¿Cómo escapar de la Trampa de la Duda?

Veamos algunos consejos sobre cómo gestionar psicológicamente esta duda patológica.

¿Cómo escapar de la Trampa de la Duda?

La toma de decisiones es un acto constitutivo del ser humano. Diariamente tomamos decisiones, desde las más simples y cotidianas, hasta las fundamentales que marcan nuestras vidas.

Ante esto, es natural el hecho de dudar, es sano y necesario al momento de analizar qué camino tomaremos, nos puede ayudar a discernir, a solucionar problemas y a evaluar qué es lo mejor para nosotros o las personas que nos rodean. Pero cuidado, las dudas que se sostienen en nuestra mente sin ponerles un límite, pueden ser contraproducentes y dañinas para nuestra salud mental.

¿Cuándo la duda se convierte en la enemiga de la toma de decisiones?

El problema comienza cuando la duda deja de ser una guía para llegar a conclusiones o hacer análisis de distintas situaciones y se transforma en una limitación. Cuando la duda es excesiva, nos genera inseguridad y nos paraliza.

La primera emoción que suele aparecer cuando estamos ante la necesidad de tomar una decisión es el miedo. El miedo en sí mismo no es malo, pues nos indica que estamos ante una decisión importante, que debemos tener cuidado y estar atentos.

La dificultad aparece cuando el temor nos imposibilita a decidir, dudamos permanentemente y entramos en un bucle de pensamientos sin fin, donde poco a poco vamos perdiendo la confianza en nosotros mismos, nos hacemos preguntas que no tienen una respuesta que nos tranquiliza y se van abriendo centenares de preguntas y escenarios que no nos llevan a ningún lado.

Nuestra atención comienza a estar puesta en la posibilidad de equivocarnos, de lo que los demás podrían pensar si hacemos tal cosa, lo que genera que posterguemos la decisión y sigamos en un continuo análisis de distintos escenarios posibles.

¿Qué pensamientos nos invaden ante el miedo a decidir?

Frecuentemente, el miedo a tomar decisiones tiene un impacto en nuestros pensamientos. Ante la inseguridad que nos genera la duda, nos invaden un sinfín de pensamientos que vienen a reafirmar el laberinto de preguntas sin respuesta que nos hacen postergar la decisión.

Estos pensamientos responden en su mayoría a creencias limitantes que nos bloquean, nos dicen que no podemos: “no puedo hablar en público”, “no soy capaz de conseguir este trabajo” “no soy suficiente para que alguien me quiera”.

Los pensamientos que nos paralizan son variados y dependen de cada persona. Pero podemos encontrar factores en común que se repiten en aquellos que presentan dificultad para la toma de decisiones:

  • Temor a quedar expuesto ante los demás: esto implica suponer de antemano que los otros tendrán un juicio negativo ante nuestros actos.
  • Miedo a equivocarse y pensar que no habrá vuelta atrás de esa decisión.
  • Sentirse incapaz de asumir la responsabilidad de la decisión, se cae en una excesiva autocrítica, disminuye la valoración y la seguridad en sí mismo.
  • Sentir una pérdida de control, lo que lleva a tener una actitud en exceso detallista para analizar los hechos, tratando de anticiparse a todas las consecuencias, hasta el extremo de no poder tomar una decisión.

Estos pensamientos van deteriorando nuestra capacidad de decidir y nos llevan a tomar caminos alternativos para evitar enfrentarnos a eso que nos angustia, sin embargo lo que se consigue es permanecer en el laberinto de la duda. Cuando aparecen estos bloqueos generalmente se intenta dar una solución que nunca termina de ser satisfactoria. Las respuestas que suelen aparecer son:

  • Generar vínculos de dependencia en donde se delegan las decisiones a otra persona, lo que trae como consecuencia la pérdida de autonomía y que el otro aumente su poder.
  • Quedarse a la espera de reunir mayor información o que se presente el mejor momento para tomar acción, postergando eternamente la decisión y perdiendo las oportunidades que se presentan.
  • Evitar situaciones en donde se tiene que decidir.
  • Dejar que sea el destino y el paso del tiempo el que termine decantando por una u otra decisión.

¿Cómo podemos combatir la duda patológica?

En primer lugar hay que pensar que no existen las decisiones correctas o incorrectas; existen decisiones tomadas a partir de determinados contextos y circunstancias que pueden ajustarse más o menos a los objetivos que se quieren alcanzar.

La duda va deteriorando nuestra confianza y nos deja con una sensación permanente de incertidumbre. Por eso el primer paso importante en todo el proceso es cuestionar tus pensamientos limitantes, todo aquello que tus diálogos internos digan que no eres bueno o que aquello que quieres no es para ti, ponlos en duda, te encontrarás muchas veces con que eso que te dices a ti mismo no tiene fundamentos que afirmen que es realmente así.

Otro punto importante en el proceso de tomar decisiones es poder ser capaces de identificar la emoción que se está sintiendo. Esto permite escucharnos y aceptar que existe una duda sobre la decisión que estamos tomando, validar lo que sentimos nos ayudará a entender a qué le tenemos miedo y pensar distintas estrategias para encontrar una solución.

Muchas veces, preguntarnos “¿qué es lo peor que puede pasar?” nos permite quitarle presión a la decisión que tenemos delante. Un ejercicio que ayuda a despejar dudas es realizar una lista con las ventajas y desventajas de todas las opciones que estás analizando. En cada decisión que tomamos existe algo que se gana y algo que se pierde, lo importante es evaluar que las ventajas sean más importantes para ti que lo que dejas a un lado.

Magali Cauteruchi

Magali Cauteruchi

Terapeuta

Profesional verificado
Barcelona
Terapia online

Por último, y no menos significativo, confía en ti y centra la decisión enfocándote en lo que tú consideras importante. Salir del lugar de pasividad y pasar a la acción muchas veces requiere dejar de lado lo que los demás creen que es lo mejor para ti y poner tus prioridades en el centro de la escena. Ser capaz de asumir la responsabilidad que conlleva decidir por uno mismo traerá la libertad y confianza necesaria para tomar el mejor camino posible.

Psicóloga

Barcelona
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Magali Cauteruchi es psicóloga con más de una década de trayectoria profesional en la atención psicoterapéutica. Se especializa en el entrenamiento de habilidades de gestión emocional, y en el apoyo en los procesos de desarrollo personal y profesional.

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