Solemos dar por sentado que nos conocemos bien. Sin embargo, lo cierto es que muchas personas viven sin llegar a conocerse realmente. Son auténticos extraños para sí mismos. Quizá saben cuál es su sabor o color favorito pero no son capaces de dilucidar su principal debilidad, o sus temores más profundos. Y es que, aunque no nos guste reconocerlo, la realidad es que desconocemos más de lo que sabemos de nosotros mismos.
¿Conoces de dónde proviene tu miedo a las alturas o la oscuridad? ¿Sabes cuáles son tus talentos? ¿Alguna vez has reflexionado sobre qué es lo que realmente te genera ansiedad? Muchos de nosotros no seríamos capaces de responder sinceramente a estas preguntas. Conocerse a uno mismo es mucho más complicado de lo que pensamos. En palabras de Saint-Exupèry: “Te juzgarás a ti mismo. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo, es porque eres un verdadero sabio”.
Sin embargo, si queremos solucionar nuestros conflictos, superar nuestras barreras internas y crecer como personas, debemos emprender un viaje al interior de nosotros mismos. Un viaje de autoconocimiento que nos permita descubrir quiénes somos en realidad o qué queremos para nuestra vida, y que nos ayude a aceptarnos plenamente con nuestras luces y sombras.
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Autoconocimiento, el arte de conocerte a ti mismo
Muchos de nosotros pasamos gran parte de la vida en piloto automático. Tomamos nuestras decisiones por debajo del radar de nuestra conciencia sin poner en tela de juicio lo que pensamos o sentimos a cada momento. Esto nos ayuda a simplificar el día a día y nos ahorra una enorme cantidad de energía. El problema surge cuando funcionamos en piloto automático durante tanto tiempo que ni siquiera somos conscientes de nuestros comportamientos, pensamientos y emociones. Entonces, perdemos el control sobre ellos; ellos empiezan a controlarnos.
Sin embargo, esto podríamos evitarlo si sólo fuésemos capaces de volver la vista hacia dentro de nosotros mismos de vez en cuando. El autoconocimiento no solo es vital para comprendernos mejor, vislumbrar por qué actuamos de una manera determinada o por qué sentimos una emoción y no otra, sino que nos permite tomar mejores decisiones y enfocarnos en aquellos objetivos que nos ayudarán a construir la vida que deseamos. Básicamente, nos ayuda a dejar de vivir de manera reactiva para comenzar a vivir de forma proactiva.
Y a través de ese viaje de introspección que dura toda la vida, aprendemos a aceptarnos tal y como somos, y abrazamos nuestras fortalezas y esas sombras que no nos gustan tanto pero que también forman parte de nosotros. Aprendemos a tomar las riendas de nuestra vida y asumir la responsabilidad por nuestro bienestar y felicidad, siendo conscientes de que, aunque no podemos elegir las circunstancias, podemos decidir cómo responder ante ellas. Así, dejamos de malgastar una energía preciosa en las cosas que no podemos cambiar para enfocarnos en aquellas que realmente marcan la diferencia.
Conocernos a nosotros mismos también nos permite darnos cuenta de los hábitos negativos o los entornos tóxicos que nos hacen daño y descubrir las habilidades que necesitamos desarrollar para convertirnos en las personas que queremos ser. Cuando tenemos un autoconocimiento exhaustivo, aprendemos a vivir con propósito e intención y le conferimos sentido a nuestra existencia. De esta manera, seremos capaces de discernir lo esencial de lo superfluo y tener claros nuestros valores para seguir el camino que hemos elegido.
Por supuesto, el camino del autoconocimiento es único. Cada persona vive este viaje de descubrimiento interior de una manera diferente. Sin embargo, independientemente de la manera en que lo vivas, a lo largo de ese viaje quizá necesites diferentes herramientas psicológicas para ahondar en lo más profundo de ti, descubrir tu “yo” más profundo y comenzar a sanar tus heridas. En este sentido, la terapia psicológica se puede convertir en una excelente aliada para guiarte durante todo el camino y brindarte los recursos adecuados.
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5 maneras en que la terapia te ayuda a conocerte a ti mismo
El autoconocimiento es una de las asignaturas pendientes en nuestras vidas. Por eso, muchas sesiones de psicoterapia dedican tiempo a fomentar la introspección y el autoconocimiento. Una etapa esencial en la que no solo podrás aprender a conocerte y aceptarte, sino que podrás crecer como persona a medida que eres capaz de analizar tus puntos débiles, reconocer tus fortalezas y desarrollar tu autoconfianza. En este sentido, la terapia te brindará las herramientas para lograr lo siguiente.
1. Hacer conscientes tus emociones
Todos experimentamos emociones, pero no siempre somos capaces de reconocerlas con exactitud y ponerles nombre. De esta manera, podemos terminar viviendo en una montaña rusa emocional que, antes o después, provocará desequilibrios. La buena noticia es que con las herramientas que te aporta la terapia, serás capaz de tomar conciencia de tus emociones y comprender cómo influyen en tus pensamientos y comportamientos, así como el influjo que tienen tus ideas y conductas en tus estados emocionales.
También aprenderás a prestar atención e interpretar las reacciones físicas que generan esas emociones, desde la desagradable sensación de tener un nudo en la garganta hasta ese cosquilleo en el estómago, una presión en el pecho o una galopante sensación de calor. Y, tras ese trabajo de introspección, podrás empezar a comprender por qué sientes esas emociones y no otras, y cuál es la causa que las provoca, el primer paso para aprender a gestionarlas mejor.
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2. Reflexionar sobre tus pensamientos
Somos lo que pensamos. Nuestros pensamientos tienen sobre nosotros un mayor poder del que creemos. Pueden brindarnos la motivación que necesitamos para lanzarnos a la acción y conseguir nuestros sueños o, por el contrario, hacernos creer que no somos lo suficientemente buenos como para intentarlo. Lo peor es que muchas veces ni siquiera somos conscientes de esos pensamientos que, en algunos casos, llevan décadas acompañándonos.
En estos casos, contar con algunas herramientas de introspección puede ayudarte a reflexionar sobre tus pensamientos y descubrir esas barreras internas que te impiden desarrollarte. Además, te ayudará a detectar de dónde provienen, por qué han calado tan profundo en ti y cómo están influyendo en tu estabilidad mental. De esta manera, podrás empezar a trabajar para eliminarlos e incluir en su lugar, ideas más positivas.
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3. Identificar tus creencias y estereotipos
Todos nos dejamos llevar por las creencias y estereotipos en nuestro día a día. A los pocos segundos de conocer a alguien, incluso sin haber mediado palabra, ya tenemos una teoría sobre quién es. Esto puede guiarnos el camino cuando nos hallamos en terreno desconocido, pero también puede convertirse en un obstáculo para nuestro desarrollo.
A fin de cuentas, ese amasijo de creencias e ideas irracionales termina guiando nuestras decisiones y comportamientos.
Afortunadamente, cuando cuentas con los recursos adecuados que te brinda la terapia, eres capaz de detectar estas creencias y estereotipos. Te darás cuenta que muchos de ellos los has aprendido de pequeño, otros te los ha inculcado la sociedad y habrá algunos a los que les hayas dado forma tú mismo según tus experiencias en el pasado. Aprender a identificarlos y darte cuenta de cuán limitantes resultan es fundamental para que puedas replanteártelos y adoptar una perspectiva más positiva.
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4. Replantearte todo lo que das por sentado
A medida que nos hacemos mayores, se nos escapa esa curiosidad que sentíamos de niños y dejamos de preguntarnos cosas. Así, dejamos también de cuestionarnos lo que sucede a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos, y comenzamos a aceptar todo pasivamente. En ese preciso instante, nuestro pensamiento crítico se apaga y comenzamos a vivir en piloto automático. Sin embargo, cuando empezamos una terapia y comenzamos a redescubrirnos, recuperamos esa curiosidad perdida.
De esta manera, comenzarás a plantearte nuevas preguntas, y tus posibilidades, que antes eran muy limitadas, se volverán prácticamente infinitas. Te convertirás en una persona más libre y creativa porque finalmente comprenderás que aunque siempre hayas hecho algo de una manera no significa que sea la única forma posible. Esas preguntas serán una señal de que empiezas a romper con los límites establecidos y comienzas a ver las cosas desde otra perspectiva.
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5. Poner en claro tus metas y prioridades
Todos tenemos prioridades y metas en la vida, pero es importante tenerlas claras o corremos el riesgo de alejarnos de ellas con cada viento de cambio. O lo que es peor, que otras personas decidan por nosotros y determinen lo que debemos hacer con nuestra vida. Siempre habrá alguien dispuesto a decirnos lo que debemos hacer y cómo.
Sin embargo, cuando cuentas con las herramientas adecuadas que te brinda la terapia y empiezas a mirar dentro de ti, eres capaz de descubrir qué es lo que realmente quieres hacer y tus prioridades cobrarán forma. Se trata del primer paso para retomar el control de tu vida y empezar a responsabilizarte por tus decisiones.
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Viajar al interior de ti mismo es quizá una de las travesías más complicadas que te aguardan en la vida, pero a medida que vayas descubriendo ese “yo” que habita dentro de ti, muchas cosas comenzarán a cobrar sentido y te sentirás cada vez más motivado a mirar en tu interior. El primer paso para comenzar a resolver todos tus conflictos y empezar a transformarte en la persona que quieres ser.