Entre lo que somos y lo que soñamos: cómo cerrar la brecha entre tu vida real y tus aspiraciones

Descubre cómo alinear tu vida real con tus aspiraciones para vivir con más sentido.

Entre lo que somos y lo que soñamos: cómo cerrar la brecha entre tu vida real y tus aspiraciones

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“La vida no es un problema que hay que resolver, sino una realidad que hay que experimentar”. Søren Kierkegaard

¿Te has sorprendido alguna vez pensando que la vida que llevas no se parece demasiado a la que imaginaste? Quizás tienes un trabajo estable, una casa cómoda, incluso una rutina bien organizada… pero dentro de ti persiste la sensación de que te falta algo. Ese “algo” suele ser el reflejo de tus aspiraciones, de la persona que sueñas llegar a ser.

Quizás hay algo que te está buscando y lo presientes. Un sueño que está ahí latente. Una vocación aun por descubrir. Un propósito de vida que asoma tímidamente pero no eres capaz aún de traerlo a tu mundo consciente. Puede, incluso, ser una pista de aquello para lo que has venido a ser en este mundo y aún no lo sabes.

Esta distancia entre lo que somos y lo que deseamos no es necesariamente un obstáculo del camino; de hecho es el camino y puede ser el motor que nos impulse a evolucionar. Sin embargo, también puede convertirse en un peso que nos frena si sentimos que nunca alcanzaremos lo que anhelamos. El psicólogo austriaco Alfred Adler entendió como pocos esta tensión y propuso caminos para vivirla sin que nos destruya.

El caso de Beatriz

En una de mis sesiones de coaching conocí a Beatriz (nombre ficticio), una mujer de 38 años que llegó con una sensación de desajuste profundo: su vida cotidiana estaba llena de responsabilidades, pero vacía de entusiasmo. Trabajaba como responsable administrativa en una empresa que le garantizaba estabilidad económica, pero cada día sentía que se alejaba un poco más de la persona que soñaba ser.

Mientras me relataba su situación, quedó claro que no se trataba simplemente de un problema laboral. Había una brecha emocional y existencial entre su identidad actual y sus aspiraciones, un fenómeno que la neurociencia explica como una disonancia entre la corteza prefrontal —encargada de planificar, tomar decisiones y proyectar el futuro— y el sistema límbico, donde residen nuestras emociones más profundas. Cuando estos dos sistemas no están alineados, aparece el estrés crónico y la sensación de estar atrapados en una vida que no nos pertenece.

Beatriz confesó que, desde niña, había soñado con trabajar en proyectos sociales, especialmente con adolescentes en riesgo de exclusión. Sin embargo, la presión familiar y el miedo a la inestabilidad económica la habían llevado por un camino diferente. Este conflicto interno me recordó las palabras de Tolstói: “Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.

S.A.B.E.S.

En el artículo que sigue, exploraremos cómo un proceso estructurado en cinco pasos, basado en la metodología S.A.B.E.S., puede ayudarte, como a Beatriz, a diseñar una vida más coherente y plena, transformando tus sueños en planes concretos y la incertidumbre en propósito.

  • Sintoniza con tus emociones:
 Beatriz comenzó identificando y aceptando sus emociones más profundas. Comprendió que su frustración y apatía no eran enemigas, sino señales de que algo importante en su vida necesitaba atención. Según la neurociencia, reconocer y regular las emociones activa la amígdala y fortalece la conexión con la corteza prefrontal, mejorando la claridad mental y la toma de decisiones.

  • Activa tus fortalezas: Muchas veces, cuando nos sentimos estancados, olvidamos los recursos internos que ya tenemos. A través de ejercicios específicos, Beatriz identificó sus fortalezas principales: empatía, resiliencia y creatividad a través del Test FORTE. Trabajar desde sus fortalezas reactivó su motivación intrínseca, generando pequeños éxitos que reforzaron su confianza.

  • Busca tus metas: En lugar de pensar en un cambio radical, se centró en definir metas realistas y significativas. No se trataba solo de "cambiar de trabajo", sino de acercarse, paso a paso, a una vida alineada con sus aspiraciones. La neurociencia demuestra que establecer metas claras activa el sistema dopaminérgico, generando una sensación de progreso y bienestar.

  • Encuentra tus valores: Este fue el punto de inflexión. Descubrir sus valores esenciales —solidaridad, autenticidad y libertad— le permitió comprender por qué su trabajo actual le resultaba tan vacío. Vivía desconectada de lo que realmente le daba sentido. Este proceso fue como encender una linterna en medio de la oscuridad: de repente, todo adquirió coherencia.

  • Siente tu propósito: Finalmente, Beatriz comenzó a integrar todas estas piezas en un propósito vital: contribuir al bienestar de jóvenes en riesgo de exclusión. Su primer paso fue comenzar como voluntaria en una ONG dos veces al mes. Aunque modesto, este gesto encendió una chispa: su cerebro empezó a registrar una narrativa distinta, coherente con su identidad soñada. Como dijo Chejov, “El hombre se convierte en aquello que cree ser”, y Beatriz empezaba a creer en su capacidad de transformación.

Este caso refleja una realidad extendida. Un estudio de la Universidad de Harvard sobre bienestar psicológico revela que las personas que sienten coherencia entre lo que hacen y lo que valoran presentan un 32 % menos de riesgo de ansiedad y depresión. Sin embargo, vivimos en una sociedad que fomenta la productividad por encima de la reflexión personal, lo que agranda esa brecha entre el ser y el querer ser.

Beatriz aún no ha llegado a su destino final, pero ha descubierto que el proceso de cambio tiene tanto valor como la meta. Como escribió Cervantes, “El camino es siempre mejor que la posada”. Su historia nos recuerda que cerrar la distancia entre nuestra vida real y nuestras aspiraciones no es un salto brusco, sino la construcción paciente de un puente que nos permita cruzar a la otra orilla.

¿Por qué sentimos este conflicto interno?

Adler lo llamaba la tendencia hacia la superación: un impulso natural que nos empuja a compensar nuestras carencias, crecer y acercarnos a un ideal de vida. Es como si dentro de cada uno hubiera un mapa imaginario de quién podríamos llegar a ser.

El problema surge cuando ese mapa nos lleva a un destino tan lejano que ni siquiera sabemos cuál es el kilómetro cero: por dónde empezar. Es entonces cuando aparece la frustración, los pensamientos en bucle, la comparación constante sobre lo que los demás hacen y yo no, y al mismo paso, llega el sentimiento de inferioridad, la frustración, y la inseguridad: “sé que quiero hacer algo; pero no sé qué”.

¿Y si tu ideal fuera una brújula, no una cadena?

Y es que, el ideal de vida puede funcionar como una brújula que orienta, o como una cadena que aprieta. Cuando lo usamos para guiarnos, nos motiva y nos da dirección. Pero cuando lo convertimos en una imagen perfecta e inalcanzable, lo único que consigue es robarnos energía.

En mis sesiones de coaching me gusta trabajar el concepto de ¿Quién soy? ¿Quién quiero llegar a ser? por delante de ¿Qué hago? ¿Qué quiero hacer? como una guía interna a través de los valores personales que actúan como un faro útil y tranquilizador y las fortalezas visibles y más presentes, y, también, las que están por descubrir.

En ese descubrir Adler hablaba de ficciones útiles: se trata de la idea de que las personas crean creencias, metas o ideales que, aunque no siempre sean objetivamente ciertos o alcanzables, funcionan como guías orientadoras para su vida. Estas "ficciones" tienen valor en la medida en que ayudan al individuo a darle sentido a su experiencia, organizar su conducta y motivarse hacia el futuro.

Por ejemplo, alguien puede vivir bajo la creencia de que "todo esfuerzo tiene recompensa"; aunque no sea una verdad universal, le sirve como motor para perseverar, afrontar dificultades y construir un proyecto vital. Por ejemplo, pensar “puedo llegar a correr una maratón” puede motivarte a entrenar, aunque hoy no puedas correr ni cinco kilómetros.

Pero cuidado: cuando esa ficción se convierte en una exigencia imposible, deja de ser útil y empieza a sabotearte, por eso es muy importante revisar nuestros objetivos y, si fuera necesario, hacer un cambio de rumbo o buscar lo necesario para seguir avanzando de otra manera hacia la misma meta.

Cinco pasos para aplicar la ficción útil

Sigue esta pauta:

  • Reconocer la realidad: Observa tu situación actual con honestidad: tus recursos, limitaciones y contexto. Sin aceptación, cualquier meta se convierte en ilusión vacía.
  • Definir la aspiración: Elige una creencia o ideal que te inspire, aunque no sea completamente alcanzable. Debe ser lo bastante motivador como para impulsarte a la acción.
  • Dar forma a la ficción útil: Transforma esa aspiración en una frase guía, como “puedo aprender de cada dificultad” o “mis esfuerzos contribuyen a algo más grande que yo”.
  • Actuar en coherencia: No basta con creer: organiza pequeñas acciones cotidianas que traduzcan esa ficción en práctica. Es el puente entre el deseo y la realidad.
  • Evaluar y ajustar: Revisa periódicamente si tu ficción sigue siendo útil: ¿te ayuda a crecer, a conectarte, a avanzar? Si deja de servir, cámbiala por otra más alineada contigo.

“No se trata de llegar a ser el/la mejor del mundo, sino el/la mejor para el mundo”. La próxima vez que sientas el tirón entre tu realidad y tus aspiraciones, pregúntate: ¿Estoy usando este ideal como brújula o como cadena? La respuesta marcará la diferencia entre quedarte atrapado en la frustración o avanzar hacia una vida con más sentido.

Para saber más… ¿Quién era Adler?

Alfred Adler (1870-1937) fue médico y psicoterapeuta austríaco. Empezó como colaborador de Freud, pero pronto se apartó de él porque no compartía la visión centrada en lo sexual y en el pasado. Su enfoque se llamó Psicología Individual, que no significa “centrarse en el individuo aislado”, sino en la indivisibilidad de la persona: cuerpo, mente y entorno como un todo.

Para Adler, el motor básico del ser humano es el sentimiento de inferioridad. Desde pequeños experimentamos nuestras limitaciones y, a partir de ellas, surge el impulso de superación. Este afán de crecer no es patológico en sí; se convierte en problema cuando deriva en complejo de inferioridad o en la búsqueda desmedida de superioridad.

Uno de sus aportes más valiosos es la idea de interés social (Gemeinschaftsgefühl): la capacidad de cooperar, empatizar y contribuir al bien común. Adler pensaba que la salud psicológica se mide por el grado en que alguien se siente parte de la comunidad y actúa en favor de ella.

A diferencia de Freud, que miraba el pasado, Adler subrayó el poder de las metas futuras. Creía que las personas se orientan por ideales, creencias y “ficciones útiles” que les sirven como brújula, aunque no sean objetivamente ciertas. Estas ficciones pueden ayudarnos a superar obstáculos y darle sentido a nuestra vida.

Adler fue pionero en conectar la psicología con la educación. Creía que el modo en que se educa a los niños influye decisivamente en su estilo de vida adulto. Defendía la disciplina basada en el respeto y la cooperación, no en la humillación o la autoridad rígida. Por eso se le considera un precursor de la parentalidad positiva.

Hoy, muchas de sus ideas resuenan en la psicología contemporánea: la importancia de la motivación, del sentido vital, de la cooperación y del bienestar comunitario. Conceptos como la resiliencia, la inteligencia social o la búsqueda de propósito tienen raíces claras en el pensamiento adleriano.

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Cristina Santolaria. (2025, octubre 13). Entre lo que somos y lo que soñamos: cómo cerrar la brecha entre tu vida real y tus aspiraciones. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/como-cerrar-brecha-entre-tu-vida-real-y-tus-aspiraciones

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Bilbao
Terapia online

Cristina Santolaria es coach terapéutica experta en Psicología Positiva, Coaching Educativo y de Familia, Calidad de Relaciones y Comunicación, y Gestión del Cambio a través de las Fortalezas y Valores Personales.

En sus sesiones acompaña y trata a personas de todas las edades con problemas relacionados con la ansiedad en el trabajo, la autoestima, las relaciones interpersonales y los retos de la educación, tanto en el ámbito familiar como en el docente. Su metodología se basa en la necesidad de sintonizar con las emociones, activar las fortalezas personales, buscar y trabajar hacia la meta deseada, siempre alineada con los valores de cada cual, y definir un propósito de vida que sirva de faro en los momentos de oscuridad y desánimo.

Ha creado una metodología propia, que combina las herramientas del Coaching Terapéutico con los 5 Pilares del Bienestar Personal y Psicológico, destinada a organizar el pensamiento, encontrar claridad emocional, salir de conversaciones internas en bucle, activar las fortalezas personales y definir un propósito de vida.

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