5 ideas interesantes sobre Psicología para hablar con amigos

Propuestas de temas de conversación sobre Psicología para conversar con tus amigos y conocidos.

Ideas interesantes sobre Psicología para hablar con amigos

La psicología es una ciencia que nos reúne a todos alrededor de la mesa. Nos convoca, quizás, como ninguna otra disciplina. Y es que todos y cada uno de nosotros poseemos un conjunto de saberes acerca de temas que recaen bajo el paraguas de la psicología. En base a su propia experiencia, y con mayor o menor grado de conocimiento acerca de los saberes científicos, cada persona elabora sus propias concepciones acerca de conceptos esencialmente ‘psi’.

Por lo tanto, es esperable que en toda reunión entre amigos se aborden temas como las expectativas, la relación entre el cuerpo y la mente, la ansiedad, los celos, entre tantos otros.

Temas interesantes sobre psicología para hablar con amigos

La psicología nos brinda la posibilidad de debatir, a partir de ciertos conceptos teóricos relacionados entre sí, sobre los fenómenos que ocurren en la realidad. Algunos de estos conceptos son sumamente interesantes y pueden despertar la curiosidad de muchas personas, lo que puede dar origen a conversaciones profundas y significativas en relación a la vida, el ser y el comportamiento humano. En este artículo expondremos algunas ideas interesantes propias de la psicología para conversar entre amigos.

1. Expectativas: ¿imaginar lo peor para que nada te tome por sorpresa?

Se suele hablar mucho de "prepararse para lo peor" con el objetivo de no desilusionarse. En líneas generales, se utiliza esta expresión cuando alguien está muy emocionado, a punto de embarcarse en un proyecto laboral o acudir a una primera cita con una persona, pero se le quiere advertir que tenga en consideración la posibilidad de que algo no salga como esperaba. En torno a este tema es posible que surja un apasionado debate en una reunión con amigos. Ahora bien, ¿es cierto que imaginar lo peor es una estrategia útil para prevenir una decepción?

Podríamos sostener que la respuesta es un sí, pero es un sí que debemos tomar con pinzas. Imaginar lo peor no supone apuntar a la catastrofización de los eventos de nuestras vidas ni forzarnos a pensar siempre en la peor alternativa posible con el objetivo de obtener una certeza absoluta de lo que sucederá. Es cierto que el ser humano, en búsqueda de supervivencia, ha desarrollado cierta tendencia a perseguir la certidumbre, ya que la imposibilidad de conocer el resultado de una situación —desde el enfrentamiento con un depredador hasta el balance general de una primera cita— supone una amenaza. Sin embargo, es algo con lo que debemos lidiar: en la vida no hay garantías.

Para que predecir lo peor suceda sea un ejercicio útil, es necesario que adoptemos una perspectiva abierta, flexible, y que tengamos en consideración que hay factores que están bajo nuestro control y otros que no. Está la posibilidad de que eso que tanto ansiamos salga mal, o de una forma distinta a la esperada. Tener esto en mente, en definitiva, puede ser saludable, pues nos conducirá a elaborar predicciones más ajustadas a la realidad.

2. "No quiero pensar en eso"

El fenómeno "No pienses en un elefante rosa" se ha vuelto casi un ícono dentro del campo de la psicología. Se suele emplear para denotar cuán difícil (sino, imposible) es eliminar o suprimir un pensamiento. A todos se nos presentan ideas desagradables, en algunos casos obsesivas, que nos gustaría poder erradicar. No obstante, ¿es posible hacerlo?

La realidad es que no. Nuestra mente posee cierto grado de automatismo respecto a nuestra voluntad. Esto, lejos de ser un problema, es una gran ventaja evolutiva. Gracias a la capacidad de automatizar tareas sencillas o cotidianas podemos ahorrar recursos cognitivos para invertirlos en otras tareas más desafiantes. Pensar de forma automática, de cierta manera, supone un complemento esencial para operar sobre el mundo sin invertir demasiado esfuerzo. La vida sería imposible si tuviésemos que hacer un esfuerzo cognitivo grandísimo para llevar a cabo las tareas más nimias con las que nos enfrentamos día tras día: cómo encender una luz, cómo abrir una heladera, qué camino tomar para ir al trabajo al que acudimos todos los días. En ese sentido, nadie quisiera eliminar la posibilidad de pensar o atender en automático.

Ahora bien, cuando de pensamientos desagradables o intrusivos se trata, muchos desearíamos poder quitárnoslos de encima. El "no pienses en un elefante rosa" es una prueba evidente de ello, porque con el solo hecho de decirlo ocasionará que inevitablemente venga a nuestra mente un pensamiento sobre el elefante rosa ("¿ha dicho elefante rosa?") o una representación de él. En otras palabras, "no pensar" es una estrategia inútil.

Lo mismo sucede cuando estamos intentando conciliar el sueño y queremos no pensar en que a la mañana siguiente debemos levantarnos temprano. Nos decimos: "tengo que dejar de pensar en dormirme para dormir". En estos casos, antes de intentar suprimir esos pensamientos, es mejor aceptar radicalmente que el control sobre nuestros pensamientos está, al menos en parte, fuera de nuestro control. Hace falta dejar existir ese pensamiento antes de reorientar nuestra atención y nuestras conductas hacia otras actividades más útiles en un contexto determinado. Por ejemplo, espués de notar que estamos pensando en que deberíamos dormirnos, en lugar de intentar dejar de pensar en aquello, podríamos aceptar que esos pensamientos estarán con nosotros durante esa noche y decidir tomar acción para conseguir lo que deseamos (quizás, levantarse de la cama y leer por diez minutos un libro).

3. El estrés y la ansiedad: ¿males necesarios?

Los seres humanos nos estresamos y nos sentimos ansiosos ante estímulos de lo más variados. De hecho, es sorprendente cómo nuestra reacción no varía exageradamente entre eventos reales y eventos hipotéticos; o entre situaciones poco amenazantes y situaciones que ponen en riesgo la vida. Aunque la intensidad de la emoción puede diferir según la intensidad del estímulo y la interpretación que elaboramos acerca de él, nos sentimos ansiosos tanto frente a una entrevista de trabajo como ante un incendio.

La ansiedad y el estrés, además, son experiencias muy displacenteras. A nadie le gusta sentirse ansioso: notar la sudoración en las manos, la aceleración del ritmo cardíaco, las dificultades para respirar. Sin embargo, la ansiedad nos permite predecir eventos del futuro y orientar nuestra conducta en función a ellos, más allá de si tienen altas probabilidades de volverse reales o son puramente hipotéticos, y, por lo tanto, es sumamente adaptativa. Por lo tanto, esta perspectiva puede servirnos para ser más compasivos con nosotros mismos cuando sentimos esta experiencia tan humana, normal y universal.

4. El poder de la respiración

"Respira profundo", solemos decirle a una persona que está atravesando un momento de alta tensión, pánico o nerviosismo. La respiración tiene un poder increíble para anclarnos al momento presente, para regresar al aquí y ahora, y, en definitiva, para relajarnos a nivel fisiológico, ¿pero cómo lo hace?

Nuestro organismo cuenta con mecanismos destinados a la liberación de tensión en el cuerpo que, no obstante, las personas tenemos la capacidad de aprovechar para relajarnos cuando lo necesitamos. A nivel biológico, es el nervio vago el que se encarga de desactivar o disminuir el estado de alerta y enviar mensajes que apuntan, en última instancia, a la relajación del organismo. Para ello, es necesario que reciba una señal, que nosotros mismos podemos generar mediante la respiración diafragmática consciente. De tal forma, el nervio vago se activará y se desencadenará una respuesta de distensión en nuestro cuerpo. Practicar esto puede ser muy útil para afrontar situaciones de estrés. No podremos eliminarlo (como hemos desarrollado, esto tampoco sería beneficioso ni posible) pero sí podremos reducir nuestra activación fisiológica para estar más tranquilos.

5. El porqué de los celos

En las reuniones con amigos siempre surge el tema de los celos en relación a alguna pareja, expareja, familiar o amigo en común. ¿Pero alguna vez nos hemos puesto a pensar, estando en una reunión, el motivo por el cual algunas personas experimentan tantos celos que aparentan ser incontrolables?

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A las personas celosas se les tiende a emparentar con personalidades o formas de ser dependientes, inseguras y con baja autoestima. Ahora bien: quizás estas características podrían estar relacionadas a alguien celoso, pero no permiten explicar por qué el celoso tiene determinados comportamientos, como llamar en cualquier momento a una pareja para ver dónde está, con quién está, o revisar su celular. El problema del celoso reside en la búsqueda insaciable de control y seguridad acompañada del temor a ser engañado. Esto le conduce a llevar a cabo dichas acciones por las que uno puede identificarlo como celoso/a. Es probable, además, que esta forma de comportarse en los vínculos interpersonales se haya repetido y reforzado a lo largo del tiempo, y por lo tanto haya perdurado en el repertorio conductual de la persona celosa.

  • Azor, F (s/f). 7 ideas interesantes sobre psicología para hablar con los amigos. Azor y Asociados.

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Azor & Asociados es un centro de psicología clínica y pericial. Desde hace más de 20 años trabajan con personas que quieren sentirse mejor, ayudando a gestionar sus emociones, a estar en la mejores condiciones para tomar decisiones y a desarrollar hábitos que potencien la salud mental. Su forma de trabajo se enmarca en la psicología cognitivo-conductual.

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