Podríamos decir que hay tantos estilos de crianza como familia en el mundo. Pese a que en cada unidad familiar se producen dinámicas únicas, es evidente que, grosso modo, pueden agruparse por tendencias similares. Si dibujáramos una línea continua, algunas familias se establecen más hacia un extremo, donde se encuentra la autoridad, la jerarquía estricta y la rigidez, mientras que otras se posicionan en el polo opuesto más laxo y permisivo.
Sin embargo, afortunadamente cada vez son más las familias que toman consciencia de la importancia que tiene la crianza en el desarrollo de las personas. Por ello, aumenta constantemente el interés de los cuidadores por informarse y formarse para poder llevar a cabo una crianza más ajustada a las necesidades de sus hijos.
A lo largo de este artículo exploramos cómo puede ayudarnos la evidencia científica a la hora de criar a nuestros hijos. Empezando por la teoría del apego y su aplicación en la vida diaria hasta otros aspectos interesantes de la psicología evolutiva. Por último, compartimos estrategias prácticas para poder aplicar toda la teoría revisada.
¿Qué significa “criar con ciencia”?
La idea de criar con ciencia implica que los padres, madres y cuidadores de criaturas basen sus decisiones en información verídica y contrastada. Es decir, que la crianza se fundamente en conocimientos actualizados sobre desarrollo humano. Esto permite dejar de repetir patrones de forma automática que pueden incluso ser inconscientes y, a la vez, basarse en creencias inciertas.
En la actualidad, está propuesta de crianza se nutre, principalmente, de disciplinas como la neurociencia, la psicología del desarrollo y la educación emocional, entre otras. Disponer de esta información permite crear expectativas realistas sobre lo que se puede esperar o no de la criatura en base a su momento evolutivo.
Asimismo, facilita el conocimiento de sus necesidades reales, así como el ser suficientemente sensibles a ellas para poder atenderlas. Todo ello es imprescindible si queremos no caer en la sobreprotección ni educar desde el miedo. Además, la información real nos permite cultivar la empatía, la curiosidad y fomentar un desarrollo emocional saludables.
¿Cómo aplicar la teoría del apego en el día a día?
La teoría del apego fue desarrollada por J. Bowlby y ampliada por diversos autores posteriormente. En ella se hace evidente la importancia del vínculo que se establece entre las criaturas y sus cuidadores/as. Para garantizar la creación de un vínculo seguro es necesario que se construya en base a la sensibilidad y la disponibilidad emocional de la persona adulta.
Retomando la idea de la línea continua que se planteaba en la introducción, de sabe que los estilos educativos que más se acercan a los extremos se relacionan con apegos inseguros. En cambio, una crianza basada en información científica actualizada fomenta estilos democráticos que potencian los vínculos seguros.
Algunas de las actitudes parentales que fomentan el apego seguro en el día a día son las siguientes:
- Responder a las expresiones de malestar del niño o la niña, incluido el llanto de los bebés.
- Ofrecer consuelo y validar las emociones. Practicar la escucha activa y mantener una comunicación abierta.
- Estar presentes y brindar afecto físico, si la criatura lo requiere. Mirar con ternura, acariciar o abrazar puede ayudarles a regularse.
- Establecer límites que les cuiden y les protejan.
- Mantener rutinas previsibles que les permitan sentir seguridad emocional.
- Permitirles experimentar garantizando siempre su seguridad.
- Evitar el castigo emocional como ignorar deliberadamente.
- Mantener la calma en los momentos de rabietas puesto que son desbordes emocionales y no actos de manipulación.
Es importante comprender que apego seguro no implica sobreprotección ni perfección. Este tipo de vínculo se crea cuando las respuestas por parte de los adultos son suficientemente constantes y sensibles a sus necesidades. Cuando esto sucede, cuando hay presencia y disponibilidad emocional, las criaturas integran que sus figuras son un espacio seguro y pueden contar con ellos.
Psicología del desarrollo para criar teniendo en cuenta el momento evolutivo
Uno de los grandes beneficios de criar teniendo información o formación en psicología del desarrollo es que vamos a dejar de esperar y exigir cosas que las criaturas no pueden hacer todavía. Es habitual pedirles cosas para las que todavía no están preparadas y eso genera mucha frustración y conflictos.
Sin embargo, cuando podemos entender de qué es capaz un niño en cada momento evolutivo, podremos ajustar nuestras expectativas. De la misma forma, este marco teórico nos permite responder de forma diferente también.
Por ejemplo, no es lo mismo pensar que las rabietas son para manipularnos que entender que el cerebro, entre los 2 y los 4 años, no domina el control de impulsos y, además, es capaz de sentir todas las emociones, pero incapaz de regularlas. Como consecuencia, a veces se desbordan y requieren de nuestra ayuda. Por supuesto, esta información nos puede facilitar el hecho de mantener la calma durante una rabieta.
Ese es solo un ejemplo, cada etapa tiene sus características concretas y es nuestra responsabilidad como adultos informarnos para acompañarlos de la mejor forma posible. El cerebro está en desarrollo hasta la adultez y, por eso, requieren de nuestro acompañamiento y sostén en las diferentes fases vitales.
Estrategias prácticas basadas en la ciencia
Aunque es cierto que cada momento vital va a requerir unas estrategias que se adecuen a las necesidades específicas de ese momento, a continuación mencionamos algunos aspectos que son cruciales durante todo el desarrollo:
- Disponibilidad emocional por parte del adulto. Hacerles saber y sentir que estamos a su lado para lo que necesiten.
- Comunicación abierta y consciente. Facilitar los momentos de comunicación, practicar la escucha activa, mostrar curiosidad y dejar los juicios a un lado.
- Recordar que ellos no saben regularse. Para poder autorregularse necesitan que primero les regulemos nosotros. Validar sus experiencias emocionales, ofrecer contacto físico (si lo quieren) y mantener la calma es crucial.
- Establecer límites que les protejan y cuiden su seguridad.
- Reparar. Es importante poder pedir perdón cuando nos hemos equivocado puesto que fortalece el vínculo y enseña valores.
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