La motivación es aquella fuerza que impulsa a las personas a realizar cualquier tipo de actividad o a iniciar y mantener todos los proyectos que se proponga. Esta motivación actúa tanto a nivel profesional o académico, como por ejemplo iniciar una oposiciones; como en ámbito personal, por ejemplo iniciando una dieta de pérdida de peso.
Para conseguir dichos objetivos la persona se apoya en una serie de motivaciones que pueden ser intrínsecas o extrínsecas. A lo largo de este artículo se explicará en qué consiste la motivación extrínseca, así como las diferencias que mantiene con la intrínseca y qué estadios recorre la persona a través de este tipo de motivación.
Artículo relacionado: "Tipos de motivación: las 8 fuentes motivacionales"
¿Qué es la motivación extrínseca?
La motivación extrínseca hace referencia al tipo de motivación en la cual los motivos que llevan a una persona a realizar determinado trabajo o actividad están situados fuera de la misma; o lo que es lo mismo, están sujetos a contingencias o factores externos.
En esta clase de motivación los incentivos o refuerzos, tanto positivos como negativos, son externos y se encuentran fuera del control de la persona. Por lo tanto, se concibe como motivación extrínseca todos aquellos tipo de de premios o recompensas que obtenemos o se nos otorga al realizar un tarea o una labor determinada.
El ejemplo de motivación externa por excelencia es el salario que una persona recibe a cambio de realizar su trabajo. Otro ejemplo pueden ser aquellas recompensas o premios que los padres entregan a los hijos a cambio de que estos consigan un buen rendimiento académico.
Finalmente, otro ejemplo menos material consiste en los halagos y reconocimientos que puede recibir una persona tras finalizar una tarea de manera exitosa.
Sin embargo, en la mayoría de los casos en los que la motivación es exclusivamente extrínseca se acaba produciendo una disminución del rendimiento independientemente del ámbito al que se haga referencia. Por lo que la motivación extrínseca no es una buena aliada para proyectos a largo plazo.
Las recompensas externas apartan de la persona de la motivación que realmente importa: la motivación intrínseca. Está comprobado que cuando una persona comienza una actividad o tarea motivada por factores internos y posteriormente se le añaden recompensas externas, la eficacia y productividad disminuye con el el tiempo. La explicación es sencilla, algo que se inicia por el mero placer de realizar una actividad acaba siendo percibido como una obligación y no se disfruta de la misma manera.
No obstante, esto no implica que toda motivación extrínseca sea dañina. La sensación tras recibir una recompensa o premio por un trabajo bien hecho siempre es agradable y placentera, pero esta no debe de acabar reemplazando la satisfacción o deleite que la propia actividad proporciona.
Diferencias entre motivación extrínseca e intrínseca
Como se menciona anteriormente, existe otro tipo de motivación diferente a la extrínseca y es aquella motivación que nace desde dentro de la persona.
Tanto la motivación intrínseca como extrínseca constituyen dos formas completamente dispares de motivación, pero tienen en común que ambas pueden presentarse de manera positiva o negativa y son susceptibles de ejercer ambos efectos sobre el rendimiento de la persona.
A continuación se explica en qué consisten estos tipos de motivación positiva y negativa:
1. Motivación positiva
En este tipo de motivación la persona inicia, dirige y sostiene su actuación con la intención de conseguir algún tipo de recompensa. En la motivación extrínseca puede tratarse de una recompensa económica o premio y en la intrínseca la autogratificación o satisfacción que la propia tarea aporta al individuo. Estas recompensas actúan como reforzadores de la conducta.
2. Motivación negativa
En estos casos la persona inicia o mantiene una conducta o actividad con el objetivo de eludir o esquivar una consecuencia que considera desagradable. Cuando esta consecuencia negativa proviene del exterior puede tratarse de evitar algún tipo de castigo, mientras que cuando procede de interior es posible que lo que la persona intente evitar es un sentimiento de frustración ante un posible fracaso.
En cuanto a las principales diferencias entre la motivación extrínseca e intrínseca, la motivación intrínseca tiene su origen en la misma persona que realiza la actividad y la extrínseca está incitada por factores o agentes externos a ella.
Existen una serie de factores que influyen en la motivación, en el caso de la motivación intrínseca esta está determinada por agentes internos como el interés, la satisfacción, la autorrealización o las necesidades internas. Además, cuando la motivación viene del interior la persona es capaz de mantener dicho ánimo durante más tiempo, de ahí que sea tan importante este tipo de motivación.
Mientras tanto, en la motivación extrínseca la persona sí espera algún tipo de gratificación, retribución o reconocimiento externo. Entre los elementos que dan origen a esta motivación se encuentran la presión externa, la necesidad de reconocimiento o la necesidad de apoyo social.
Asimismo, ambas formas de motivación pueden aparecer tanto unidas como de manera independiente y ser utilizadas en cualquier ámbito en el que la persona tenga que realizar una conducta, tarea o actividad con un fin concreto. Bien sea un fin productivo (producción de una empresa) o un fin personal (perder peso).
Fases de la motivación extrínseca
Según una teoría elaborada por los investigadores Deci y Ryan en 1985, existen una serie de etapas o estadios a través de los cuales la persona puede pasar de una fase en la que la motivación es puramente externa, hasta un estadio final en el que es capaz de integrar y asumir el propósito de su actividad como suyo propio.
No obstante, estos estadios no son todos de obligado cumplimiento. Es decir, una persona puede comenzar en el estadio 3 y evolucionar o mantenerse en un solo estado constantemente.
1. Motivación externa
En esta primera etapa la motivación está completamente determinada por factores externos. La persona no tiene ningún tipo de control sobre ella y realiza la tarea solamente por demanda externa y a la espera de una gratificación.
2. Motivación introyectada
En este segudo caso la meta continúa siendo atender una demanda efectuada desde el exterior, sin embargo la retribución o satisfacción es interna. Esta motivación está relacionada con la autoestima, con la autorrealización, pero la persona sigue sin tener el control absoluto.
3. Motivación regulada por identificación
En este tercer estadio la persona mantiene su comportamiento o ejecuta la tarea por motivos externos a ella. No obstante, posee aún más autonomía y suficiencia para tomar decisiones en torno la recompensa.
4. Motivación por integración
Es el último estadio en el cual la motivación es prácticamente intrínseca. En esta etapa la persona incorpora el propósito como propio. Sin embargo, no puede categorizarse como intrínseca dado que la actividad no se lleva a cabo por la mera satisfacción de realizarla. Aún así, en comparación con el resto de los estadios, este es en el que la persona obtiene un mejor rendimiento.