Hoy en día todos habremos oído hablar de alguien que es adicto a la adrenalina. Personas que practican deportes de aventura o se exponen a situaciones de alto riesgo con el fin de sentir el chute de energía que provoca la adrenalina que genera el peligro.
Paracaidismo, puenting, ala delta, escalada... La mayoría de las personas que lo practican buscan experiencias intensas, pero son conocedores de los riesgos y toman precauciones para que el riesgo sea controlado.
Sin embargo, existe una condición en la que la percepción de peligro es inexistente y la exposición al peligro deja de estar en los límites de lo controlable. Se trata del síndrome de Pontius, del que vamos a hablar a lo largo de este artículo.
¿Qué es el síndrome de Pontius?
Recibe el nombre de síndrome de Pontius una rara y poco usual alteración consistente en la pérdida de percepción de peligro y miedo, la cual aparece ligada a una sobreproducción de adrenalina. Este síndrome también implica cierta dependencia a la adrenalina así como la adquisición de tolerancia a esta, lo que tiende a suponer la exposición habitual a situaciones de peligro y la necesidad de buscarlas activamente.
En este síndrome se observa una falta de control sobre la conducta así como una necesidad compulsiva de recurrir a actividades de alto riesgo. La persona busca actividades arriesgadas, que pueden poner en peligro su supervivencia, por el mero hecho de sentir adrenalina. Hay una falta de conciencia de peligro y las actividades se llevan a cabo sin que el sujeto se altere emocionalmente, no produciendo tampoco bienestar sino que tiende a haber un cierto nivel de frustración, rabia o malestar constantes que se ven aliviados por la exposición al riesgo.
A diferencia de las personas a las que les gusta la adrenalina y este tipo de actividades, las cuales pese a que hacen este tipo de actividades saben el peligro que corren, en el caso del síndrome de Pontius este factor no existe: el sujeto considerará que la situación de riesgo es segura y que no existe peligro, al haber perdido la sensación de peligro.
¿Cuáles son las causas de esta afectación?
El síndrome de Pontius no es reconocido por el momento por la comunidad médica o psiquiátrica y los conocimientos al respecto son más bien limitados. Sin embargo, sí se han observado anomalías a nivel neurológico que parecen estar a la base del trastorno,
El problema principal que presentan las personas con síndrome de Pontius es la presencia de muy elevados niveles de adrenalina producto de un desarrollo alterado de los nervios craneales 5.2 y 6 (trigémino y abducens), los cuales se encuentran hiperdesarrollados. Su hiperfuncionamiento y su vinculación con otros núcleos cerebrales afecta a la producción a adrenalina, incrementándose respecto a sus valores normotípicos y provocando con el tiempo adicción, tolerancia y la necesidad de experiencias fuertes para sentirse bien. y a las reacciones emocionales, como el miedo.
Si bien no se trata de una causa per se lo cierto es que el síndrome de Pontius podría estar relacionado con la presencia de altos niveles del rasgo de personalidad denominado Apertura a la experiencia o Búsqueda de sensaciones. No se trata de que quien tenga altos niveles de este rasgo tenga el síndrome de Pontius, pero si será mucho más probable que alguien con el síndrome tenga puntuaciones elevadas. Asimismo, alguien con alta búsqueda de sensaciones tiene mayor facilidad para manifestar comportamientos similares si llega a adquirir una adicción a la adrenalina.
Afectación en el día a día
El síndrome de Pontius puede tener repercusiones en diferentes ámbitos. A nivel laboral la tendencia a la búsqueda de riesgos puede dar lugar a accidentes, dificultades para hacer frente a tareas que puedan implicar riesgos innecesarios o excesivos e incluso conflictos y peleas con compañeros y superiores. Es posible también que implique el surgimiento de problemas legales, como la comisión de pequeños delitos (por ejemplo, ser detenido por escalar un edificio sin cuerdas) o la imposición de multas. A nivel social y familiar pueden existir también dificultades dependiendo de los niveles de riesgo asumidos por el sujeto.
Más allá de ello, también hay que tener en cuenta que la presencia continuada de altos niveles de adrenalina tiene por sí misma una repercusión sobre el organismo. Destaca especialmente el riesgo de problemas cardíacos si se mantiene durante mucho tiempo, así como hipertensión e hiperglucemia. Además de ello puede generar inquietud, estrés y ansiedad a largo plazo, así como problemas para dormir, visión borrosa, irritabilidad y nerviosismo.
Posible tratamiento
El síndrome de Pontius ha recibido muy poca atención y no existen tratamientos específicos para él, si bien es posible emplear distintos tipos de tratamiento para intentar disminuir la sintomatología.
A nivel psicológico es posible en primer lugar analizar los patrones de pensamiento, creencias y emociones para posteriormente emplear distintos procedimientos. Por un lado es posible intentar realizar una reestructuración cognitiva para modificar creencias, sesgos cognitivos y patrones de comportamiento desadaptativos.
Esto puede ayudar a que el sujeto establezca un control a nivel cognitivo sobre su conducta. A su vez, pueden aplicarse procedimientos similares a los que se utilizan en el tratamiento de las adicciones a sustancias. También puede trabajarse desde la exposición con prevención de respuesta a situaciones que normalmente elicitarían conductas de riesgo.
A nivel médico o farmacológico es posible trabajar para o bien reducir los niveles de adrenalina o bien para tratar quirúrgicamente la alteración presente en los nervios craneales antes mencionados.