Te has preguntado por qué hay experiencias en nuestras vidas, que se repiten una y otra vez, con diferentes decorados pero la misma esencia. Y es que estos bucles emocionales, pueden estar generados por experiencias negativas vividas en la infancia, que generan deudas emocionales, difíciles de sanar, ya que muchas de esas experiencias yacen en memorias muy antiguas, que la mayoría no queremos recordar.
Y es aquí donde entra este concepto de sanar el niño interior que vamos a desarrollar en este artículo; y que esperamos que te dé las bases para explorar y sanar esa parte de ti, el yo original. Las cinco heridas de la niñez son un concepto desarrollado por el psicoterapeuta Lise Bourbeau. Las heridas son vivencias emocionales dolorosas que pueden tener un impacto prolongado en la existencia de un individuo. Según esta teoría existen 5 heridas fundamentales que se viven en la infancia y que nos marcan como adultos.
¿Cuáles son estas heridas de la infancia?
Las cinco heridas son las siguientes:
1. Rechazo:
Este tipo de heridas se producen cuando un niño siente que no es aceptado o amado tal como es. Puede provocar sentimientos de baja autoestima y dificultad para establecer relaciones saludables.
2. Abandono:
La herida se produce cuando un niño sufre una pérdida emocional o física significativa, como la ausencia de un padre o el divorcio de los padres. Puede causar miedo al abandono y problemas para confiar en los demás.
3. Humillación:
Este tipo de heridas se producen cuando un niño es ridiculizado, avergonzado o menospreciado. Puede derivar en una baja autoestima, vergüenza y dificultad para expresarse de manera auténtica.
4. Traición:
Esta herida se produce cuando un niño experimenta una ruptura de confianza, como la infidelidad de un padre o la promesa incumplida. Es posible que pueda ocasionar dificultades para establecer vínculos próximos y experimentar un constante temor por ser traicionado.
5. Injusticia:
La herida se produce cuando un niño siente que se le ha tratado injustamente o se le ha negado lo que considera justo. Puede provocar resentimiento, ira y una sensación de desigualdad en las relaciones.
Es importante señalar que estas heridas pueden variar en su intensidad y tener consecuencias distintas en las personas. El proceso de curar estas heridas requiere trabajar en la comprensión y el procesamiento de las experiencias anteriores, desarrollar la autoaceptación y buscar apoyo terapéutico si es necesario. Y claro que podemos implementar acciones personales para gestionarlas y por qué no, sacar fortalezas de nuestras debilidades.
¿Cómo sanar estas heridas?
Sanar las cinco heridas de la infancia es un proceso personal y exhaustivo que requiere tiempo y trabajo emocional. A continuación, se presentan algunas estrategias para iniciar el proceso de curación:
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Toma conciencia de las heridas: Identifica y reconoce las heridas emocionales que has tenido en tu infancia. Reflexiona sobre cómo estas heridas pueden afectar tu vida actual.
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Busca apoyo profesional: Considera solicitar la ayuda de un terapeuta o counselor especializado en traumas de la infancia. Pueden orientarte en tu proceso de recuperación y brindarte recursos y técnicas específicas.
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Practica el autocuidado: Se enfoca en la preservación de tu propia identidad y de tus necesidades emocionales. Esto puede incluir actividades como meditación, ejercicio, tiempo de calidad, conexión contigo mismo y actividades de relajación.
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Aceptación y perdón: Acepta tus heridas y perdona a aquellos que te hayan causado daño. Esto no significa justificar o permitir conductas desagradables, sino alejarte del resentimiento y hallar una calma interior.
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Trabaja en tu autoestima: Crea una conexión de amor y aceptación contigo mismo. Trabaja en la consolidación de una autoestima saludable mediante afirmaciones, prácticas de autocuidado y rodeándote de personas que te respalden y valoren.
Es importante tener en cuenta que el proceso de sanación puede requerir tanto tiempo como esfuerzo, no obstante, a medida que se acomodan en él, podrás experimentar una mayor libertad y bienestar emocional. El proceso de sanar nuestro niño interior, de aceptar el dolor del pasado y reconciliarnos con nuestra verdad de vida, puede ser un proceso de transformación muy poderoso, donde verás como esas situaciones repetitivas, cambian, dando paso a nuevas y emocionantes experiencias de vida. Es decir, experimentarás esa sensación tan agradable de estar avanzando en tu vida. Cosechando felicidad y bienestar general en el proceso.