A todas las personas alguna vez nos ha pasado: pasamos horas rumiando pensamientos. Algo nos preocupa y esa preocupación, miedo e incluso ansiedad no se va de nuestra mente (y del resto de nuestro organismo).
Rumiar pensamientos negativos o desagradables es uno de los síntomas principales tanto de la depresión como de la ansiedad o del miedo, pero no solo es una situación clínica, sino que también es habitual en los seres humanos sin trastornos cuando vivimos algún tipo de hecho desagradable que nos impacta (rupturas sentimentales, engaños, cambios en el trabajo, dificultades económicas, miedo a lo que pensarán los demás, etc.).
¿Por qué nos ocurre? ¿A qué te lleva? ¿Tiene alguna solución?
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Los problemas por rumiación
Nos solemos considerar seres mentales, que razonan y llegan a decisiones lógicas, pero en realidad somos seres emocionales. Cada segundo del día sentimos emociones y nos influyen tanto en nuestro estado de ánimo como en nuestras acciones, decisiones, interpretaciones, comunicación, forma de relacionarnos, etc.
En realidad no somos tan racionales, sino imperfectamente racionales. Rumiar pensamientos es ante todo una consecuencia del estado emocional en el que vivimos: miedo, ansiedad, angustia e inseguridad.
En los últimos años he acompañado como psicólogo y coach a personas de hasta 13 países diferentes en sus procesos de cambio personal (con enfoque tanto en la vida personal como profesional). A lo largo de esta trayectoria he comprobado que siempre que ha existido una situación de impacto que ha movido nuestros cimientos y creencias personales, nos acostumbramos a rumiar pensamientos, muy recurrentes, negativos y agotadores. En todos los casos, sea cual sea tu situación personal, es necesario trabajar con la base emocional que te lleva a esa situación.
Si quieres saber cómo llegamos a rumiar tanto y sobre todo cómo solucionarlo, te dejo aquí un vídeo donde te lo explico con más detalle (el artículo continúa más abajo).
¿Qué hacer para dejar de rumiar?
Rumiar pensamientos no es solo una actividad mental, sino ante todo emocional. Sentimos miedo, inseguridad y ansiedad, porque interpretamos el mundo como peligroso debido a una experiencia pasada.
Rumiar pensamientos tiene como finalidad el estar siempre alerta y tratar de descubrir la forma de protegernos. Sin embargo, esa protección o sobre protección no es funcional, sino un modo de adaptación en relación a lo que te ha ocurrido que ha terminado por transformarse en el problema mayor.
Existen dos aspectos imprescindibles para enfocar el problema y dejar de rumiar pensamientos negativos y recurrentes: trabajar con la base emocional que los causa y encontrar acciones diferentes que sean totalmente incompatables con el hecho de rumiar.
Cuando rumiamos o pensamos en exceso sobre lo que nos preocupa o da miedo, exactamente igual que en un caso de insomnio, ocurre porque en cierto sentido lo queremos y lo consideramos útil. Rumiamos porque lo necesitamos, porque es la única forma en la que creemos que nos podemos proteger.
Rumiar es una actividad que acompañas con una actividad que lo hace posible. Puedes rumiar mientras caminas, mientras corres, mientras miras las redes sociales, pero no es posible rumiar si a la vez mantienes tu concentración en tu respiración, realizas alguna actividad que mantiene activa tu atención (alguna actividad que requiera detalle) o actúas enfocándote en tu propio bienestar. Contar con un plan de acción concreto, medible y observable es totalmente imprescindible para conseguir el cambio que necesitas.
Si quieres dar ese paso, en empoderamientohumano.com cuentas con la posibilidad de dar primeros pasos en tu proceso de cambio personal que te lleve a entender y a gestionar tus emociones, así como poder diseñar un plan de acción concreto, que te lleve hacia tu cambio y aprendizaje y sobre todo se quede contigo para siempre (ya que aprendes principalmente sobre ti). El factor fundamental en este caso es contar con compañía profesional experta.
El aspecto más importante, aún así, es aprender a tener las emociones de tu lado en lugar de en tu contra. Aprendiendo a entender y a gestionar tus emociones consigues vivir con base a la aceptación, la paz, la confianza y la apertura, en lugar de tan condicionado por el miedo, la ansiedad, la frustración, la ira o la inseguridad.
En conclusión
Rumiar es algo que a todos nos ha pasado y sabemos lo agotador que es. No permitas que se transforme en un hábito agotador que merme tu bienestar. El cambio que necesitas es posible solo si tú lo haces realidad.