A todo el mundo le gustaría tener una sonrisa bonita, con unos dientes bien alineados, de aspecto sano y blancos, muy blancos. En nuestra cultura asociamos la blancura de nuestra dentadura con belleza y salud, motivo por el cual la mayoría desearía tener sus dientes de un tono más claro.
Sin embargo, este deseo puede degenerar en obsesión por tener los dientes blancos tan extrema que las personas que la padecen son capaces de aplicarse tratamientos peligrosos y caros con tal de cumplir sus expectativas de lo que una sonrisa bonita.
Este fenómeno recibe el nombre de blancorexia, una obsesión que ha ido en auge en los últimos años a medida que los medios han ido promoviendo el ideal de que cuanto más blanca sea nuestra sonrisa, mejor. Descubramos más a fondo en qué consiste.
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¿Qué es la blancorexia?
Prácticamente todo el mundo sueña con tener una sonrisa bonita, con dientes bien alineados, enteros, sin caries y de un tono blanco brillante. Es parte del canon de belleza occidental la idea de que una persona atractiva es aquella que, entre otros rasgos, posee unos dientes blancos, algo que podemos ver promovido en los medios si nos fijamos en cómo lucen las celebrities más atractivas. No falla: todas tienen dientes blancos y perfectos.
Pese a que a muchos les pueda sorprender, los dientes sanos no son absolutamente blancos, sino de color marfil. Es posible hacer que nuestra dentadura presente un tono más claro y estéticamente atractivo mediante unos buenos hábitos de higiene bucodental además de recurrir a tratamientos profesionales como el blanqueamiento dental. Acudiendo a un odontólogo habilitado es posible hacer que nuestros dientes sean más blancos de forma saludable y equilibrada, aunque nunca serán absolutamente blancos.
Lamentablemente, son muchas las personas que tienen interiorizada la idea de que se pueden tener dientes absolutamente blancos, tal y como ven que lucen sus celebrities de referencia. Esta moda de querer los dientes más blancos se ha vuelto peligrosa, tanto que no solo haya incrementado la cantidad de solicitudes para recibir un tratamiento de blanqueamiento dental profesional sino que, también, se recurre a productos milagrosos y pseudoprofesionales que usan métodos peligrosos para la salud. A esta obsesión por los dientes blancos se la ha denominado blancorexia.
Las personas que padecen blancorexia tienen una percepción distorsionada del color de su dentadura. Hay un verdadero problema de dismorfia corporal que, unido con unas expectativas muy poco realistas sobre el color que deberían tener los dientes, hace que la persona no se vea convencida por los resultados de los tratamientos convencionales y recurra a unos que le aseguran que sí podrá tener esa tonalidad blanca pura en sus dientes.
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Causas de esta obsesión
La blancorexia es una obsesión que bebe mucho del canon de belleza promovido por los medios de comunicación, tanto el masculino como el femenino.
En la mayoría del mundo occidental las personas de dientes blancos se perciben no sólo como individuos que cuidan su salud, sino que son también atractivos y más confiables. Como contraefecto, las personas de dentaduras amarillentas se perciben como poco agradables, menos atractivas, enfermas y en quien no confiar.
Es difícil no ver en la televisión o las redes sociales a personas atractivas cuyos dientes son deslumbrantemente blancos. A la mayoría de los famosos se les ve una sonrisa blanca, hecha en la consulta de un odontólogo estético o recurriendo a retoques fotográficos para que luzca más brillante de lo que realmente es. Como muchas personas quieren verse tan atractivas como las celebrities, su deseo por imitarles también se muestra en un interés por lucir unos dientes exageradamente blancos.
El deseo por tener unos dientes blancos ha sido aprovechado por marcas con pocos escrúpulos que promocionan y comercializan productos milagrosos para el blanqueamiento dental. A esto se le suma la falta de información sobre los peligros de aplicar productos no médicamente testados para el blanqueamiento dental y sin supervisión profesional.
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¿Qué riesgos trae consigo la blancorexia?
La mayoría de los blanqueadores dentales, tanto legalmente comercializados en farmacias como de venta más heterodoxa como Internet, contienen sustancias como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y el peróxido de carbamida (agua oxigenada y urea) que normalmente se aplican mediante férulas. Aunque muchos productos que contienen estas sustancias están médicamente testados, su uso abusivo y sin supervisión profesional puede dar como resultado efectos indeseados.
La blancorexia trae los siguientes problemas médicos:
- Hipersensibilidad dental
- Irritación de las encías
- Gingivitis
- Grietas en los dientes
- Cambios en la percepción del sabor
- Pérdida del esmalte dental
- Necrosis pulpar
- Pérdida del diente
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¿Qué es lo que hace que nuestros dientes sean blancos?
Como comentábamos, el blanco absoluto no es natural en nuestros dientes ni tampoco es posible llegar a él sin arriesgar nuestra salud bucodental. El momento vital en el que nuestras piezas dentales tienen el mayor grado de blancura es durante la niñez, cuando tenemos dientes de leche. Estas piezas dentales infantiles contienen una menor cantidad de dentina, sustancia naturalmente amarilla. Y cabe decir que ni siquiera siendo pequeños nuestros dientes son completamente blancos.
Nuestros dientes no son blancos sino de color marfil. El tono de nuestras piezas dentales tiene un ineludible componente genético, que determina cuán amarillentas o blanquecinas son. No se debe ignorar al factor ambiental, pues el color de nuestra dentadura también se ve influido por lo que comemos y los hábitos de higiene y de cuidado dental: medicinas, alimentos que tiñen los dientes, fumar, tomar café o té, cepillarse los dientes 3 veces al día, usar colutorio bucal…
Es posible hacer que nuestros dientes sean más blancos mediante un tratamiento de blanqueamiento dental bajo supervisión experta. Mediante este tipo de intervención podemos conseguir que nuestra dentadura adquiera una tonalidad más clara y limpia, en consonancia con nuestro tono de piel y otros factores estéticos que las personas que padecen blancorexia suelen pasar por alto. De hecho, tener unos dientes excesivamente blancos puede convertirse en un rasgo poco atractivo, visto como artificial por los demás.
En el blanqueamiento dental el especialista tiene que aumentar la porosidad de los dientes para que así ciertas sustancias pueden penetrar en su interior. También tiene que proteger las encías, pues algunos de los productos utilizados, como el peróxido de carbamida y el de hidrógeno, pueden resultar tóxicos a determinadas dosis y dañarlas. Lo normal es aplicar un tratamiento de blanqueamiento dental cada cinco o seis años.
En las clínicas odontológicas se emplean otras técnicas como el láser o el blanqueamiento por luz fría, con el fin de activar las sustancias que se aplican sobre la dentadura. En algunos casos, en vez de aplicar productos de blanqueamiento dental, lo que más se recomienda es optar por el uso de carillas estéticas.
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Consejos para evitar la blancorexia
Los odontólogos tienen una serie de consejos y recomendaciones para evitar acabar desarrollando obsesión por tener dientes blancos. Si bien todo el mundo desea que su sonrisa luzca lo más blanca posible, obsesionarse con aplicar tratamientos que priorizan la estética ante la salud es siempre un gran riesgo para la integridad de la dentadura.
Se debe ser realista y entender que los dientes extremadamente blancos que vemos en los medios, en las sonrisas de los actores, modelos e influencers, no son reales. Lo más probable es que se hayan sometido a carísimas intervenciones quirúrgicas de blanqueamiento dental o que se haya retocado la forma en cómo luce su sonrisa mediante programas de retoque fotográfico.
Es recomendable seguir y respetar los lapsos de tiempo entre tratamientos. Aunque podemos encontrar blanqueadores dentales en las farmacias y aplicados por odontólogos cualificados, se debe ser consciente de que los productos médicamente testados no son inocuos para la salud. La aplicación reiterada de productos blanqueantes en breves períodos de tiempo pueden dañar la dentadura debido al carácter agresivo de las sustancias de las que se componen.
Por lo general, las soluciones caseras no son una buena opción. Estas pueden ser peligrosas y contraproducentes. La solución blanqueadora de ir por casa más famosa es el bicarbonato sódico pero cabe decir que es un producto abrasivo y que puede dañar el esmalte y la encía. No vale la pena aplicar algo que en vez de blanquearnos el diente lo que podría hacer es hacer que lo perdamos. Y muy importante: se debe desconfiar de los productos-milagro, aquellos que prometen lo imposible y lo único que es seguro en ellos es que no son nada seguros.
Lo más recomendable es que si se quiere disfrutar de una sonrisa más blanca, lo fundamental es acudir a un odontólogo especializado en estética bucodental. Los tratamientos de blanqueamiento dental que ofrecen los dentistas son efectivos y seguros siempre y cuando sean aplicados siguiendo las indicaciones. El dentista, antes que nada, se asegurará de que no tenemos ningún problema de salud dental como caries, periodontitis o gingivitis, asegurándose de que primero se tratan las condiciones médicas y, después, se aplican tratamientos de tipo estético.