Vamos paseando por la calle y nos encontramos un cadáver ¿Qué hacemos? Aparte de lo obvio, que es asustarnos al verlo y llamar a la policía, puede que hagamos una de las siguientes dos cosas: taparnos los ojos, intentando no verlo más, o acercarnos y verlo con todo lujo de detalle.
No, sentir curiosidad por un cadáver no es precisamente algo muy normal pero tampoco es síntoma de psicopatía ni nada de eso. El ser humano es curioso por naturaleza y hay muchas personas que sienten mucho interés por cosas que son grotescas, turbias y macabras.
La curiosidad mórbida es ese sentimiento de no querer mirar algo que nos parece horripilante pero, aún así, no poder evitar seguir mirándolo. Es una sensación extraña, irónica y que se manifiesta en diferentes grados según la persona. Hoy vamos a ver cuáles son los aspectos clave detrás de esa peculiar sensación.
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¿Qué es la curiosidad mórbida?
¿Has oído hablar de Ricardo López? De las muchas personas que responden a este nombre, la más infame es sin duda el uruguayo-estadounidense que en el año 1996 quiso pasar a la historia intentando acabar con la vida de su mayor ídolo, la cantante islandesa Björk.
López no es solo conocido por haber intentado cometer semejante homicidio, sino por cómo dejó constancia de su descenso a la locura a través de 18 horas de grabación registradas con su cámara, obsequio que se hizo a sí mismo al cumplir 21 años.
Estas grabaciones son videodiarios en donde expone sus pensamientos, su amor-odio por Björk y, también, sus complejos por el sobrepeso que padecía a causa de su síndrome de Klinefelter. En la mayoría de las grabaciones aparece Ricardo López semidesnudo, con un nivel evidente de dejadez en un piso que a cada grabación estaba más lleno de suciedad. También son estos videodiarios en donde deja constancia de cómo fabricó la bomba de ácido sulfúrico que enviaría a su ídolo. Su última grabación, titulada “The Last Day - Ricardo López” por él mismo, finaliza con él abriendo la boca y pegándose un tiro.
Estas macabras grabaciones, evidencia de los problemas mentales de un fanático que intentó cambiar la vida de la cantante islandesa arrebatándosela, son de difícil visionado. No porque no se puedan conseguir en Internet, de hecho, todos los vídeos de López se encuentran en Youtube. Lo de que son difíciles de ver es que se necesita bastante estómago para ver cómo Ricardo López nos muestra cómo su vida y su mente se vuelven cada vez más turbias, grotescas y perturbadoras.
Pero lo cierto es que el canal de Youtube está plagado de vídeos sobre el caso, y hasta tiene un canal especializado en el mismo en donde se expone todo, incluso el cuerpo sin vida del joven de 21. Hay un vídeo-documental de casi 2 horas con más de 200.000 visualizaciones, hecho con los vídeos más importantes de López.
Y no hablemos de la enorme cantidad de youtubers especializados en asesinos seriales y homicidas notorios que hablan del caso. Si hay tantos vídeos, es porque hay demanda del tema. La gente está interesada en un tema que despierta mucha curiosidad mórbida.
Todos hemos sentido esta emoción en más de una ocasión. La curiosidad mórbida es ese sentimiento de no querer mirar, pero aún así no ser capaz de dejar de hacerlo. Se está viendo algo que parece amenazante y asqueroso, que nuestra naturaleza nos dice que está mal fijarse tanto en ello, que es hasta peligroso, pero aún así seguimos.
Sentimos una macabra atracción hacia algo horripilante, misma atracción que sienten los interesados por el caso de Ricardo López y Björk.
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Los elementos psicológicos de la curiosidad mórbida
Hace mucho tiempo que se conoce esta emoción. El propio Platón dejó constancia de ello hace 2000 años cuando contó la historia de un hombre llamado Leoncio. Un día, Leoncio iba caminando por cerca de las murallas de su ciudad cuando vislumbró una pila de cadáveres con su verdugo al lado.
Leoncio sintió el ferviente deseo de mirar hacia esos cuerpos sin vida, pero a la vez sentía la genuina sensación de que estaba mal mirarlos. Pero su deseo conquistó su aversión y Leoncio no pudo evitar acercarse a los cadáveres, exclamando:
“¡Allí! ¡Miserables! ¡Contempla tu plenitud ante el hermoso espectáculo!”
Incluso desde una visión moderna las acciones de Leoncio no nos sorprenden. Al fin y al cabo, si nos pasara lo mismo, es bastante probable que no pudiéramos evitar mirarlos, aunque sea un poquito.
Naturalmente, hay personas que seguramente no pudieran dirigir la mirada para nada, mientras que otras no la despegarían pues, como todo rasgo humano, la curiosidad mórbida también presenta diferencias individuales.
¿Qué es lo que hace que haya personas más propensas a mirar cosas horripilantes que otras? Esta fue la pregunta que se hizo el investigador Coltan Scrivner, quien ha llevado a cabo varias investigaciones para determinar cuáles son los aspectos clave detrás de que una persona manifiesta un mayor grado de curiosidad mórbida que otras. En base a su investigación, Scrivner nos habla de hasta tres aspectos clave principales:
1. Inconformismo rebelde
De acuerdo con la investigación de Scrivner, las personas socialmente rebeldes puntúan alto en algo llamado inconformismo rebelde, es decir, la tendencia a no obedecer las normas sociales. A los rebeldes sociales les importa poco el estilo tradicional de vida y prefieren cierta imprevisibilidad en sus vidas.
Muchas personas, cuando se les dice que algo está prohibido o mal hecho, sienten una atracción especial por hacerlo, algo que sería el caso de quienes presentaran alto el inconformismo rebelde. La mayoría de las cosas que despiertan curiosidad mórbida a menudo son desalentados y penalizados por las normas culturales.
En los entornos occidentales, como Europa y Norteamérica, se considera una violación de las normas sociales mostrar interés o curiosidad sobre temáticas como los asesinos en serie, la violencia, la violación o las actividades paranormales, a pesar de que las podemos encontrar en los medios de comunicación. Mostrar interés por todo esto en un país occidental es un sólido predictor de curiosidad mórbida.
Naturalmente, esto depende de cada contexto cultural, puesto que en una cultura donde estas cuestiones no son un tema tan tabú, los rebeldes sociales serán menos propensos a mostrar curiosidad mórbida hacia esas mismas cuestiones.
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2. Asco que nos recuerda nuestros orígenes animales
Otro de los aspectos clave que menciona Scrivner a la hora de hablar sobre la curiosidad mórbida es lo que él denomina “animal reminder disgust”, traducible a algo así como el asco que nos recuerda nuestros orígenes animales. Esta es una dimensión del asco genérico que se activa al ver cadáveres y cosas que nos recuerdan a la muerte.
Se cree que este tipo de asco aparece para protegernos de aquello que podría ser peligroso para nuestra salud, como por ejemplo un fluido corporal contaminado o aquello que ha matado el cadáver que estamos viendo.
En su investigación, Scrivner encontró que las personas con alta curiosidad mórbida tienden a sentir menos asco hacia aquellas cosas que nos recuerdan nuestro origen animal. Es decir, las personas mórbidamente curiosas son menos propensas a manifestar miedo en varios aspectos de la vida que se relacionan con la muerte y se sienten menos disgustadas ante situaciones en las que se puede comprometer la integridad corporal.
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3. Curiosidad social manifiesta
Partiendo del trabajo de Todd Kashdan, en cuyas investigaciones muestra que la curiosidad genérica puede ser categorizada en cinco dimensiones, este investigador y sus colegas han identificado la curiosidad social como un aspecto clave detrás de la curiosidad.
La curiosidad social puede dividirse en dos tipos: la abierta y la encubierta. Mientras que la curiosidad social abierta o manifiesta se refiere a un interés en la conducta de los demás, la no manifiesta se asocia con el interés a cotillear y el chismorreo.
Coltan Scrivner relaciona esto con una de las dimensiones que ha identificado en su trabajo sobre la curiosidad mórbida: la del interés por la mente de las personas peligrosas. El aspecto principal de esta dimensión sería mostrar curiosidad hacia los motivos y conductas de las personas peligrosas que los ha empujado a cometer un acto vil y sangriento. Según él, las personas que puntúan alto en curiosidad social manifiesta son más propensas a manifestar curiosidad mórbida.
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El test de la curiosidad mórbida
A modo de conclusión, con su trabajo Scrivner sostiene que, si bien los tres aspectos clave que hemos explicado no explican toda la varianza sobre la curiosidad mórbida humana, sí que influyen notoriamente en su aparición y el grado con el que se manifiesta.
En base a su trabajo y de forma resumida, las personas que no le prestan demasiado cuidado a las normas sociales, que no temen a la muerte, que no se disgustan cuando ven un cuerpo dañado o muerto y que, además, sienten curiosidad hacia el comportamiento delictivo de ciertas personas, tienen todas las papeletas para tener una alta curiosidad mórbida.
Puede que tú seas también una persona muy curiosa mórbida… ¿Quién sabe? Seguramente ya tendrás tus sospechas sobre si lo eres o no en base a cómo de curioso te mostraste cuando viste un animal muerto o si te gustan los documentales sobre cosas turbias pero, igualmente, si lo quieres comprobar, el propio Coltan Scrivner ha ideado un test para evaluar la curiosidad mórbida disponible en su web.
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