Uno de los problemas asociados a la edad es la pérdida de memoria. Al llegar a la tercera edad muchas personas sufren demencias, las cuales son invalidantes y generan mucho malestar psicológico, tanto para quien las sufre como a su entorno más cercano.
De las enfermedades en las que hay una pérdida de memoria significativa, la más famosa es la Alzheimer, caracterizada por una disminución en el grosor de la corteza cerebral y anormalidades en las neuronas.
En este artículo veremos, a modo de resumen, una biografía de Alois Alzheimer, el descubridor de la enfermedad que lleva su nombre y que está detrás de la mayoría de casos de demencias.
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Biografía de Alois Alzheimer
Alois Alzheimer fue un neurólogo y psiquiatra alemán nacido en Baviera, Alemania, el 14 de junio de 1864. Murió el 19 de diciembre de 1915 en Breslavia, actual Wrocław, Polonia, con 51 años.
Ya en los años en los que iba al colegio mostró interés por las ciencias, destacando excelentemente como alumno. Por este motivo, y siguiendo el consejo de su padre, decidió estudiar medicina, siendo el primero de su familia en optar por esta carrera.
Formación profesional
En 1883 empezó sus estudios de medicina en la Universidad Friedrich Wilhelm en Berlín, sin embargo, a los cinco meses de empezar, se trasladó a la Universidad de Wurzburgo. Durante el semestre del invierno de 1886 al 1887 estudió en la Universidad Eberhard Karls en Tubinga. Cuando volvió de esa estancia, decidió profundizar sus conocimientos en histología y embriología, bajo la tutela del anatomista suizo Albert von Kölliker. Von Kölliker fue quien supervisó la tesis doctoral de Alzheimer: “Sobre las glándulas ceruminosas”.
Aunque en un principio los estudios histológicos de Alzheimer abordaban diferentes partes del cuerpo humano, lo cierto es que consideraba que el estudio de los tejidos corporales podría resultar de gran utilidad para esclarecer las causas biológicas detrás de los trastornos psicológicos.
En 1888 se gradúa en medicina y obtiene la licencia para practicarla en todo el Imperio Alemán. Ese mismo año empieza a trabajar en el Asilo Municipal para Dementes y Epilépticos en Frankfurt, en donde mostró sus grandes dotes como médico. En esa misma ciudad conoció a Franz Nissl, un gran psiquiatra e investigador médico, y desarrollaron una gran amistad.
Ambos llevaron a cabo varios estudios neuropatológicos juntos y consideraban que la contención mecánica de los pacientes con trastornos mentales debía reducirse, promoviendo la autonomía y la libertad de los ingresados. Consideraban que un buen método para calmar a los pacientes eran los baños balnearios. Juntos trataron de averiguar cuáles eran las bases orgánicas de los trastornos mentales. En 1896 sucede a Nissl como jefe en el asilo de Frankfurt.
Varios años después, en 1903, Emil Kraepelin, quien es considerado el fundador de la psiquiatría moderna, invita a Alois Alzheimer a formar parte de su clínica en Heidelberg. Pese a la gran oportunidad que suponía ello, Alzheimer solamente estuvo en la clínica unos seis meses.
Investigación y obra: caso Auguste D.
Durante sus años en Frankfurt, Alzheimer tuvo la oportunidad de conocer el caso de una paciente que lo volvería famoso: Auguste D.
Auguste D. era una paciente de 51 años que había sido ingresada debido a que presentaba un muy avanzado estado de pérdida de memoria. Al principio, unos seis meses antes del ingreso, sus síntomas habían sido ataques de celos, en los que pensaba que su marido estaba manteniendo un romance con una vecina. Tras ello, pasadas unas dos semanas, empezó a tener problemas de memoria, llegando a olvidar por completo aspectos de su vida, lo cual le impedía hacer las tareas del hogar.
Alzheimer se mantuvo al tanto de la progresión de la demencia de Auguste D., anotando cualquier nuevo síntoma o conducta destacable. La paciente nunca recibió ningún tratamiento a parte de los baños para calmarla.
Cuando falleció Auguste D., Alzheimer procedió a estudiar su cerebro, convencido de que los síntomas tenían una explicación neurológica. Tomó muestras, las coloreó con tintes químicos y vio que, a diferencia de las neuronas sanas, las de la paciente tenían una particularidad nunca vista en otros pacientes antes. Además de tener placas seniles, compuestas por materia extracelular, en el cerebro de Auguste D. había degeneración neurofibrilar, es decir, cambios en las estructuras de las neuronas.
Tras este caso, y una vez hubo publicado varios estudios, en 1906 Alzheimer presentó la enfermedad detectada en Aguste D. en la conferencia que lo catapultaría como científico famoso. En la 37ª Conferencia de Psiquiatría del Sudoeste Alemán, Alzheimer presentó su investigación bajo el título Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral. Indicó que había estado estudiando una inusual enfermedad neurodegenerativa que afectaba a la corteza cerebral y cuyos síntomas principales eran pérdida de memoria, desorientación espaciotemporal, alucinaciones y muerte.
Pese a que en un principio Alzheimer consideraba que la enfermedad que había descubierto era rara, lo cierto es que es una de las causas más comunes detrás de las demencias. Kraepelin fue quien bautizó a la enfermedad como Alzheimer en honor a su descubridor en 1910 en la octava edición del Manual de Psiquiatría.
En 1912, Alois Alzheimer fue nombrado profesor ordinario de psiquiatría y se hizo cargo de la dirección de la clínica psiquiátrica y mental de la Universidad de Breslau.
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Muerte y legado
En 1913, yendo hacia Breslau para poder tomar asiento en su recientemente nuevo puesto de jefe del departamento de Psicología en la Universidad Friedrich-Wilhelm, Alzheimer sufrió un grave resfriado empeorado por una endocarditis, que fue la causa de su fallecimiento en 1915.
Apenas 5 años después de la muerte de Alzheimer, la enfermedad ya era conocida ampliamente en la comunidad científica. Investigadores de la talla de Ramón y Cajal abordaron experimentalmente la enfermedad de Alzheimer para poder confirmar los hallazgos que el médico alemán había encontrado.
La enfermedad de Alzheimer ha sido una de las grandes preocupaciones desde que fue descrita. Implica un grave empeoramiento tanto en la autonomía del paciente como en la dinámica de su entorno familiar. Son muchos los grupos de investigación que han abordado esta enfermedad y gracias a sus hallazgos se han producido fármacos que ayudan a enlentecer el desarrollo de la enfermedad.
También, gracias a que se le pudo dar un nombre a esta enfermedad, existen muchas fundaciones dedicadas a sensibilizar sobre la enfermedad en la sociedad, tales como la Fundación Pasqual Maragall, además de haber un día internacional del Alzheimer (21 de septiembre).
Pese a que ya han pasado más de cien años desde que Alzheimer la describió, lo cierto es que aún no se sabe todo sobre esta enfermedad, la cual ha llegado a ser considerada la epidemia del siglo XXI.
Referencias bibliográficas:
- García, S. y Villagómez-Ortiz, A. J. (2008). Alois Alzheimer: médico de todos los tiempos. Revista de Especialidades Médico-Quirúrgicas, 13(1), 1-2