¿Por qué elegimos cosas que nos hacen mal y repetimos eso que nos daña?

Eso que insiste y se repite en nuestras conductas, nuestras formas de pensar y en nuestras elecciones, ha sido desde siempre algo que nos interroga profundamente como personas y psicólogos, pero aún más, cuando eso que insiste es algo de lo que nos gustaría despegarnos y pese a nuestros variados y múltiples intentos no lo conseguimos y nos encontramos con lo mismo una y otra vez.

Eso que tiene un aire de destino fatalista en psicología y psicoanálisis le llamamos repetición y constituye una herramienta fundamental para conocer las profundidades de cada ser y orientar la dirección de la cura del paciente.

En este artículo me gustaría hablar acerca de la repetición y desarrollar ciertas preguntas que giran a su alrededor; ¿Qué es lo que repite? ¿Por qué repetimos eso que repetimos si muchas veces es algo que nos hace mal? ¿Por qué la repetición tiene ese carácter compulsivo? y ¿Cómo podemos salir de ese lugar?

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El problema de la repetición en el ser humano

Ya filósofos cómo Platón, Nietzche y Kierkegard hablaban de la repetición antes de que fuese una temática abordada desde la psicología, pero no fue hasta Freud que se empezó a tomar como una interrogante seria en análisis, ya que afectaba el proceso terapéutico, la dinámica paciente-terapeuta y las elecciones y vida general del sujeto.

Posterior a Freud, muchos autores han seguido desarrollando investigaciones al respecto y aún con eso, siempre se abren nuevas interrogantes. Esto debido a que lo que se repite constituye un eje central de lo que se debe trabajar en análisis y uno de los mayores padecimientos de cada persona.

Muchas veces nuestras elecciones no sólo no nos producen placer, sino que nos llevan a un lugar bastante alejado de lo placentero, lo que se nos presenta como todo un misterio, ya que, si lo pensamos, podríamos suponer que cómo seres pensantes tenderíamos a elegir lo que nos conviene y hacer lo que nos hace bien, pero en la realidad esto no siempre ocurre así y más bien, cada vez, con más frecuencia vemos como nosotros mismos y la gente a nuestro alrededor, somos presos de elecciones que nos dañan pero no podemos cambiar por más que lo intentemos y como muchas veces algo que nos hace mal insiste y se repite.

“En el alma existe una fuerte tendencia al principio del placer, pero ciertas otras fuerzas o constelaciones que la contrarían, de suerte que el resultado final no siempre puede corresponder a una tendencia al placer” ~ Freud.

Freud descubre que existe algo que va más allá de la búsqueda de lo placentero dentro de todos nosotros, pero también reconoce que, si repetimos algo desagradable, ello se debe únicamente a que esa repetición va conectada a una ganancia de otra índole.

Existen muchas fuerzas y constelaciones contrarias dentro de nosotros mismos, algunas opuestas entre ellas, como, por ejemplo; que algo que nos genere dolor y también nos genere placer, que lo que nos apetece no sea lo que nos convenga o que no deseemos realmente lo que queremos para nosotros mismos. El análisis, en ese sentido, viene a ser un lugar fundamental para abordar todas estas cuestiones y dilemas del ser y hacer un intento por resolverlas o bien por que la persona aprenda cómo llevarlas mejor, pero entendamos de dónde surgen…

¿Por qué repetimos lo que nos hace daño?

El goce es una de las cosas que se pone en juego muchas veces en la repetición. Goce o desear con ansias lo que no es conveniente, un sufrimiento que tiene un placer escondido del que nos cuesta desprendernos porque justamente hay un placer en juego que nos atrapa. Pero la repetición no es sólo eso, Freud la entendía como una forma especial de recordar que surgía en esas instancias en que la persona no recordaba nada de lo olvidado o reprimido y entonces lo vivía de nuevo y reproducía ya no como recuerdo, sino como un acto, en donde se repite, sin saber que se repite conductas, formas de ser, formas de actuar frente al otro, formas de dar respuestas, formas de estar en relación, inhibiciones y rasgos patológicos de nuestro carácter.

“El destino es la manera particular por la cual los significantes del sujeto, se han apoderado de esos azares para imbricarlos en la repetición” ~ Lacan

Ese “destino” que se nos repite una y otra vez, es lo que Freud llamo compulsión a la repetición, pero que en realidad más que un destino tiene que ver con la aparición de algo que forma parte de lo más propio de nuestro inconsciente. La repetición como la entendía Freud es repetición del trauma y en esa repetición hay algo que va más allá del principio del placer, porque lo traumático en si no es placentero, entonces la ganancia aparece en lo compulsivo que es un intento de hacer aparecer algo que siempre se escapa.

Pero bien, una repetición sintomática de una conducta o una elección nos puede despertar el deseo de querer saber de qué se trata, en nuestro caso particular, el por qué seguimos haciendo eso que no queremos o qué es lo que nos mantiene atados y esa es la razón por la que muchos paciente llegan a consulta.

Pero aquí hay que destacar la diferencia del caso a caso, y la no existencia de reglas generales, cada persona repite algo que tiene que ver con lo más profundo de ella misma. La terapia analítica es una invitación a abrir esas interrogantes que nos pueden acercar a un indicio de respuestas que nos ayuden a parar la repetición y a entender que es lo que se ponía en juego en ella y entonces, una vez entendiendo eso, poder cambiar el rumbo de nuestro destino, pero ya está vez agarrando el timón.