Dejar el país de origen, sin importar las razones, trae consigo una gran cantidad de sentimientos, a veces opuestos. Puede mezclarse la tristeza con la alegría o la rabia con la emoción de un nuevo comienzo. Cada quien lleva consigo motivaciones distintas, pero todos, o al menos la gran mayoría, atraviesan un duelo en mayor o menor medida.
Veamos qué es, cómo se manifiesta y cuáles son las causas del duelo psicológico que experimentan las personas al emigrar. Si te mudaste de tu país o ciudad natal o si estás en proceso de hacerlo, puede que sea el mejor momento para informarte al respecto.
¿Qué es un duelo migratorio?
A veces, al leer la palabra “duelo”, naturalmente nuestra mente se va hacia escenarios de muerte o rupturas. Si bien, en este caso no se refiere a algo literal, sí hace mención a una ruptura de la vida que conocíamos, a lo que dábamos por sentado, a nuestro entorno, y nuestras costumbres. Es una transformación que puede tener momentos felices, amargos y, por lo general, una mezcla de ambos.
Pero, ok, vamos al concepto primero para entenderlo mejor. Se entiende por duelo migratorio a ese proceso psicológico que atraviesan las personas cuando cambian de lugar de residencia, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Y, entiéndase bien, es un proceso, no un trastorno ni algo similar.
Un duelo no es una enfermedad ni algo que "tienes que superar rápido". Es, de hecho, una respuesta natural al impacto que genera dejar atrás todo lo que conocías: tu casa, tu gente, tu rutina, incluso los olores y sonidos que te hacían sentir en casa.
Incluso, aunque no se trate de una migración forzada o en condiciones adversas, puede que la tarea de seguir construyendo tu historia en un nuevo espacio se sienta compleja, aún cuando tengas seguridad plena en tu decisión.
Después de todo, reajustarse puede tomar tiempo, porque implica no solo adaptarse a un nuevo lugar, sino también a una nueva versión de ti mismo en ese espacio. Este duelo no tiene un solo rostro; se vive de miles de formas. Hablemos un poco más al respecto para aprender a reconocerlo.
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¿Cómo se manifiesta?
El duelo migratorio se presenta de formas muy variadas, porque cada persona vive la migración de manera distinta. Algunas personas sienten tristeza o nostalgia por los momentos y las personas que dejaron atrás. Esta añoranza puede ir acompañada de una sensación de desarraigo, como si se hubiera perdido la conexión con las raíces que daban estabilidad.
Por otro lado, también es común experimentar ansiedad o confusión al enfrentarse a un entorno nuevo, donde todo parece funcionar de manera diferente. Por ejemplo, puede ser cuesta arriba acostumbrarse al idioma, las costumbres o la manera en que las personas se relacionan.
En algunos casos, puede surgir frustración por no encajar tan rápido como se esperaba, o por las dificultades para construir nuevas redes de apoyo. Sin embargo, hay que aclarar que este momento no es estático ni mucho menos lineal… En realidad, ningún duelo lo es.
Habrá días en los que la tristeza se sienta más fuerte, otros en los que se sienta más esperanza y, a veces, ambas emociones irán de la mano. Lo importante es entender que es un proceso natural que responde a los cambios profundos que trae consigo mudarse a un nuevo hogar, sea una ciudad o un país distinto.
Causas detrás del duelo psicológico al emigrar
Las razones detrás del duelo migratorio están vinculadas a las múltiples pérdidas que ocurren al dejar el país o ciudad de origen. Estas incluyen:
Separación de los seres queridos
Estar lejos de la familia, los amigos o la pareja suele ser de lo más duro para quienes deciden emigrar, porque no solo se trata solo de dejar de ver a las personas que más quieres, sino también de perder ese apoyo emocional inmediato que siempre ofrecían.
Esto puede hacer que sientas un vacío, y a veces incluso culpa por no poder estar ahí en los momentos importantes de sus vidas. Y aunque la tecnología ayuda a mantener el contacto, nunca termina de reemplazar esas conexiones cara a cara que hacen que los vínculos sean más fuertes.
Pérdida de identidad cultural
Nuestra identidad cultural se forma con las costumbres, valores, idiomas y tradiciones que siempre han estado con nosotros. Pero al emigrar, muchas veces estos elementos pasan a un segundo plano porque el nuevo lugar tiene sus propias formas de hacer las cosas.
Esto puede hacer que te sientas desconectado de tu sentido de pertenencia, sobre todo si sientes que tienes que adaptarte rápido a la cultura del lugar al que llegaste.
Detalles pequeños, como no poder disfrutar de la comida típica o extrañar las celebraciones familiares, pueden hacer que esta sensación de pérdida se sienta aún más grande.
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Cambios en el estatus social
Para muchas personas, emigrar significa empezar de nuevo. Los profesionales con alta calificación pueden encontrarse haciendo trabajos menos valorados en su nuevo país debido a barreras legales, idiomáticas o culturales.
Esta transición puede afectar profundamente su autoestima, sobre todo si sienten que sus esfuerzos anteriores ya no se reconocen. Además, el cambio en el estatus social puede causar frustración y confusión mientras intentan redefinir su identidad profesional y personal en un contexto desconocido.
Falta de redes de apoyo
En el nuevo país, no tener una red de apoyo cercana puede ser un reto importante. La soledad y el aislamiento emocional son comunes, especialmente durante los primeros meses.
No contar con una comunidad para compartir experiencias, consejos o incluso compañía puede hacer que los sentimientos de desarraigo sean aún más intensos.
Las redes de apoyo y las relaciones personales son esenciales para el bienestar psicológico, y su falta puede aumentar la vulnerabilidad ante el estrés y la ansiedad.
Choque cultural
El choque cultural ocurre cuando las normas, valores y prácticas del nuevo lugar son muy diferentes a las del lugar de origen. Esto puede causar incomodidad, rechazo o sentirse excluido al intentar adaptarse.
Pequeñas diferencias diarias, como las normas sociales o cómo se relacionan las personas, pueden parecer insignificantes, pero juntas representan todo un reto.
Este choque puede llevar a estar siempre alerta, lo que afecta la capacidad para relajarse y sentirse realmente parte del nuevo lugar.
Esther Tomás Ruiz
Esther Tomás Ruiz
Psicóloga, coach y terapeuta de familia y parejas
¿Cómo gestionar mejor un duelo migratorio?
Aunque no se puede evitar el proceso de duelo, hay estrategias que pueden ayudarte a llevarlo mejor:
- Encuentra comunidades de apoyo en tu nuevo entorno, especialmente donde haya personas que hayan pasado por experiencias similares.
- Mantén el contacto con tus seres queridos en el país o ciudad de origen, ya sea a través de videollamadas, mensajes o cartas.
- Participa en nuevas actividades culturales que te permitan conocer y conectarte con tu nuevo lugar de residencia.
- Acepta tus emociones. Es normal sentirse así; no intentes forzar la alegría ni minimizar lo que estás pasando.
- Si sientes que la tristeza o la ansiedad te está abrumando, considera buscar ayuda profesional. Un psicoterapeuta puede ayudarte a procesar lo que estás viviendo de una manera mucho más equilibrada, de la mano de alguien que te comprenda, te escuche y te brinde nuevas herramientas.