Marta lleva años observando cómo la ansiedad consume a su hermana Cecilia. Desde hace mucho tiempo ella lleva consigo una sensación constante de nerviosismo, duerme mal, se siente siempre en peligro. Por miedo a que algo malo le ocurra, ha comenzado a aislarse.
Cecilia no está bien, y Marta lo sabe; está consciente de que la ansiedad está afectando duramente la vida de su hermana, pero no sabe cómo ayudarle a que cambie de opinión sobre ir al psicólogo.
Situaciones como la de Marta y Cecilia se repiten en muchas familias: personas queridas enfrentan una ansiedad constante, pero el temor o el desconocimiento les impide buscar ayuda. Ayudarles a tomar la decisión de cuidar su salud mental es un acto de amor que requiere paciencia y empatía.
A continuación, conocerás las claves sobre cómo animar a un familiar a acudir a terapia si sufre ansiedad.
Convencer no es obligar
Primero lo primero: es importante que tengas claro que convencer no es obligar. Sí, sabemos que tienes las mejores intenciones de ayudar a que alguien amado se sienta mejor, pero en ningún momento se trata de imponer, sino de ofrecer un apoyo que ayude a esa persona a entender mejor sus opciones y a sentirse acompañada en el proceso.
Sabemos perfectamente que es muy común que al ver que alguien que queremos sufre ansiedad queramos hacer algo de inmediato para aliviar su malestar. Sin embargo, llevar a alguien a terapia no funciona como un mandato.
Por más que quieras ayudar, la terapia tiene sentido solamente si la persona está abierta y dispuesta a explorar su propio bienestar mental. Al contrario, obligar a alguien a ir solo aumentará su resistencia y probablemente le aleje aún más de la posibilidad de beneficiarse de ella.
En vez de presionar a tu familiar, la clave consiste en brindarle un espacio seguro y cercano donde pueda expresar cómo se siente, sin miedo a que le juzguen; por esta razón, la empatía, la comprensión y la paciencia son esenciales en este proceso.
No se trata de convencer a alguien de que está “equivocado” por no querer ir al psicólogo, sino de acompañarle a descubrir que la terapia psicológica puede ser una herramienta útil y poderosa para que se sienta mejor consigo mismo.
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Cómo ayudar a que un familiar con ansiedad vaya a terapia
Si crees que un familiar podría beneficiarse de la terapia, aquí te tienes algunas ideas para que la conversación sea más fácil y puedas abrir un espacio en el que se sienta cómodo o cómoda considerando esta opción.
1. Practica la validación emocional y la empatía
Primero, intenta simplemente escuchar. La ansiedad es algo difícil de expresar y aún más de aceptar, así que es importante que puedas escuchar activamente. Si tu familiar siente que le prestas atención de verdad, será más fácil que se abra y te cuente cómo se siente. Muestra interés genuino en lo que le pasa y, por favor, no minimices sus problemas.
Cuando validas lo que siente, le haces ver que sus preocupaciones son reales y que importan. De este modo se sentirá comprendido y sabrá que lo que siente tiene sentido.
2. Cuéntale sobre los beneficios de la terapia
Para mucha gente, la terapia sigue siendo un tema lleno de ideas equivocadas o prejuicios, por eso puede ayudar hablarle sobre lo bueno que podría sacar de ir a terapia.
Por ejemplo, podría aprender formas prácticas de gestionar mejor su ansiedad, comprender las razones de su malestar, mejorar su calidad de vida y sus relaciones.
Lo importante es hablar de estos beneficios sin presionar, solo mostrando cómo podría mejorar su vida.
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3. Comparte experiencias positivas
Si has tenido buenas experiencias en terapia o conoces a alguien que se ha beneficiado, puedes compartir estos ejemplos. Esto ayuda a que la idea de ir al psicólogo se sienta más normal y menos intimidante para tu familiar. Solo ten en cuenta no comparar su situación directamente con la de otros, porque cada proceso es único.
El simple hecho de compartir estas experiencias puede ser una buena forma de quitarle el misterio a la terapia y de reducir los prejuicios. Al ver que otras personas han mejorado con ayuda profesional, puede que se abra más a la idea de intentarlo.
4. Deja que la decisión sea suya
Aunque es natural que quieras que tu ser querido comience a trabajar en su ansiedad cuanto antes, es súper importante que respetes su ritmo. Por eso, evita la tentación de insistir constantemente, y dale sus espacios para que decida.
Déjale procesar la idea y permítele que decida, a su tiempo, cuando está listo o lista para iniciar. Recordarle que le amas, que respetas su proceso y que le apoyarás sea cual sea su decisión que tome.
5. Investiga sobre psicólogos en su área
Buscar un terapeuta puede ser un poco abrumador, sobre todo si la ansiedad le está haciendo difícil tomar decisiones. Si sabes que le gustaría ir a terapia pero no se anima a dar el primer paso, podrías ayudarle a encontrar un profesional. Puedes buscar psicólogos en su área, leer reseñas y darle algunas opciones para que el proceso sea más fácil.
También puedes ofrecerte a acompañarle a la primera sesión si se siente nervioso o inseguro. Este gesto le muestra que estás ahí para apoyarle y que no tiene que hacerlo solo. A veces, saber que tendrá a alguien cercano le ayuda a sentirse más tranquilo.
6. Habla sobre la terapia como una señal de fortaleza
Es común que algunas personas asocien el hecho de ir a terapia con “ser débil” o no poder resolver sus problemas solos. Muéstrale otro panorama a tu familiar y habla de la terapia como una herramienta de autocuidado y una señal de fortaleza.
Explícale que ir a terapia es un acto de valentía y que no está mal reconocer que necesitas apoyo. Esta conversación puede ayudarle a ver la terapia como una inversión en su bienestar, en lugar de algo que le de vergüenza.
Por último, ten mucha paciencia. Ayudar a alguien cercano a considerar la terapia puede llevar bastante tiempo, por lo que es necesario que lo abordes desde el respeto por su ritmo y sus límites. Al crear un espacio en el que se sienta escuchado y apoyado, le ayudarás a ver la terapia como una opción que podría mejorar mucho su vida.
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