A todos nos ha ocurrido alguna vez el hecho de tener un pensamiento desagradable que, a pesar del malestar que nos genera, viene a nuestra consciencia una y otra vez de manera automática, sin que nosotros tengamos un interés especial en pensar en ello. Normalmente, estos contenidos mentales son recuerdos acerca de cosas que hicimos y que nos avergüenzan, o cosas que nos hacen sentir culpables, o incluso hechos que no han tenido lugar, pero que creemos que nos pueden pasar y meternos en serios problemas. Y por supuesto, también sucede con acciones que sabemos que debemos realizar tarde o temprano y que nos hacen sufrir ansiedad.
En los casos más extremos y con mayor capacidad de desgastarnos psicológicamente, esos pensamientos invaden nuestra consciencia con tanta frecuencia y permanecen en ella durante tanto rato que se convierten en auténticas obsesiones: ideas, creencias e imágenes mentales que no nos hacen pensar en ellas por lo mucho que nos motivan o nos ilusionan, sino por el malestar que nos producen, aunque parezca contradictorio.
Estos pensamientos obsesivos influyen ostensiblemente a la vida diaria de quien los alberga y pueden llegar a afectar muy negativamente a su salud mental, no únicamente porque contribuyen a mantener unos niveles de ansiedad demasiado elevados y/o duraderos; también por su capacidad para inducirnos a interpretar cualquier cosa como una confirmación de que eso que nos preocupa o nos hace sentir mal es una realidad que existe en nuestro presente. Nos predisponen a ver “señales” que permiten confirmar interpretaciones muy pesimistas sobre lo que ocurre. Así pues… ¿cómo evitar perder los nervios ante los pensamientos obsesivos?
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Características de los pensamientos obsesivos
Los pensamientos obsesivos son aquellos que aparecen en nuestra mente de manera intrusiva, sin nosotros desearlo, y que nos generan un elevado grado de malestar ante la posibilidad de que sean ciertos o que se correspondan con quiénes somos y cuáles son nuestros defectos y limitaciones.
Estos pensamientos, ideas, opiniones y concepciones sobre la vida o sobre nuestra identidad suelen ser de naturaleza angustiosa y pesimista, y aunque en un principio sabemos que es un pensamiento equivocado y que no se ajusta a la realidad, acostumbra a generar un gran nivel de ansiedad en la persona que los alberga, a medida que caemos por esa espiral de hipótesis pesimistas que se autoconfirman, perdemos la visión racional de lo que ocurre y no solo sentimos que esas obsesiones son un reflejo de la realidad, también lo creemos.
Algunas personas llegan a experimentar de manera casi permanente estos pensamientos obsesivos; incluso cuando no mantienen su foco atencional fijado en pensar sobre eso, dichos contenidos mentales permanecen en estado latente y tienen una gran capacidad para ser “activados” por cualquier estímulo que asociemos mínimamente con esa temática. Estos suelen dar lugar a un círculo vicioso conocido como rumiación psicológica y que, a medida que se va haciendo más grande, es más complicado de afrontar.
Los pensamientos obsesivos suelen basarse en ideas relacionadas con la propia salud o la de nuestros seres queridos, con perder nuestro estatus social o socioeconómico actual, o bien con vaticinios y premoniciones pesimistas sobre los estándares de vida que nos esperan en un futuro no tan lejano.
Algunos de estos pensamientos obsesivos pueden ser: “Voy a suspender el examen de acceso”, “soy un inútil y nada me sale bien”, “¿Y si le hago daño a mi familia o a mis hijos?”, “mi pareja me va a dejar” o “todo el mundo me odia”.
Todos estos pensamientos obsesivos de naturaleza negativa generan un profundo malestar e interfieren de manera directa en la vida diaria de la persona: en su funcionamiento normal tanto en el ámbito personal como en el social, familiar o laboral y también en su salud mental a medio y largo plazo, e incluso facilitan la aparición de trastornos como las adicciones.
Es por eso por lo que resulta tan importante superar este tipo de pensamientos obsesivos con la ayuda de un profesional de la psicología.
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¿Qué es un pensamiento rumiante?
Cuando en la mente de una persona se repite varias veces un pensamiento obsesivo, este produce una dinámica conocida como rumiación psicológica; la persona empieza a darle vueltas constantemente a una misma idea negativa, lo que acaba generando un mayor malestar, ansiedad y sufrimiento.
Los pensamientos que están involucrados en la rumiación aparecen de manera intrusiva y disruptiva en la mente de la persona afectada, generan también una gran preocupación y malestar, y lo más importante es que se repiten de manera recurrente sin que podamos hacer nada para detenerlos de inmediato ni sacarlos de nuestra cabeza en ese momento tal y como la mayoría de personas desearían en una situación así.
La rumiación psicológica debe su nombre precisamente al hecho de repetirse una y otra vez en la consciencia, hasta el punto en que la persona afectada empieza a anticipar dichos pensamientos negativos y a atraerlos a su consciencia sin darse cuenta. Es decir, que de manera involuntaria, participamos activamente en que la rumiación traiga hacia nuestra mente los pensamientos obsesivos. La persona contribuye de manera inconsciente a que esos contenidos sigan invadiendo su mente en forma de círculo vicioso: se les da más importancia de la que tienen simplemente porque no podemos dejar de pensar en ellos y esa frustración nos hace “ponernos a la defensiva” y estar alerta.
El mero de intentar bloquear los pensamientos obsesivos hará que regresen a nosotros con más fuerza, ya que estamos cada vez más predispuestos de manera inconsciente a que el pensamiento en cuestión nos inunde ante cualquier estímulo o recuerdo indirectamente relacionado con lo que nos preocupa.
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Consejos para no perder los nervios ante los pensamientos obsesivos
Por suerte, existen algunas estrategias que podemos seguir para evitar que estos pensamientos nos controlen y nos generen ansiedad y sufrimiento innecesarios.
1. No intentar bloquearlos ni evitarlos
Uno de los primeros consejos es, como hemos visto, no intentar bloquearlos ni evitarlos, ya que así solo conseguiremos que aparezcan con mayor intensidad y frecuencia.
Para evitar que los pensamientos obsesivos nos hagan caer en un espiral de ansiedad, estrés y malestar, debemos empezar a concebir la idea de que estos pensamientos son nuestros, debemos aceptar que están ahí porque nosotros los hemos creado y que luchar contra ellos y obsesionarnos para que desaparezcan será inútil.
2. Reorientar nuestra atención
Una vez aceptada su naturaleza, debemos empezar a aplicar estrategias que nos permitan orientar y canalizar nuestra atención hacia ideas y experiencias que nos generen interés, nos hagan sentir bien con nosotros y nos permitan centrarnos en aspectos de la vida más edificantes y con significado para nosotros.
Trasladando toda nuestra atención y pensamiento hacia ideas, proyectos y concepciones sobre el mundo que nos rodea más positivas, lograremos alcanzar una motivación genuina por aquello que nos interesa y nos hace felices; en definitiva, en cosas en las que podemos progresar e ilusionarnos. Y a partir del hecho de que estas actividades nos ilusionan y nos hablan acerca de quiénes somos y qué queremos, iremos desarrollando una manera de interpretar la vida más rico en matices y menos dada a caer en el sesgo de autoconfirmación pesimista que está asociado a los pensamientos obsesivos.
Una vez hayamos interiorizado y mecanizado esta nueva forma de pensar más constructiva, los pensamientos obsesivos que albergábamos se irán debilitando progresivamente; por decirlo de algún modo, les faltará espacio para expandirse capitalizando nuestros miedos e inseguridades.
3. Entrenamiento en técnicas de relajación
Las técnicas de relajación también pueden sernos de gran apoyo no tanto para vencer pensamientos obsesivos que nos generan malestar en el día a día, sino para mitigar los síntomas vinculados a la ansiedad.
Son muchas las técnicas que podemos poner en práctica para lograr estados de consciencia más relajados y equilibrados: relajación muscular progresiva, respiración controlada, escáner corporal, etc
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Leticia Martinez Val
Leticia Martinez Val
Psicóloga Sanitaria
5. Acudir al psicólogo
Acudir a un profesional de la psicología será siempre la mejor opción si quieres superar los pensamientos obsesivos y recobrar la tranquilidad y estabilidad mental que tenías antes de su aparición. De este modo, dispondrás de apoyo personalizado y adaptado a tus características y necesidades. Si te interesa empezar ya un proceso de psicoterapia, ponte en contacto conmigo.