Las Emociones “Negativas”: ¿qué son y cómo gestionarlas?

Existen emociones que nos hacen daño y que, por tanto, debemos aprender a gestionar.

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Las emociones tienen un impacto sobre nuestro entorno inmediato, pero, también sobre nuestro organismo, lo cual ha sido estudiado no solo por la psicología, sino también por la medicina. Las emociones son definidas de diferentes formas según las diferentes corrientes teóricas. Las emociones son definidas de diferentes formas según las diferentes corrientes teóricas.

En general, podemos decir que una emoción es una experiencia del ser humano que le permite responder al mundo que lo rodea, pero no es una experiencia simple, es multidimensional e involucra funciones adaptativas, sociales y motivacionales.

Las emociones son multidimensionales porque involucran los sistemas de respuesta cognitivo, expresivo y fisiológico. Por este motivo, las emociones se perciben como un momento complejo de percepción y acción. El sistema cognitivo tiene un acto componente subjetivo, la capacidad expresiva depende de las diferentes maneras de ser y actuar, y el componente fisiológico varía con las necesidades de adaptación.

¿Existen las emociones negativas?

Como parte de la adaptación al entorno, las emociones tienen diferentes funciones, por ejemplo, la ira tiene la función de proteger, pero también de destruir; el miedo lleva necesariamente a la protección y tiende a paralizar, mientras que la ira es más activa; la tristeza, por su parte, es compleja porque busca la integración pero frecuentemente genera aislamiento.

Ahora bien, si vemos la emoción en su función relacional social, no solo son respuestas al entorno, sino que permiten a los otros generar respuestas y predecir actitudes. La alegría o la serenidad favorecen los vínculos, mientras que la ira o la tristeza tienden a deshacerlos. La inhibición o expresión de las emociones influye en los otros y en el entorno que nos rodea de manera directa, esta influencia puede ser perjudicial o saludable de acuerdo como se exprese y se maneje.

Las emociones también dependen de la motivación y se usan para generar motivación o inhibición, como es el caso de la publicidad y su gran capacidad para hacernos conectar con nuestras emociones y usarlas a favor del consumo. En las relaciones laborales es habitual que las emociones apoyen la construcción de las metas de un grupo o un colectivo, o que en los movimientos sociales, las emociones creen movilizaciones que incluso pueden ser masivas.

Por lo general, nos damos cuenta de nuestras emociones cuando las percibimos negativamente, pero, así sean positivas o negativas, estas afectan el desarrollo de las diferentes áreas de la vida. Emociones complejas como la ansiedad, por ejemplo, hace entrar en discordancia los diferentes sistemas de respuesta y, además, puede variar de intensidad.

Wundt ya desde el siglo pasado, indicaba que las emociones se mueven en ejes y que pueden apreciarse en los movimientos entre: excitación-calma, agrado-desagrado, tensión-relajación. Tendremos una emoción ubicada en uno o varios de estos ejes.

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Cómo gestionar las emociones tanto positivas como negativas

¿Qué hacer frente a las emociones? Quiero contarte que, desde la perspectiva sistémica, las emociones negativas de abandono, falta de amor, desvalorización, desprotección, equivocación o el dolor son parte de tu sistema y no parte de tu personalidad. Por eso, son necesidades cuyo objetivo es impulsar tu evolución y la de tu entorno.

Cualquier emoción nos muestra nuestra condición de humanidad; así, tal cual ocurre con los momentos de alegría, las emociones negativas no están diseñadas para perdurar, hay que evitar que permanezcan más de lo necesario en nuestra vida o en la de nuestros seres queridos.

Por lo general, las emociones que nos sobrepasan vienen de experiencias infantiles o incluso desde el vientre materno. En esos momentos, las emociones sobrepasan a los niños y las almacenamos como complejos repertorios de respuestas frente a nuestro entorno, son de dificil resolución y reconocimiento. Las emociones que nos sobrepasan están ahí para mostrarnos cómo transformarnos y se hace necesario crear movimientos para hacerlas partes de nosotros.

Es fundamental trabajar en ellas por qué ahí encontraremos nuestra mayor fuerza. Luego de un trabajo serio con nosotros mismos, podremos reconocer la persistencia del amor y de la vida en esas emociones negativas. ¿Qué podemos hacer frente a las emociones negativas? Solo necesitamos de nuestra intención y de los movimientos adecuados. Basados en Berth Hellinger podemos impulsar los movimientos que nos llevan a fluir con el amor y que son los siguientes:

  • Siempre incluir: cuando excluyes, tu o los demás miembros del sistema se sienten incómodos y en malestar; el alma colectiva está en calma, si todos pertenecemos y somos incluidos. Excluimos cuando aquello que es difícil no es parte de nosotros.

  • Mantener el equilibrio entre el tomar y el recibir: ahí está la clave más importante de la dinámica de la vida social. El intercambio entre quien toma y quien da crea movimiento e impulsa la vida. Si se toma más de lo que corresponde o si se está en incapacidad para recibir o devolver, el sistema entrará en conflicto y las sensaciones de inconformidad e injusticia se apoderan de los miembros del sistema. Quien recibe mucho se va, pues quien da demasiado se pone en un lugar de autoridad.

  • Ocupar el lugar propio: hay que dar prioridad a quienes llegan primero y son anteriores a nosotros. Todos estaremos serenos si asumimos «nuestro lugar» en el orden de llegada y en la jerarquía del sistema. Cada quien debe ocupar el lugar que corresponde de acuerdo con su orden de llegada a cualquier espacio o a este planeta. Con ello, la vida puede seguir su camino.

  • Asentir a la vida tal cual es y agradecer: rendirse ante las cosas tal cual son y cómo sucedieron es estar en sintonía con algo más grande. En el presente somos y actuamos, somos vida, elegimos estar en la vida; así estamos en sintonía con la vida y su discurrir, podemos mostrar gratitud auténtica. Ahora que lo sabes, sólo son necesarios el reconocimiento de tu experiencia singular, hacer los movimientos adecuados y tu intención.

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Neopsicología sistémica y Psicopedadoga

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Ana Alejandra Lichilin es especialista en Psicología sistémica, con formación en Pschy-K, docente, consejera (counseling) y coach. Magister en Antropología y Doctora en educación.

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