Así funciona la Procrastinación asociada al consumo de Redes Sociales

Las redes sociales nos han hecho entrar en una espiral del síndrome de "ya lo haré mañana".

Así funciona la Procrastinación asociada al consumo de Redes Sociales
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Scroll, scroll, y así se te va la vida mientras un montón de asuntos pendientes siguen ahí, esperando turno: la presentación que aún no terminas, la ropa limpia que lleva días sin doblarse, el correo que debiste responder ayer. Y no, no te estamos juzgando… Ni tampoco estás aquí leyendo esto porque seas la única persona a la que le pasa.

De hecho, según datos del Journal of Behavioral Addictions, hasta un 20% de la población se considera a sí misma procrastinadora crónica, y el uso excesivo de redes sociales es uno de los hábitos más ligados a esta conducta.

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Hoy vamos a hablar de eso: de por qué pasa, qué hay detrás y cómo puedes empezar a romper ese ciclo sin tener que renunciar a tus redes.

Procrastinación: ¿qué es y de dónde viene?

Procrastinar no es simplemente ser víctima de la pereza ni de la mala organización. Se trata de no realizar una acción que eres consciente de que deberías llevar a cabo, a pesar de que también tengas claro que retrasarla acarreará efectos negativos. El asunto aquí es que esta no es una decisión lógica, y por eso puede ser tan frustrante.

Tiene que ver con cómo tu cerebro maneja las emociones. Muchas veces postergamos tareas porque nos generan incomodidad, inseguridad o aburrimiento. Es un mecanismo de escape emocional: en lugar de enfrentarte a esa tarea que te abruma, eliges hacer algo más placentero, como revisar Instagram o ver videos en TikTok. Y claro, al principio sientes alivio… hasta que viene la culpa.

Esta conducta suele estar relacionada con ciertos rasgos como el perfeccionismo, el miedo al fracaso, la baja tolerancia a la frustración o simplemente el hábito de evitar el malestar. Y sí, está más relacionado con emociones que con la simple gestión del tiempo.

Redes sociales y procrastinación: ¿por qué enganchan tanto?

Las redes no son neutrales; de hecho, están diseñadas para mantenerte ahí. Desde el scroll infinito hasta las notificaciones pensadas para captar tu atención en los momentos más aleatorios del día, todo apunta a lo mismo: que no te salgas.

Cuando te enfrentas a una tarea que requiere esfuerzo, concentración o te hace sentir inseguro, tu cerebro busca una vía de escape rápida y que le dé una recompensa inmediata. Y ahí están las redes, con su dosis de dopamina en forma de likes, memes o novedades.

Este tipo de distracciones resulta particularmente seductor en momentos en los que careces de una planificación definida de actividades, o cuando te sientes fatigado, sobrecargado o emocionalmente agobiado. Además, cuanto más usas las redes para evitar lo incómodo, más fortaleces ese hábito.

Todo esto se convierte en el camino fácil que tomas cada vez que tu cerebro quiere evitar lidiar con algo. Y lo malo es que, al final, terminas postergando no solo una tarea, sino una lista entera de pendientes.

Cómo frenar la procrastinación asociada al uso de redes sociales

Ok, ya entendemos qué está pasando. Ahora, ¿cómo haces para salir de ahí sin tener que desinstalar todas tus apps o irte a vivir al bosque? Hay formas de manejar esto de manera práctica, realista y sin autoflagelarte. Aquí te contamos algunas claves que puedes empezar a aplicar hoy mismo:

1. Entiende qué estás evitando

A ver, antes de luchar contra las redes sociales, vale la pena entender por qué las usas en momentos donde hay cosas más urgentes que hacer.

Pregúntate, por ejemplo, qué tarea estás evitando y qué sientes cuando piensas en hacerla. Tal vez no es solo flojera; puede ser ansiedad, miedo a hacerlo mal o simplemente estar saturado.

Reconocerlo no resuelve todo, es verdad, pero al menos te da información valiosa para no actuar en automático.

2. Identifica los momentos más vulnerables

Hay horas del día donde tu autocontrol es menor, y también hay tareas que te “empujan” más a buscar distracción. Fíjate cuándo tiendes a procrastinar más y qué estás haciendo justo antes de caer en la trampa.

Eso te permitirá tomar decisiones más conscientes, como dejar el celular en otra habitación cuando empieces a trabajar o usar extensiones que bloqueen temporalmente ciertas webs o apps.

3. Reduce el acceso sin necesidad de desaparecer

No tienes que eliminar todas tus redes, pero sí puedes hacer ajustes. Desactiva notificaciones que no te aportan nada. Mueve las apps de la pantalla principal del celular.

Otra opción útil es que uses el “modo enfoque” o herramientas como Forest o Freedom para limitar tu tiempo. La idea de todo esto no es castigar, sino ponértelo un poco menos fácil a la hora de distraerte.

4. Usa técnicas que te ayuden a empezar

Esperar a “tener ganas” es la receta perfecta para no hacer nada. En cambio, proponte comenzar por solo 5 minutos. Muchas veces, una vez que empiezas, el impulso aparece.

También puedes aplicar la técnica Pomodoro: trabaja 25 minutos sin interrupciones y luego toma un descanso corto. Este método ayuda a que tu mente no se agote tan rápido y mantiene tu enfoque en tramos cortos.

5. Organiza tus tareas de forma realista

Cuando ves una montaña de cosas por hacer, tu cerebro entra en modo evasión. Pero si divides esas tareas pasos por pasos, te parecerán más manejables.

Por ejemplo, no pongas en tu lista “entregar informe completo”, sino algo como “escribir primera sección del informe” o “revisar datos de la tabla”.

Y, ojo, sé honesto con el tiempo que realmente necesitas. Si te sobrecargas, solo vas a frustrarte más.

6. Cambia tu enfoque mental

En lugar de decirte “tengo que hacer esto”, intenta cambiarlo por “elijo hacer esto porque me acerca a mi objetivo” o “quiero hacerlo porque me hace sentir bien cuando lo termino”.

No es magia, pero cambia tu disposición. También ayuda visualizar cómo te sentirás cuando acabes. ¿Orgullo? ¿Tranquilidad? Eso puede motivarte más que pensar solo en el esfuerzo.

7. Recompénsate sin sabotearte

Si cada vez que haces algo productivo tu “premio” es 40 minutos en TikTok… el avance se pierde. Mejor elige recompensas que no te desconecten del todo.

Puedes salir a dar un paseo, disfrutar de una merienda deliciosa, escuchar tus canciones favoritas o simplemente tomarte unos minutos, sin remordimientos, para no hacer nada.

8. No te castigues, aprende del patrón

Caer en la distracción no te hace una persona perezosa ni poco comprometida. Significa que estás en un ciclo que puedes cambiar. En lugar de hablarte mal, pregúntate qué fue lo que aprendiste esta vez y qué puedes hacer diferente mañana.

Conectar contigo desde la curiosidad y no desde el juicio es mil veces más efectivo para cambiar hábitos.

Froilan Ibáñez

Froilan Ibáñez

Psicólogo Clínico Educativo y pericial

Profesional verificado
Castelló de la Plana
Terapia online

En resumen, sí, las redes sociales pueden convertirse en un obstáculo para tu productividad, pero hay varias formas en las que puedes retomar ese control. Y, claro, para ello se necesita tener conciencia, hacer ajustes prácticos y tener un enfoque realista, para que puedas recuperar tiempo, energía y foco sin convertirte en un robot sin vida social.

Y si te toma varios intentos, no pasa nada. Es parte del proceso. La próxima vez que te veas atrapado en un scroll infinito, tal vez te acuerdes de todo esto y tomes una decisión diferente. O al menos cierres la app con intención y empieces con ese primer paso.

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Froilán Ibáñez Recatalá. (2025, mayo 30). Así funciona la Procrastinación asociada al consumo de Redes Sociales. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/asi-funciona-procrastinacion-asociada-consumo-redes-sociales

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