Cómo abordar la Violencia Intrafamiliar: una visión terapéutica

Veamos cómo se interviene ante la violencia intrafamiliar en el contexto de la terapia psicológica.

Cómo abordar la Violencia Intrafamiliar

Un componente esencial de primera importancia cuando se trabaja con la violencia intrafamiliar es que los diferentes profesionales implicados con la familia lleven a cabo una evaluación exhaustiva del riesgo para las personas implicadas y pongan en marcha un plan de acción que recoja los requisitos para que cada miembro de la familia esté a salvo. Esta evaluación de riesgo no sirve de nada si no se documenta y se comunica efectivamente.

Asimismo, en estos casos es sumamente importante no solo la relación terapéutica que se establece entre cada miembro de la familia con el terapeuta, sino también la de la familia como sistema y el terapeuta. Si una de estas dos falta, o la persona perpetradora no toma responsabilidad de sus actos o el trabajo terapéutico se ve negativamente afectado y la intervención no será efectiva.

La perspectiva sistémica no consiste solo en técnica, sino que en gran medida está en función del sentido de nosotros mismos como terapeutas, la postura que tomamos como tales y la actitud que mostramos con las personas con las que trabajamos.

¿Cómo trabajar la violencia intrafamiliar como terapeuta?

Para favorecer una relación terapéutica sana y funcional, además de la obvia confidencialidad dentro del marco de lo posible, el terapeuta ha de alejarse de la certidumbre prematura y “no entender muy rápido la situación”. Esto es lo que Mason llamaba posición de Incertidumbre Segura. Todos estamos de acuerdo y sabemos que la violencia es inaceptable en cualquiera de sus formas, pero cada caso específico es una realidad distinta, la realidad de esa familia en particular.

La curiosidad por entender lo que ocurre y a quién le ocurre nos lleva a hacer preguntas que de otra manera no se nos ocurrirían porque ya las damos por sabidas, lo que provoca que las personas se abran en vez de estar a la defensiva.

Esta apertura crea un clima de seguridad terapéutica que permite que las personas sean honestas con nosotros e incluso si deciden no informarnos, el clima terapéutico es distinto. Para que esta seguridad terapéutica pueda crearse es indispensable que la terapia no se vea inundada con los problemas legales o judiciales del caso.

Así, la colaboración interdisciplinar es sumamente importante ya que permite que sean otros profesionales – trabajador social o de justicia - los que se encargan de asegurar que las normas judiciales (si las hubiera) se cumplan, mientras que nosotros podemos "hacer terapia" en el sentido más práctico de la palabra.

Si la terapia es parte de una orden judicial, es mejor hablar este dilema con la familia y crear un espacio en el que ellos puedan expresar sus sentimientos sobre esto, de otra manera lo que queda ‘no dicho’ estará afectando la terapia y adquiriendo un aún más poder que la terapia en sí misma.

Un espacio terapéutico para expresarse

Normalmente, tratamos con cierta falta de respeto a los que son violentos contra otras personas, al tiempo que esperamos que ellos aprendan a respetar al otro. La "curiosidad informante y neutralidad informada" nos permite estar más abiertos a la información de forma no juiciosa y a escuchar a cada miembro de la familia.

Al mismo tiempo favorece el compromiso terapéutico, sobre todo por parte de la persona perpetradora al sentir que también a ella se le escucha con respeto. Desde esta posición de escucha activa se deja espacio para la toma de conciencia y aceptación por parte de la persona perpetradora (explícitamente con la familia presente) de la responsabilidad de sus conductas, al tiempo que ayuda a la/s víctima/s y testigo/s a liberarse de la posible ‘culpa’, abriendo paso al acuerdo intrafamiliar de nuevos significados, reforzando así conductas alternativas.

Ninguna familia es únicamente violenta o disfuncional así que hay que buscar los ‘puntos fuertes’ y ‘excepciones al patrón violento’ de la familia y reforzarlos, como por ejemplo con expresiones como “¿Cómo conseguiste no explotar si estabas tan enfadado el viernes?”. Estas excepciones contienen soluciones claves y hay que ‘hacer terapia’ con ellas.

¿Siempre es tratable la violencia intrafamiliar?

El trabajo con la violencia intrafamiliar en cualquiera de sus formas es sistémico y nunca fácil. Puede haber casos de violencia intrafamiliar que no son tratables, e incluso los que lo son pueden llegar a ser una experiencia muy dura para el terapeuta, que ha de aprender a calmar su propia ansiedad y rabia y despojarse de sus propios estereotipos y prejuicios.

Como terapeutas, tenemos que ser conscientes de lo que podemos hacer y no tratar de ‘rescatar’ o ‘’arreglar’ a las familias con las que trabajamos. Por todo esto es de máxima importancia que el terapeuta tenga la posibilidad de acceder periódicamente a sesiones de supervisión y consulta con otro/s profesional/es externo/s al caso donde pueda enriquecer su práctica y lidiar con los posibles sentimientos/pensamientos personales que surgen durante el proceso.

La dificultad se complica porque se requiere de un tiempo y ritmo que depende de cada familia y su problemática específica. Además, el tratamiento individual para cada miembro de la familia debe ser paralelo y ajustarse al tipo específico de violencia intrafamiliar. Sobre todo, se requiere del ‘querer hacer’ por parte de la familia, que muchas veces no se encuentran preparadas para terapia.

Como hemos visto, son muchos los contextos a tener en cuenta cuando se trabaja con violencia intrafamiliar. Para los Terapeutas Sistémicos y Familiares en práctica significa mantener una perspectiva sistémica de apertura y trabajar a todos los niveles posibles de las dinámicas familiares.

Alia Pérez

Alia Pérez

Psicóloga y Psicoterapeuta de Pareja e individual.

Profesional verificado
Puerto de la Cruz
Terapia online

Así, también implica estar completamente integrados en una respuesta comunitaria local coordinada hacia la violencia intrafamiliar, ser modesto en cuanto a los resultados terapéuticos conseguidos para favorecer el trabajo multidisciplinar, promover un conocimiento práctico basado en la evidencia a la hora de las intervenciones e integrar lo que es valioso de las diferentes intervenciones para atajar de una manera más eficaz la violencia que ocurre dentro de las familias.

Sin duda, en la lucha para trabajar cada vez mejor contra el sufrimiento que la violencia aporta a niños, adolescentes, hombres y mujeres de todo el mundo, aún queda mucho por escribir.

Psicóloga

Puerto de la Cruz

Alia Pérez es Doctora Internacional en Psicología Clínica y de la Salud. Con más de 20 años de experiencia clínica, está especializada en Terapia para Focalizada en las Emociones para parejas e individuos y Terapia Familiar, acompañando a quien la contacta a reencontrar el equilibrio consigo mismos/as y en sus relaciones. Con una trayectoria profesional e investigadora continuada en diferentes problemas y situaciones vitales, adapta su estilo de terapia a cada persona para guiarles a encontrar una solución hecha a su medida y un mayor bienestar emocional general para afrontar la vida. Ofrece sus servicios principalmente de manera online.

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