En las épocas de crisis, conviene no olvidar que no todo es economía: también hay que poner el foco en el bienestar psicológico. A fin de cuentas la mente humana está hecha para adaptarse a un entorno cambiante, y pocos cambios hay que sean más radicales que una situación de crisis derivada de una emergencia sanitaria.
Por eso, en este artículo veremos cuáles son los principales buenos hábitos para lograr una buena gestión emocional en tiempos de crisis, con consejos y recomendaciones fáciles de seguir en el día a día.
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Los buenos hábitos de gestión emocional durante la crisis
Sigue estas pautas para velar por tu bienestar psicológico potenciando tu capacidad para regular tus emociones.
1. Mantente en forma
La salud del cuerpo se plasma también en la salud de la mente. Por eso, a la hora de gestionar bien las emociones, hay que asegurarse de que nuestra condición física no nos predispone a exponernos a situaciones que nos generan malestar.
Para ello, hacer ejercicio de manera regular es clave. La actividad física no solo nos ayuda a desconectar y nos aporta una agradable sensación (siempre y cuando sea un esfuerzo moderado); además, los ejercicios de tipo aeróbico protegen contra la depresión y la ansiedad, siempre que los practiquemos de manera regular. Con dedicarle unas tres sesiones a la semana de unos 40 minutos, debería ser suficiente.
2. Practica Mindfulness
El Mindfulness es un conjunto de prácticas inspiradas en la meditación Vipassana, una actividad de carácter tradicional en muchas regiones del Sur de Asia. Estos ejercicios permiten poner en perspectiva nuestros problemas y no dejar que el temor y la angustia nos paralicen ante problemas que sabemos que tenemos. Suele utilizarse como una herramienta contra el estrés y el bajo estado de ánimo persistente.
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3. Duerme bien
La falta de sueño tiene un serio impacto en nuestra habilidad a la hora de regular las emociones y de razonar. De hecho, sus efectos negativos en la mente humana son tan significativos que no dormir bien hace que se dispare el riesgo de desarrollar una amplia variedad de trastornos psicológicos, especialmente la depresión, las adicciones y la ansiedad.
4. Mantén tu atención fijada en una meta
En tiempos de crisis es fácil tener la sensación de que se pierde el tiempo, y esto altera mucho el equilibrio emocional: suele ir de la mano de los problemas de autoestima, con pensamientos del tipo "no valgo para nada" al no saber qué hacer ante la falta de alternativas entre las que elegir en cuando a trabajo, ocio, etc. Por eso, para no perder el rumbo, es importante no dejar de llevar a cabo proyectos y no dejar de aprender, no solo en lo profesional, sino sobre todo en lo personal.
5. Combate la rumiación
La rumiación 'sicológica es aquello que popularmente llamamos "no poder sacarse algo de la cabeza", especialmente cuando ese pensamiento o imagen mental tiene un efecto perturbador, genera angustia o inquietud. Con el paso del tiempo, la rumiación nos va debilitando, y por mucho que intentamos dejar de pensar en eso, no podemos: tratar de suprimir su presencia hace que nos obsesionamos más con su contenido, dándole poder de influencia sobre nosotros.
Afortunadamente, no es imposible hacer que la rumiación nos deje en paz. Por ejemplo, los ejercicios de Mindfulness ayudan a hacer que esos pensamientos recurrentes se vayan apagando, y también ciertas técnicas de la terapia cognitivo-conductual y de la Terapia de Aceptación y Compromiso. La clave está en no intentar eliminar la rumiación, sino en aceptar de manera provisional su presencia y el malestar que genera, pero sin darle más protagonismo del necesario y siendo capaz de centrar la mente en otras cosas.
6. No olvides las relaciones personales
Es mucho más fácil sobrellevar el impacto emocional de la crisis si lo hacemos en compañía de personas importantes para nosotros. De hecho, mientras que las personas que tienden a relacionarse más suelen ser más felices, la soledad se asocia a problemas de salud tanto físicos como psicopatológicos.
Por supuesto, tener una vida rica en relaciones sociales no implica tener muchos amigos; simplemente, en tener personas en las que se confía y con las que hay un afecto correspondido, y con las que podemos compartir tiempo libre.
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Referencias bibliográficas:
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