‘Llegas a casa sin tu bebé y te sientes vacía’: Historias reales de duelo perinatal

Una de cada cuatro madres que sufre una pérdida gestacional padece trastornos postraumáticos.

Historias reales duelo perinatal

Bea tenía 35 años y un embarazo normal. Hasta que, a las 21 semanas, después de una clase de yoga, al llegar a casa, sintió algo extraño mientras iba al baño. "Lo toqué y pensé que alguna cosa no iba bien", recuerda. En ese momento, el miedo se instaló en su pecho. Llamó a su pareja y se dirigieron al hospital. Al explicar que sentía el cordón umbilical asomando por su vagina, el ginecólogo respondió incrédulo: "Eso no puede ser". Sin embargo, Bea tenía razón, y allí mismo, un rato después, le comunicaron que su bebé había muerto y que debía parirlo.

La historia de Bea

"Me llevaron a un box, estaba en shock, no me explicaron mucho. Estuve allí, en una cama, sin saber bien qué estaba pasando. Pasaron muchas horas y, poco a poco, todo comenzó a diluirse. Estaba entre la realidad y la fantasía, como si todo ocurriera en una nube. Las contracciones llegaron, pero mi cabeza estaba desconectada. Mi mente parecía estar en otro lugar, intentando escapar de lo que estaba ocurriendo", relata a Psicología y Mente esta madre.

Una enfermera le dijo que debía expulsar la placenta: "No tenía ni idea de lo que era un parto, nunca me había preparado para algo así". Cuando finalmente lo hizo, le dijeron que ya podía irse a casa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la muerte perinatal como la pérdida de un feto o recién nacido que ocurre entre las 22 semanas completas de gestación y los primeros siete días de vida. Sin embargo, Anna Torres, psicóloga de la unidad de salud mental perinatal del Hospital Clínico de Barcelona, explica que "la muerte perinatal es un concepto amplio que se refiere a cualquier pérdida desde el momento de la gestación hasta una muerte postparto temprana (un mes)".

"Parecía que el deseo de ser madre era suficiente, pero nada más lejos de la realidad", relata también Patricia, quien a los 27 años vivió su primer aborto espontáneo a las cinco semanas de embarazo. "Pensé que no pasaría nada, que era algo que a veces sucedía", reflexiona. A los tres o cuatro meses volvió a quedar embarazada. El proceso parecía ir bien y ya en la semana 41, el ginecólogo le dijo que todo estaba perfecto y que solo quedaba esperar una llamada del hospital : “Eso pasó un viernes y el domingo ya no sentía a mi bebé. Fui a urgencias y mi hija estaba muerta", recuerda.

A Patricia le tocó tomar la decisión de hacer una cesárea o dar a luz. En su caso la ayuda de los sanitarios fue clave. "Nos ayudaron mucho en el hospital. Pensé que parir a la bebé me ayudaría a encajar su muerte", relata. "La tuvimos con nosotros para despedirla y hacer una transición al duelo -recuerda-. Nos dieron la cajita con el cordón umbilical y sus huellitas".

El duelo es la respuesta emocional que tenemos ante la muerte, un proceso adaptativo que se produce como reacción a la pérdida de alguien con quien teníamos un vínculo. Por lo tanto, el duelo perinatal se refiere a la respuesta emocional ante la pérdida de un bebé durante la gestación o poco después del nacimiento. Tal como explica Anna Torres, psicóloga de la unidad de salud mental perinatal del Hospital Clínico de Barcelona, "al tratarse de una pérdida, despedirse del bebé puede ayudar. En nuestra unidad, las familias afectadas tienen una buena vivencia. Tanto es así que algunos padres, al cabo de un tiempo, nos comentan que tal vez les hubiera gustado pasar más tiempo con sus hijos para despedirse". Sin embargo, a Bea no se le brindó ni siquiera esa opción.

A pesar de que cada vez són más las iniciativas para mejorar la atención psicológica en estos casos, actualmente, no se dispone de datos precisos sobre la cantidad exacta de hospitales en España y Latinoamérica que cuentan con protocolos específicos para abordar las muertes perinatales. Torres matiza que en España la mayoría de los hospitales sí que han desarrollado guías en las que se recomienda un seguimiento a las familias que pasan por este proceso. Una enfermera de referencia realiza una visita presencial o telefónica de seguimiento físico y, sobre todo, emocional para prestar ayuda. "El impacto emocional que viven estas mujeres es muy difícil de paliar. Buscas vida y te encuentras con lo contrario", subraya Torres.

"Al día siguiente me desperté con los senos duros. La leche había subido, pero no había bebé. Recuerdo ir a la ducha y apretar mi pecho con desesperación, esperando que la leche saliera, como si eso pudiera aliviar la carga", relata Bea. "La vida y la muerte convivían dentro de mí, y eso fue lo más doloroso. Fui consciente de que ya no había bebé, pero a la vez sentía que todo era irreal. El dolor de esa pérdida era tan profundo que la aceptación no llegaba, todo seguía siendo una tormenta emocional difícil de comprender. La idea de 'has perdido al bebé' se repetía en mi cabeza, pero no terminaba de poder aceptarlo", admite Bea. "Llegas a tu casa, sin la bebé, teniendo que desmontar todo, y te quedas vacía. Sientes un sentimiento de culpabilidad: '¿Qué he hecho mal para que mi bebé no haya nacido? ¿Tendría que haber ido al médico antes?'. ¿Por qué me ha pasado esto a mí?", se repite Patricia.

El duelo perinatal consta de tres fases, que pueden alternarse e incluso solaparse, según la psicóloga Anna Torres. Una primera etapa de shock, marcada por la incredulidad y la negación. Una segunda fase marcada por la tristeza y la ira, dos emociones que pueden coexistir de manera ambivalente. Y una tercera etapa de aceptación o integración de lo sucedido. "Es muy común auto castigarnos y que se nos castre la rabia. Yo veía a madres con carritos y no lo podía soportar". En el caso de Bea, su duelo duró dos años. Y aunque al principio solo quería estar sola, buscó ayuda psicológica e incluso terminó acercándose a un grupo de duelo. "Los procesos no van rápido, no tienen que ver con las lógicas y ritmos del mundo en el que vivimos. Vivir cosas así es contra natura y, aun con todo, aprendes a seguir adelante y recuperar tu lugar", explica. Patricia también buscó ayuda profesional psicológica y empezó a escribir un blog que lleva el nombre de su hija: Izaro.

Para Torres, hay dos vías para paliar el dolor: la terapia individual con una profesional y las terapias grupales, donde se trabaja a nivel colectivo, compartiendo experiencias y sintiéndose identificada y comprendida. "Empiezas a conocer gente cuando empiezas a hablar y te das muchas sorpresas. Pasa mucho más de lo que pensamos", explica Patricia, que actualmente colabora con la Asociación de Duelo Gestacional, Perinatal y Neonatal de Euskadi y Navarra "Eusku Hustik" Con las manos vacías, ayudando a otras familias a vencer el tabú sobre estos temas y compartiendo experiencias. "Esta asociación es relativamente nueva; no existía cuando me pasó a mí. Ahora mi testimonio ayuda a otras mujeres y familias que atraviesan situaciones de pérdida perinatal".

¿Y los padres? El duelo en la relación de pareja

"Los hombres, en muchos casos, tienden a evitar hablar del tema, lo que puede causar frustración en la mujer, que necesita compartir su dolor. Es fundamental que ambos se apoyen y se comuniquen para superar el duelo juntos", explica Anna Torres. Bea y Patricia han vivido estas diferencias en sus propias relaciones.

Bea, por ejemplo, recuerda cómo su pareja no hablaba del tema, mientras ella lo tenía presente todo el tiempo: "Él necesitaba pasar página, hablar no le iba bien. El duelo lo vivimos de manera diferente, él nunca habla del tema y yo lo tengo super presente", comenta. Patricia, por su parte, relata que la pérdida afectó profundamente su relación: "Estuvimos separados un tiempo y luego volvimos. Cada uno lo lleva a su manera", dice. Para ella, la carga emocional fue más difícil: "Al final, yo lo había llevado en mi vientre 9 meses. No nos supimos acompañar. Pero luego volvimos y nos volvimos a enamorar", explica.

«Ya tendrás otro»: invisibilización y respuesta social

Uno de los temas recurrentes en los testimonios de Bea y Patricia es la invisibilidad social del duelo gestacional y perinatal. Ambas coinciden en que, a pesar de la tristeza profunda que viven, los entornos tienden a minimizar o incluso evitar el tema. Patricia recuerda las frases que le decían después de sus pérdidas: "Ya tendrás otro hijo", "Eres joven, se te pasará". "Este tipo de respuestas paternalistas o evitativas no te consuelan, solo hay dolor, no necesitas paños calientes, necesitas cariño", subraya Bea. Según Torres, este tipo de comentarios, aunque bien intencionados, suelen minimizar la experiencia emocional que atraviesa la madre. "La sociedad a menudo no sabe cómo manejar la muerte, y mucho menos cuando se trata de una pérdida perinatal. Esto hace que muchas madres se sientan incomprendidas y, en muchos casos, doblemente invisibilizadas", señala la psicóloga quien recuerda que “cuesta mucho que se reconozca socialmente esa pérdida como un hijo”.

Otro de los problemas adicionales que enfrentan las familias es la dificultad de registrar el nombre de su bebé perdido en los registros civiles. Esto no solo ayuda en el proceso de duelo, sino que también sería útil para obtener datos más precisos y estudios sobre la realidad de las muertes perinatales. Según un informe de Umamanita, una asociación que acompaña este tipo de duelos, el proceso en el Registro Civil suele ser doloroso y frustrante, con muchas familias experimentando deficiencias en la empatía y el conocimiento del personal.

Segun las estimaciones de esta asociación, cada año entre 80.000 y 90.000 mujeres experimentan la pérdida de un bebé durante el embarazo o el primer año de vida en España. El hecho de que la mayoría de las pérdidas ocurran en el primer trimestre no significa que no sean importantes ni que no sea necesario brindar apoyo y atención médica especializada, apuntan desde Umamita.

De hecho, poder nombrar a esos bebés, darles un nombre y un espacio en la família y en el círculo más íntimo es algo que ayuda a visibilizar esas pérdidas. "Internamente y en círculos de confianza digo que tengo 3 hijos. Dos aquí y uno allá arriba", dice Patricia. En ambos casos, las mamás y sus familias nunca supieron de qué murieron sus hijos, algo que para ambas ha sido difícil de encajar con el tiempo y con sus sucesivos intentos de intentar ser madres.

Consecuencias físicas y psíquicas para la madre

El cambio físico y hormonal que supone la pérdida de un bebé, así como las secuelas emocionales, son muy difíciles de asimilar, assegura la psicóloga. Una de cada cuatro madres que transitan un duelo perinatal sufren ansiedad y depresión así como estrés postraumático.

Además, los segundos embarazos son otro momento clave: “El embarazo posterior puede desencadenar miedos. "Crees que estás tranquila, pero tu cuerpo no lo está; siempre está en alerta”, explica Patricia, que tras varias pérdidas volvió a quedarse embarazada y necesitó apoyo psicológico. “Estuve 3 meses en cama para no perder al bebé. Era el sexto embarazo y no me la quería jugar. Se me caía el mundo a los pies -confiesa-. Aprendes a vivir con ello, pero no lo olvidas". Cuando Bea por fin se quedó embarazada de su hijo Noah vivió de nuevo un embarazo con alegría. «Había llegado a un lugar de aceptación. Por suerte, fue todo bien y Noah nació sano».

El caso de Bea y Patricia, sin duda, no es aislado. Cerca de dos millones de bebés nacen muertos cada año –uno cada 16 segundos– según las primeras estimaciones conjuntas de mortalidad fetal publicadas por UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Grupo Banco Mundial y la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. La inmensa mayoría de las muertes fetales, un 84%, se producen en los países de ingresos bajos y medios bajos, según el nuevo informe Una tragedia olvidada: La carga mundial de la mortalidad fetal. En 2019, tres de cada cuatro muertes fetales se registraron en África Subsahariana o Asia Meridional.

La OMS y el UNICEF hacen un llamamiento a la acción colectiva para prevenir las muertes perinatales prevenibles mediante:

  • Una mayor concienciación y la reducción de la estigmatización
  • El apoyo a las mujeres y familias desconsoladas
  • El fortalecimiento de los sistemas de salud en pro de la atención primaria de salud.
  • La adaptación al contexto nacional y al local de los objetivos en materia de muertes prenatales
  • La mejora de la medición de las muertes prenatales para mejorar los datos científicos y los conocimientos

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Natalia Pérez. (2025, marzo 3). ‘Llegas a casa sin tu bebé y te sientes vacía’: Historias reales de duelo perinatal. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/historias-reales-de-duelo-perinatal

Periodista

Natalia Pérez es licenciada en comunicación audiovisual, tiene un máster en periodismo y una extensa formación en documental social. A lo largo de sus 20 años de experiencia profesional se ha especializado en la búsqueda de contenidos diferenciales de actualidad política y social y ha trabajado en la producción de artículos para prensa y televisión con un amplio currículo en cuestiones centradas en la salud mental y la psicología.

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