Temas con mucha popularidad en estos días —lives, podcasts, conferencias— sobre crecimiento personal y el autoconocimiento; más no se refieren a lo mismo. Pueden existir muchos caminos y oportunidades para tu crecimiento, y una manera de alcanzar el autoconocimiento.
Crecimiento personal: desarrollo de habilidades Por una parte, el crecimiento personal se refiere al aumento de habilidades, con el fin de que puedas expresar tu máximo potencial en las diferentes áreas de desarrollo, personal y social.
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Una buena definición de crecimiento personal sería ese proceso de evolución en el que te embarcas durante toda la existencia, en el viaje de tu vida. Donde cultivas todo aquello que exteriorizas, psicológica y emocionalmente. Favoreciendo el que desarrolles nuevas aptitudes y comportamientos, los cuales te permitan mejorar y evolucionar hacia un estilo de vida en el que puedas alcanzar tus sueños y aspiraciones; y, por ende, te permita sentirte mejor.
¿Qué es el autoconocimiento?
En cuanto al autoconocimiento, según el psicólogo Goleman, es “conocer los propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones”. Definición que hace hincapié en la habilidad de observar y dar seguimiento a nuestro mundo interno, nuestros pensamientos y emociones, incluso desde que surgen.
Ambos conceptos están referidos a aumentar la calidad de vida y crecer como persona, por medio de un cambio profundo en la forma de pensar y relacionarte con el mundo. Pero particularmente, el autoconocimiento te posibilita tomar conciencia y comprenderte a ti mismo, como una manera de entender tus pensamientos, emociones, y también tus cualidades y deseos. Abarcando autoconciencia, autodescubrimiento y autorrealización.
La introspección como camino
Exige para ti un proceso directo, de entender y reflexionar sobre ti mismo, incluyendo debilidades y límites. Esto implica desarrollar tu identidad personal, a través de un proceso continuo de introspección y autoobservación. Porque tú no eres tus obras, lo que piensas o sientes; más allá de todo ello, eres tu esencia, desde dentro y desde siempre.
Más allá de la personalidad o las máscaras
¿Por qué te digo al margen de la personalidad o las máscaras? Porque dentro de la psicología, Jung se refirió con los términos de “máscara” y “persona” a la función adaptativa al mundo externo y a la vida social que todos poseemos.
Según este autor, creamos una personalidad conscientemente; sin embargo, esta procede tanto de nuestras experiencias conscientes como de nuestro inconsciente colectivo. Por ello, la personalidad resulta ser una máscara que adoptamos.
Pudiendo representar miedo, aislamiento, dependencia; o seguridad, conciencia y preocupación por ti mismo, por los demás y el bien común; incluso, hasta la disposición de sacrificarte por él. Cabe señalar que la máscara puede que “te represente” o puede “representar”.
La función social de las máscaras
Resulta interesante detallar que las máscaras, o el concepto de Persona, constituyen la faceta social, ese “exterior” que se muestra al mundo. Por eso se relaciona con la necesidad de crear una impresión específica ante los otros y, a la vez, ocultar la verdadera naturaleza.
Más lo que sí va quedando claro, es la necesidad de desarrollar la habilidad para comprender tus propias emociones y vivir con sentido, lejos de apariencias o representaciones.
Autoconocimiento como base del desarrollo personal
Muchos autores han recalcado el autoconocimiento como base para el desarrollo personal, destacando la importancia de la aceptación y la autenticidad. Por eso, el proceso de crecimiento personal tiene múltiples beneficios: puede ayudarte a desarrollar tu inteligencia emocional, a ser empático, asertivo, y al mismo tiempo a evitar relaciones tóxicas.
Pero solo prestar atención consciente a tus propios pensamientos, emociones, sensaciones, comportamientos, y a la interacción con los otros, te acerca al bienestar personal y sentido de vida.
Herramientas y prácticas para conocerte
Imagina que tu esencia, tu ser, tu verdadera identidad, esté presente. Que te des cuenta de qué piensas, qué experimentas, qué sientes; y seas capaz de expresarlo, vivirlo y aceptarlo.
Te comparto algo que podrías hacer, que te sirva para el desarrollo de un estilo de vida más enriquecedor para ti. Establece límites ante una situación que te esté afectando, tanto a nivel psicológico como emocional. Es un primer paso y realmente importante.
Habla con alguien que sepa escucharte de verdad, sin juzgarte, con quien te sientas comprendido. Busca un ancla que te lleve a un fondo seguro y que te permita sentirte mejor: un recuerdo hermoso, un momento agradable, una oportunidad, un pensamiento positivo… “¡Alégrate!”. Te puede servir, por lo demás, la meditación y la oración: son experiencias inestimables.
El reflejo en los otros y el viaje hacia adentro
Vale al mismo tiempo reconocer nuestra esencia cuando nuestra alma hace espejo con otro. El cosmos, el universo, los hilos invisibles que nos dan sabiduría, la física cuántica, nos están dando información. Pero ¿sabes qué deseas en la vida?
Te vas conociendo cuando aprendes qué es la vida, cuando te vacías de ti mismo para encontrar tu esencia, cuando ya no asumes “deberías” que te convierten en personajes. Aprovecha tu reflejo en los otros.
Puedes creerlo: hay aspectos de ti que se reflejan en el otro. Aprende a verte y reconocerte para alcanzar tu autoconocimiento. Hay algo tan cierto y es que como es afuera, es adentro, o como es abajo, es arriba…
Encontrarte en el silencio
Solo necesitas encontrar tu esencia. Ir a su encuentro es ir a tu encuentro. Esto es autoconocimiento. Pero solo es posible encontrarte en el silencio. Sumérgete en ti. Sí, te digo que lo que buscas es reconocerlo, porque lo que buscas ya lo eres.
Suéñalo así, créelo, es así. Desea hacer grandes y buenas cosas, para los otros y para ti. Que tu deseo sea intenso, aunque tu fuerza sea escasa. Es como ponerle alas a tus más íntimos deseos, que tu debilidad no te permite realizar plenamente. Contémplate con tu imaginación, siendo ya lo que deseas ser y actuando como deseas actuar.
Luego, solo queda agradecer. Tanto los sueños como lo ya vivido, aun cuando haya heridas, dolor, culpa, frustración. De todas las experiencias podrás sacar provecho, por sus enseñanzas, tus aprendizajes, tu autoconciencia; clave para que, en adelante, todo esté bien.


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