abusos, negligencia o abandono en la infancia. En este sentido, puede resultar más complejo para estas madres poder leer las señales que sus hijos emiten (llanto, necesidad de afecto, enfados…).

Estudios recientes señalan que madres víctimas de abuso en su infancia pueden adoptar estilos de crianza más autoritarios o incluso negligentes. Debido a sus dificultades para conectar con sus criaturas pueden dar lugar a respuestas inapropiadas, que van desde la indiferencia hasta los castigos, pasando también por reacciones excesivas.

La consecuencia de esto puede ser que, de nuevo, esos hijos establezcan estilos de apego inseguro con sus cuidadores y se repita el ciclo. Esto es lo que se conoce también como la transmisión de trauma a nivel intergeneracional. El hecho de no haber tenido modelos seguros y empáticos ni espacios donde sanar las propias heridas son factores de riesgo para perpetuar el trauma.

¿Se puede romper el ciclo?

El primer aspecto que debemos tener en cuenta es que no todas las mujeres madres que han sufrido abuso en su infancia acaban reproduciendo este patrón. La resiliencia juega un papel clave en este sentido, además de todo el trabajo que se pueda hacer a nivel individual. En este sentido, el trabajo psicoterapéutico para integrar las heridas y sanar el trauma es realmente necesario.

Por otro lado, aunque el vínculo con la figura principal de apego —que habitualmente es la madre— es crucial, debemos recordar que no es el único vínculo que la criatura establece. Es posible aprender diferentes formas de relacionarse y es necesario trabajar para que las criaturas puedan generar vínculos seguros con las diferentes figuras cuidadoras. Esto le ayudará a establecer relaciones saludables en el futuro y, de este modo, romper el círculo.

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Nerea Moreno. (2025, noviembre 12). El abuso en la infancia afecta la capacidad de empatizar como madre. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/abuso-infancia-afecta-capacidad-empatizar-como-madre

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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