Con frecuencia, tener la sensación de que tenemos el control en las cosas que suceden nos da cierta sensación de tranquilidad. No obstante, algunas personas sienten tanta necesidad de control que acaban sufriendo muchísimo por todo aquello que no pueden controlar.
A lo largo de este artículo te explicaré qué es el efecto rebote que produce la necesidad de control. Primero, hablaremos sobre el origen de la necesidad de control y su impacto en nuestras vidas. Además, también exploramos qué es lo que realmente podemos controlar. Finalmente, hablaremos sobre la aceptación como la base del control y otras estrategias.
¿Cómo surge la necesidad de control y cómo impacta en nuestra vida?
Es importante comprender que el deseo de control es algo inherente al ser humano puesto que ha sido una especie de mecanismo de defensa que ha permitido a la especie sobrevivir. Nuestros antepasados vivían en entornos peligrosos y tener un mínimo control sobre su entorno (conseguir alimento, refugio, etc.) les permitía continuar con vida.
Este deseo de controlar se ha mantenido a lo largo del tiempo y de la evolución de nuestra especie y es innegable que tiene un impacto en nuestra mente. A nuestro cerebro le cuesta gestionar la incertidumbre y, por eso, ciertas situaciones en las que sentimos que no controlamos pueden generar tanta ansiedad.
El efecto rebote: cuando intentar controlar se nos vuelve en contra
Un aspecto a tener en cuenta cuando hablamos de controlar nuestro entorno es el hecho de que vivimos en un mundo cada vez más impredecible. La complejidad de nuestra sociedad, el ritmo al que avanza y los constantes cambios hacen que sea más y más complejo para nuestro cerebro poder predecir patrones o acontecimientos.
Si bien es cierto que el deseo de controlar el entorno es algo natural, también es importante comprender que unas personas lo sentirán más que otra por diversos factores. De hecho, para algunas de ellas más que un deseo es una necesidad. Cuando esto sucede, el nivel de malestar suele incrementar a niveles que generan graves consecuencias en la vida de las personas.
El efecto rebote cuando hablamos de la necesidad de control hace referencia justamente a este tipo de situaciones. Podríamos decir que los esfuerzos excesivos que se llevan a cabo para tener el control del entorno o de ciertas situaciones acaban generando un elevado estrés y malestar. Cuanto más se intenta controlar, menos sensación de control se tiene. Es una especie de ciclo que se retroalimenta.
¿Por qué ocurre esto? Cuanto más se intenta controlar factores externos, más rigidez mental, tensión corporal, dificultades de gestión emocional y manejo del estrés. En estas situaciones, es habitual sentir elevada frustración y ansiedad acompañadas de dificultades físicas y otras problemáticas que pueden empeorar con el tiempo y desencadenar en patologías graves.
Para algunas personas, la necesidad de control llega a tales extremos que pueden incluso producirse situaciones de abuso y manipulación. Por ello y lo expuesto anteriormente en relación con el gran sufrimiento que genera, es necesario tomar consciencia de cómo nos relacionamos con el control y la incertidumbre para poder pedir ayuda en caso de ser necesario.
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¿Qué es lo que realmente podemos controlar?
Viendo el impacto que la necesidad de control puede llegar a tener sobre nuestra salud física y mental, es necesario reflexionar sobre qué es lo que realmente podemos controlar. En este sentido, es crucial interiorizar que hay aspectos externos y ajenos a nosotros/as que no están en nuestras manos y, por tanto, no podremos controlar.
Algunos ejemplos de esto son la forma de pensar, actuar y sentir de las demás personas. Por ello, es especialmente interesante poner el foco únicamente en las cosas sí están en nuestras manos. Estas son las relativas a nuestro mundo interno (nuestras decisiones, conductas y la gestión que hacemos tanto de nuestros pensamientos como de nuestras emociones).
La aceptación como base del auténtico control
Sabemos que lo expuesto en el apartado anterior puede ser realmente difícil para aquellas personas que padecen tanto cuando no pueden controlar el entorno que le rodea. El trabajo con la aceptación es clave en este sentido. Pero, ¿qué es lo que debemos aceptar?
El trabajo con la aceptación implica la integración de que hay ciertos aspectos externos que nunca vamos a poder controlar. Además, el control no nos garantiza que las cosas vayan a suceder como las habíamos planeado o que vayan a ser “perfectas”.
Con este trabajo se focaliza en la idea de que el verdadero control reside en aprender a manejar los propios procesos internos. Es decir, en lugar de intentar cambiar el entorno, aprendemos a responsabilizarnos de nuestros procesos internos (pensamientos, conductas y regulación emocional). De esta forma conseguimos esa sensación de seguridad que buscamos fuera.
Rafael Vidal - Isenzo Coaching
Rafael Vidal - Isenzo Coaching
Life coach & mentor
Estrategias para trabajar con la necesidad de control
No hay una receta mágica para trabajar con esta necesidad de control puesto que hemos visto que el deseo es inherente en el ser humano. Sin embargo, hay ciertas herramientas que pueden ser de ayuda. Entre ellas, destacan algnuas como el mindfulness, las técnicas de relajación, regulación emocional y el trabajo con la aceptación.
Ya hemos visto a lo largo del artículo que la necesidad de control puede conllevar graves consecuencias tanto físicas como emocionales y mentales.