El Trastorno Dismórfico Corporal, anteriormente conocido como dismorfofobia, es un trastorno relacionado con la preocupación excesiva por la propia imagen corporal.
Las personas que sufren este trastorno sienten una gran ansiedad y la percepción irracional sobre su propio cuerpo que acaba provocando efectos destructivos en su vida, y que les lleva a desarrollar hábitos que resultan negativos para su bienestar, como por ejemplo mirarse en el espejo en exceso. Estos hábitos tienen un impacto significativo en cómo estas personas viven su día a día y merman su autoestima.
Cómo se siente una persona con Trastorno Dismórfico Corporal (TCD)
La imagen que tenemos de nosotros mismos es uno de los factores que juegan un papel más importante en nuestro nivel de bienestar. Aunque no sea algo tangible, esta autoimagen ligada a nuestra autoestima no solo puede hacer que nos sintamos mejor o peor con quienes somos, sino que además tiene un impacto en el modo en el que nos comportamos. Si nuestra autoestima es muy baja, existirán unas mayores posibilidades de que descuidemos nuestra higiene, rehuyamos situaciones de interacción social con personas desconocidas y presentemos síntomas depresivos.
Sin embargo, si esta baja autoestima se plasma en forma de una preocupación excesiva en detalles físicos reales o imaginarios que son percibidos como imperfecciones o defectos, puede aparecer lo que se conoce como Trastorno Dismórfico Corporal.
¿Qué es el Trastorno Dismórfico Corporal?
Las personas con TDC sufren continuamente por su apariencia física y, aunque en mayor o menor medida casi todo el mundo se preocupa por la imagen que proyecta y lo que pensarán los demás de ellos, llevan la obsesión y preocupación por su aspecto hasta extremos patológicos. Se trata de una obsesión que nos lleva a preguntarnos constantemente cómo podemos eliminar ciertas imperfecciones físicas de nuestro cuerpo y, a la vez, nos hace fantasear con cómo sería nuestra vida sin ese "lastre".
La preocupación por la apariencia física se ha convertido en algo normal teniendo en cuenta la cultura de la imagen en la que vivimos inmersos. Pero cuando esa preocupación se convierte en una parte demasiado importante de nuestra vida y nos lleva a realizar comportamientos autodestructivos, entonces estamos hablando de un problema serio que debe ser tratado.
En resumen, los individuos con Trastorno Dismórfico Corporal, suelen pensar, sentir o comportarse de la siguiente manera:
- Tienen una percepción negativa de su imagen corporal
- Sentimientos de vergüenza, culpa o soledad
- Suelen aislarse y evitar las situaciones que pueden provocar ansiedad o malestar
- Depresión o ansiedad
- Suelen utilizar fármacos u otras drogas
- Autolesiones
- Pensamientos suicidas
Suele ocurrir que las personas con Trastorno Dismórfico Corporal no busquen ayuda, pues están demasiado preocupados por cómo les juzgará la gente o si pensarán que son muy vanidosos. Por tanto, muchos de estos individuos no reciben tratamiento hasta que llevan mucho tiempo experimentando esta patología.
Michael Jackson, el caso más famoso de Trastorno Dismórfico Corporal
El TDC está englobado dentro de los Trastornos Obsesivos-Compulsivos, y, por tanto, este tipo de pacientes desarrollan síntomas ansiosos y rutinas compulsivas. Pero claro, lo característico de este trastorno es la fijación excesiva por la propia imagen corporal, que les lleva a verse mal frente al espejo y magnificar lo que no les gusta de su cuerpo.
Todos conocemos el famoso caso de Michael Jackson, el artista mundialmente conocido como Rey del Pop, que estuvo en la cima del mundo de la música durante más de tres décadas. Nadie puede discutir su talento como cantante y bailarín y su aportación a la música, pero su exposición continua a los medios de comunicación y su dura infancia marcaron su vida privada. “MJ” fue transformando su cuerpo tras varias intervenciones quirúrgicas, y, aunque existen muchas especulaciones, rumores e informaciones respecto a lo que sucedió dentro de su mente, es evidente que nunca estuvo a gusto con su cuerpo.
Señales del Trastorno Dismórfico Corporal
Muchos se preguntan cómo alguien que ha sido, es y será la inspiración de tantos individuos sufrió tanto durante su vida. Evidentemente, pocas personas van a estar expuestas desde pequeñas a la fama y la continua aparición en los medios de comunicación como Michael Jackson. Pero pesar de que cada uno experimenta el Trastorno Dismórfico Corporal a su manera, existen una serie de señales que caracterizan a este trastorno.
Las obsesiones sobre el propio cuerpo son tan frecuentes que estas personas pueden pasar varias horas al día pensando negativamente sobre su apariencia física. Además, suelen concentrarse en un área específica de su cuerpo que les provocan una ansiedad constante.
Estas personas suelen:
- Obsesionarse con sus características faciales: nariz, ojos, pelo, barbilla, piel, labios, orejas...
- Obsesionarse con áreas particulares del cuerpo, por ejemplo, pechos o genitales
- Tener una percepción negativa de que alguna característica corporal y pensar que está fuera de proporción
- Tener una percepción de que alguna característica corporal y pensar que es asimétrica
- Verse demasiado delgado u obeso
- Tener problemas de alimentación
- Llevar a cabo conductas compulsivas para evitar la ansiedad de la obsesión: usar maquillaje cuando se está en público, peinarse de manera continua, ponerse ropa que tape el cuerpo, pasar por el quirófano constantemente o tomar medicación para adelgazar o ganar peso, etcétera
Qué causa el Trastorno Dismórfico Corporal
Es difícil de determinar qué causa exactamente este trastorno. A pesar de todo, l as investigaciones han concluido que existen distintas causas que provocan que un individuo acabe sufriendo este trastorno.
La cultura de la imagen
Es evidente que la cultura de la imagen y la influencia de los medios de comunicación, que nos convierte en objetos más que en sujetos, ejerce una influencia determinante en cómo percibimos nuestro propio cuerpo, Estamos continuamente rodeados de revistas y anuncios que nos envían el mensaje de que dicen que si no tenemos el cuerpo perfecto no valemos nada. La mejor manera de contrarrestar esta influencia negativa es la educación desde edades tempranas para que valoremos otras cosas en la vida.
Bullying
Las personas que sufren TDC pueden haber desarrollado una percepción negativa de su propia imagen fruto de haber sido acosado durante la adolescencia (aunque también en edades más tempranas o más tardías), cuando el individuo es más sensible sobre su apariencia corporal. Además, las burlas de los compañeros de escuela pueden causar este tipo de trastorno.
Baja autoestima
La baja autoestima puede ser una consecuencia del TDC aunque también una causa, lo que puede provocar que un individuo se vea peor de lo que está. Por ejemplo, que piense que le sobran kilos.
Miedo a estar solo
El miedo a no tener amigos o pareja puede provocar que un individuo desarrolle patrones de pensamiento que le lleven a sufrir TDC. Por ejemplo, si una persona piensa que gracias a la apariencia puede tener más amigos y ser más popular, la presión extra para conseguirlo puede llevarle a sufrir TDC.
Perfeccionismo
Las personas perfeccionistas son muy duras consigo mismas y se exigen mucho. Su obsesión por la perfección puede estar centrada en su apariencia física, que les predispone a sufrir TDC.
Para saber más sobre el perfeccionismo, puedes leer nuestro artículo: “Personalidad perfeccionista: las desventajas del perfeccionismo”
Tratamiento del Trastorno Dismórfico Corporal
Cuando una persona sufre este trastorno, lo primero que debe hacer es aceptarlo y buscar ayuda. Es necesario que la persona hable con sus familiares o amigos cercanos para no sentirse solo. El siguiente paso es buscar ayuda profesional. Seguramente la primera persona con la que contacte es el médico de cabecera.
El médico de cabecera puede hacer un primer diagnóstico, pero es necesario contactar con un psicólogo especializado en el tema, pues es necesario reeducar al individuo para que adquiera patrones de comportamiento positivos y patrones de pensamiento realistas.
La terapia cognitivo conductual (TCC) suele ser el tratamiento por excelencia en este tipo de trastorno, aunque no todos los tratamientos funcionan para todo el mundo. El objetivo del terapeuta cognitivo conductual es identificar las conexiones entre los pensamientos, sentimientos y el comportamiento del paciente, para que éste pueda adquirir habilidades prácticas para superar este trastorno. La terapia puede ser grupal o individual.
En el tratamiento del TDC, la terapia cognitivo conductual, normalmente, se centrará en la actitud del individuo hacia su propio cuerpo y su apariencia física, con el objetivo de reducir la necesidad de llevar a cabo comportamientos negativos y ayudar al paciente a sentirse menos ansioso respecto a su propia imagen corporal. Distintas técnicas cognitivo conductuales suelen emplearse: técnicas expositivas, habilidades sociales y reestructuración cognitiva.
Para profundizar en la terapia cognitivo conductual te invitamos a leer nuestro artículo: “Terapia Cognitivo Conductual: ¿qué es y en qué principios se basa?”
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