El problema de sentirse vacío

Lamentablemente, cada vez son más las personas que acuden a una consulta de psicología por el malestar que sienten a raíz de llevar tiempo sintiendo vacío en sus vidas. Si bien es una situación que se ha dado a lo largo de la historia, es probable que sea cada vez más común en el tipo de sociedad individualista en la que vivimos.

Puesto que es realmente importante que tomemos consciencia sobre la importancia y gravedad de esta situación, a lo largo de este artículo abordamos el problema de sentirse vacío. Hablamos sobre qué es sentirse vacío, las causas que originan este sentimiento junto con sus consecuencias y, finalmente, exponemos algunas estrategias que pueden resultar de utilidad.

¿Qué significa sentirse vacío?

No es extraño que, tras haber vivido una experiencia altamente impactante a nivel físico y/o emocional, sintamos este vacío. Si esta sensación de apatía o falta de interés se alarga unos días, no suele considerarse alarmante puesto que, cuando se integra la experiencia, la persona deja de sentirse de este modo.

El problema se percibe cuando esta sensación persiste en el tiempo y afecta considerablemente a las diferentes áreas de la vida de la persona. Es entonces cuando encontramos que es muy habitual hablar del sentimiento de vacío también como «vacío existencial» y podemos observar que el malestar y el sufrimiento experimentados son constantes.

A pesar de que cada persona que haya experimentado esta sensación podría describirlo de forma ligeramente diferente, lo más habitual es sentir un desinterés generalizado acompañado de falta de motivación por las cosas que pasan en nuestro entorno. En estas situaciones, se suele decir o sentir que no se le encuentra sentido a la vida.

Al hablar de que este «vacío existencial» puede afectar a todos los ámbitos de la vida de una persona, nos referimos a que puede sentirse un vacío afectivo (sensación de no sentir o sentir indiferencia), vacío en cuanto a falta de energía vital, vacío de deseos (incapacidad para preferir algo o desear algo), pero también puede darse la percepción de vacío a nivel cognitivo (sentir que no se puede pensar, recordar, imaginar, fantasear, etc.).

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¿Por qué sentimos vacío?

¿Alguna vez has conectado con un intenso sentimiento de vacío? Si la respuesta es afirmativa, sabrás lo doloroso que es. Si no es tu caso, quizá hayas conocido a alguien que sí lo haya experimentado y, de esta forma, también habrás tenido contacto con el dolor emocional que genera. La pregunta más habitual es: ¿por qué nos sentimos así?

Tal y como sucede habitualmente al hablar una experiencia emocional humana, los factores que intervienen son múltiples y diversos. A nivel social, podrían destacarse principalmente aspectos como la presión social y la falta de una red de apoyo que se perciba como disponible, segura y libre de juicio.

No deja de ser paradójico que, hoy en día que nos encontramos en una era tan digitalizada y «conectada», haya tantas personas sintiéndose profundamente solas, hecho que habitualmente se vincula a la sensación de vacío.

A nivel individual, hay ciertos factores psicológicos que pueden estar empeorando y perpetuando esta situación. Sin duda, la presencia de baja autoestima, estrés crónico, sintomatología ansiosa y/o depresiva puede ser determinante para la aparición del sentimiento de vacío.

Además, hay ciertos factores que pueden considerarse más «existenciales», como podría ser el hecho de sentir que no se tiene un propósito en la vida o plantearse cómo la propia presencia o ausencia puede afectar al entorno, que también pueden tener un gran peso cuando hablamos de la aparición o el mantenimiento de este sentimiento de vacío existencial.

Consecuencias del sentimiento de vacío

Ya se ha mencionado anteriormente que el sentimiento de vacío puede llegar a convertirse en una situación problemática que genere un fuerte impacto en las diversas áreas de la vida de la persona. A continuación explicaremos de forma más detallada algunas de esas consecuencias.

En el día a día, pueden darse importantes dificultades en el ámbito relacional. Este hecho puede desencadenar consecuencias de otros tipos puesto que puede afectar tanto a las relaciones personales (amistad, familia, pareja, etc.) como a las relaciones laborales.

A nivel individual, la falta de motivación y la incapacidad para disfrutar de las actividades o relaciones que antes eran agradables pueden incrementar el aislamiento y la soledad. Este hecho, incrementa la probabilidad de padecer ciertas dificultades emocionales que, de no ser atendidas a tiempo, pueden derivar en trastornos mentales o serias patologías de salud mental.

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Estrategias para hacer frente al sentimiento de vacío

Es complejo hablar de estrategias puesto que cada persona es diferente. Así pues, podríamos decir que la primera herramienta es fomentar el autoconocimiento. Este hecho nos permite una mejor comprensión sobre lo que estamos viviendo, las causas, las consecuencias…

En la línea del trabajo individual, se considera que herramientas como el mindfulness o la meditación, que nos permiten potenciar la atención plena en el momento presente, son altamente beneficiosas. Además, la terapia psicológica puede ser clave en el proceso puesto que el/la profesional adaptará la intervención a las necesidades y realidad de cada persona.

Tal y como hemos visto, es crucial crear, cuidar o construir vínculos significativos con los cuales nos sintamos apoyados/as y acompañados/as. Quizá es momento de observar las relaciones que están presentes en nuestras vidas y reflexionar sobre qué sentimos que nos están aportando para saber cuáles nos nutren y cuáles no nos aportan lo que necesitamos en este momento.