Se ha comprobado en distintas investigaciones que el hecho de sentir ansiedad repercute al estado pre y post intervención quirúrgica. Por ello, será importante trabajarla para mejorar el estado del paciente y agilizar la recuperación de este.
Diversas técnicas se han visto útiles para manejar el miedo y la sensación de angustia en general, adaptadas según la edad del atendido y características de este.
En este artículo planteamos el efecto de la ansiedad de los pacientes en las intervenciones quirúrgicas y veremos varios consejos sobre cómo manejar la ansiedad ante una operación.
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Efectos que pueden producir una intervención quirúrgica
Una intervención quirúrgica se plantea como un acontecimiento estresante para el individuo, ya que supone un suceso impredecible del cual no sabemos con seguridad absoluta cómo será el resultado final. Ante una operaión, el paciente siente también que pierde el control sobre él mismo, ya que la cirugía no depende de él, siendo así muy probable que pueda aparecer ansiedad que repercuta al afrontamiento de la intervención y de la recuperación posterior.
Se ha observado que el grado óptimo de preocupación para afrontar una intervención es el moderado, ya que si la preocupación es muy baja los pacientes tienden a mostrarse menos colaboradores y más irritables y enfadados, y por el contrario, niveles muy elevados de esta pueden llevar a desarrollar miedos patológicos y llevar a la persona a estar también menos implicada en su proceso de cura posterior.
De este modo, será muy importante valorar y tener en cuenta el estado emocional y psicológico del paciente y qué pensamientos tiene sobre la intervención antes de realizar la cirugía, ya que de este modo nos aseguramos de que el proceso no sea tan negativo o estresante y la recuperación posterior sea mejor, mostrándose el sujeto más colaborador.
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¿Cómo afrontar la ansiedad antes de una operación?
Como hemos visto, la ansiedad repercutirá en la recuperación post intervención; por esta razón es fundamental tratarla y tenerla presente antes de realizar la cirugía. En este sentido, veamos varios consejos y estrategias para ayudar a los pacientes a afrontar la ansiedad antes de una operación.
1. Considerar los diferentes tipos de pacientes
No todos los individuos se benefician del mismo modo de las distintas técnicas de afrontamiento de la ansiedad, y por tanto la interveción psicológica se realiza de manera personalizada.
Una de las características a valorar es si el sujeto presenta rasgos sensibilizadores, es decir, si es una persona ansiosa y vigilante ante las sensaciones de dolor o por el contrario es represora (quienes negarán el estrés y evitarán cualquier pensamiento al respecto). En referencia a los pacientes con el primer tipo de rasgo, mediante la realización de un estudio que consistió en la visualización de películas con o sin información de la intervención, se vio que estos obtenían resultados positivos de ver la cinta; en cambio, si los represores veían la cinta una sola vez, presentaban más ansiedad que si no la veían.
Otra variable a considerar es el estilo de afrontamiento típico de cada individuo. Se ha visto que hay pacientes que buscan información sobre la cirugía, siendo éstos los que se beneficiarán de recibir información y mostrarán así menos ansiedad. Por el contrario, hay otras personas consideradas "evitadoras" ante las que, para conseguir que la ansiedad no suba mucho o disminuya, es recomendable no darles demasiada información, o darles solo la información imprescindible de la intervención.
Del mismo modo, según si los médicos necesitan que el paciente esté más o menos activo durante la operación, será mejor uno u otro estilo de afrontamiento. Cuando es importante que el paciente intervenga es beneficioso el estilo activo del sujeto; contrariamente, en las ocasiones en las que se necesita menos colaboración de este, se obtendrán mejores resultados si se mantiene pasivo aplicando estrategias de distracción para la ansiedad.
Por último, otro aspecto a valorar del paciente es su grado de ansiedad. Se ha observado que los pacientes con menor ansiedad obtendrán más beneficios de recibir más información sobre la intervención; en cambio, ante los que presentan un rasgo de ansiedad más elevado será mejor proporcionarles la información precisa sin excederse.
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2. Darle poder al paciente
En una investigación que se hizo con pacientes que iban a ser operados se observó que a los sujetos que se les dió información sobre el dolor que podían sentir y a los que se les enseñó técnicas de respiración, mejoraban su estado de ansiedad, necesitaban menos analgesicos y recibian el alta hospitalaria antes.
Así, se ha visto que son dos los tipos de información que se muestran más eficaces para mejorar el estado del paciente. Uno de estos tipos consiste proporcionar conocimiento sobre el procedimiento quirúrgico, esto quiere decir darle a conocer mejor cómo será la intervención, qué ocurrirá antes y después de ella, dónde se realizará la intervención, qué tratamiento posterior recibirá, cuánto tiempo de recuperación de estima...
El segundo tipo de información que se ha comprobado beneficiosa consiste en proporcionarle conocimiento sobre las sensaciones que tendrá, cómo es probable que se sienta y se encuentre antes y después de la operación. De esta manera intentamos reducir la incertidumbre.
Le puede ayudar a disminuir su ansiedad tener la oportunidad de expresarse, de decir cómo se siente, cuáles son sus preocupaciones y sus miedos y así poder preguntar, reducir su grado de incertidumbre y recibir el apoyo de los profesionales, ya que como hemos mencionado la ansiedad dificulta tanto la manera de afrontar la operación como la recuperación posterior.
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3. En casos de ansiedad muy intensa, recurrir al psicólogo
El médico será el encargado de comunicarle la información necesaria que necesite saber sobre la intervención, proporcionándole un trato personal y adaptando su actuación al tipo de paciente.
Pero si se da el caso de que la ansiedad no disminuye, siendo esta muy elevada y perjudicial para el procedimiento que se le realizará, será recomendable que se le derive al psicólogo para así trabajar de manera más específica esta ansiedad y poder entrenar técnicas más precisas para reducirla, como la relajación, la psicoeducación, la reestructuración cognitiva...
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Preparación emocional para las intervenciones quirúrgicas en niños pequeños
Los niños presentan unas características o capacidades distintas a la de los adultos, por esta razón será necesario adaptar la preparación y manejar la ansiedad, ante una futura intervención. De este modo también nos aseguramos que las primeras experiencia médicas no sean negativas, aumentando la posibilidad que la actitud de los pequeños con respecto a futuros tratamientos no sea mala.
Se ha comprobado que es necesario adaptar la información que damos según la edad del paciente, para que este pueda tener una adecuada comprensión de esta y realmente se pueda beneficiar del proces. Así pues en niños más pequeños se da la información de la intervención de manera muy general, haciéndolo de la forma más lúdica posible y mostrándole los diferentes instrumentos que utiliza el médico (la información más concreta es dada a sus padres).
A medida que el menor va creciendo se va aumentando la cantidad de conocimiento y especificación de la información que se le da, así que llegado a la adolescencia ya se tendrán en cuenta las mismas variables que se consideran con los adultos.
En diversas investigaciones se ha observado que el juego beneficia que los niños puedan entender mejor su patología y ayuda a prepararlos emocionalmente para las diferentes intervenciones médicas. De manera complementaria, también se ha visto que construir una relación de confianza entre el niño y los profesionales que le tratarán puede ayudar a reducir el miedo y la ansiedad.
Se han utilizado distintos procedimientos para afrontar la ansiedad en niños; por ejemplo se ha aplicado la técnica de la imaginación emotiva, que consiste en que el niño imagine un héroe que le ayude a disminuir la ansiedad. Otro método de intervención para superar la ansiedad ante una operación se apoya en el entrenamiento en relajación muscular y respiración complementado con imágenes que gusten al niño, estrategias de distracción de la atención y autoinstrucciones, para guiar en las situaciones estresantes.
Finalmente, otra intervención que se ha visto eficaz en menores es el modelado filmado. Este procedimiento consiste en pasar una pelicula al niño donde se muestra la estancia de un menor en la clínica desde que ingresa hasta su alta. Al principio, ese niño siente ansiedad, pero a lo largo de la filmación se van mostrando maneras de afrontarla y técnicas para disminuirla. Pese a los beneficios observados con este procedimiento, se ha visto que no es recomendable cuando la intervención es inminente, ocurriendo en el mismo día, ya que el niño no tendrá tiempo de comprender bien la información.
Del mismo modo, será importante introducir a los padres en los procedimientos que realizamos con los niños, ya que seguramente ellos también tengan ansiedad por la futura operación y será necesario prepararlos para que actúen como apoyo para sus hijos.