Los tratamientos psicológicos eficaces para los trastornos psicológicos conocidos hoy en día son muy variados y contemplan distintos bloques o pasos, de hecho, cada terapia psicológica posee su idiosincrasia.
Sin embargo, dentro del marco de la terapia cognitivo-conductual, existe un elemento fundamental de cara a la adecuada intervención psicológica en determinadas alteraciones mentales: la herramienta de la psicoeducación. En este artículo vamos a explicar de forma sencilla qué es este recurso y en qué trastornos psicológicos se utiliza con mayor frecuencia, así como algunos ejemplos prácticos de su aplicación.
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¿Qué es la psicoeducación?
La psicoeducación, siempre llevada a cabo por el profesional a cargo del tratamiento, constituye la antesala a muchos de los tratamientos psicológicos aplicados en las consultas y hospitales. Esto no quiere decir que la psicoeducación se tenga que utilizar únicamente al inicio del proceso terapéutico, sino que se puede dosificar para asegurar que se comprende el problema por parte del paciente o del cliente (o grupo de pacientes).
Así pues, la psicoeducación consiste en la explicación por parte del psicólogo encargado del tratamiento de distintos constructos psicológicos y variables que explican el problema del paciente o grupo de pacientes. En general, se explica en qué consiste el trastorno (aunque en muchas casos no es necesario etiquetar el problema como “trastorno” de cara al paciente, sino explicar las características del mismo para que él o ella lo entiendan y puedan afrontarlo de forma más adaptativa), cómo afecta el trastorno a la vida del paciente, síntomas frecuentes, qué tratamientos existen, qué se puede hacer para mejorar, etcétera.
En ocasiones, llamaremos psicoeducación a toda aquella información técnica que expliquemos en terapia que consideremos necesaria para la mejora del paciente. Por ejemplo, cómo llegamos a estar deprimidos, qué es la ansiedad funcional y disfuncional, cómo influye la marihuana a nivel cerebral, qué repercusiones tiene el vómito inducido en nuestro organismo...
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Herramientas usadas en este tipo de intervención psicológica
Aunque cada profesional suele elaborar su guión psicoeducativo de cara a las sesiones con los pacientes, sí es importante resaltar que el contenido de la explicación se tiene que adecuar al nivel de entendimiento y comprensión de la persona, y en la mayoría de los casos siempre suelen ser útiles los recursos que veremos a continuación.
El uso de analogías y metáforas
Como los fenómenos psicológicos suelen ser complejos, es bueno realizar comparaciones con elementos de la cotidianidad.
El uso de una pizarra o soporte visual
Es muy útil para interactuar con el paciente mientras se da la explicación. Por ejemplo, haciendo preguntas y que el paciente responda en base a su propia experiencia).
Aportar un resumen de lo explicado en la sesión (o sesiones) de psicoeducación
Esto sirve para que la persona se lo pueda llevar a su casa, leerlo tranquilamente y preguntar cualquier duda al respecto.
Finalmente, para facilitar el proceso de psicoeducación y complementarlo, los psicólogos recomendamos la lectura de manuales didácticos sobre algunas problemáticas (no con el objetivo de que lean manuales de autoayuda, sino de cara a comprender mejor lo que les sucede y trabajarlo de forma conjunta en las sesiones). También son útiles el visionado de películas, documentales, etcétera.
¿Por qué es tan importante la psicoeducación?
La psicoeducación es terapéutica en sí misma. Algunos pacientes suelen relatar que después de haber podido aprovechar las sesiones de psicoeducación y de comprender lo que les sucede se deshinchan como un “globo”, se sienten más tranquilos, con mejores expectativas. De hecho, muchas de las personas que padecen ansiedad reducen la sintomatología al entender los mecanismos y las causas de la misma.
Se reduce de forma directa el nivel de incertidumbre de muchas personas, y se da respuesta a las típicas preguntas tipo ¿qué es lo que me pasa?, ¿me estoy volviendo loco/a?, ¿tiene “solución”?, ¿solamente me sucede a mí o a más gente?.
Además, en algunos casos y en función de las capacidades de la persona, solamente con dar algunas pautas psicoeducativas en pocas sesiones la persona consigue entender los mecanismos que subyacen su problema y poner en práctica nuevas estrategias, lo cual resulta muy interesante y a menudo positivo para la persona.
Suele ser especialmente efectiva en sesiones grupales con personas que padecen problemas similares (p. ej., un grupo con trastorno de pánico), ya que el hecho de compartir experiencias parecidas y sentir el apoyo emocional es una experiencia muy reconfortante. Supone una ayuda muy importante de cara al desarrollo de la terapia individual de estas personas.
¿En qué tipos problemas psicológicos se utiliza?
En términos generales, la psicoeducación puede ser de gran utilidad como fase inicial del tratamiento en la mayoría de trastornos o problemas psicológicos documentados. A modo de ejemplo, ésta se utiliza de forma muy extendida entre los profesionales en trastornos tan conocidos como:
- Trastornos de ansiedad: trastorno de pánico, fobia selectiva, trastorno de ansiedad social, agorafobia, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad ante la enfermedad (hipocondría)…
- Trastorno Bipolar y trastornos relacionados.
- Trastorno por estrés postraumático.
- Duelo patológico.
- Trastornos alimentarios: bulimia nerviosa, anorexia nerviosa, ortorexia...
- Disfunciones sexuales.
- Adicciones.
- Problemas de autoestima: cómo se genera y mantiene la baja autoestima.
Ejemplos prácticos
A continuación vamos a explicar brevemente los contenidos que se podrían explicar en una sesión de psicoeducación en los trastornos de ansiedad y en el trastorno por estrés postraumático.
Psicoeducación en trastornos de ansiedad
Conviene explicar qué es la ansiedad (respuesta emocional al peligro/amenaza), el objetivo que persigue (proteger al organismo -en este momento sería positivo el uso de analogías o metáforas-), la relación que existe entre la ansiedad y el sistema nervioso autónomo, el proceso de activación que sigue nuestro organismo a nivel físico ante una situación de peligro y explicación de todas las sensaciones corporales (tensión muscular, aumento del ritmo cardíaco, aceleración de la respiración, boca seca, temblor en las piernas…).
Cómo reacciona nuestro cuerpo ante situaciones de “no peligro” en las que el cerebro interpreta de forma errónea que sí hay un peligro, cómo se puede producir el primer ataque de pánico, el papel que juegan nuestras interpretaciones sobre las sensaciones corporales, etcétera. Obviamente, en función del trastorno de ansiedad deberemos hacer hincapié en unos conceptos u otros.
Psicoeducación en el trastorno por estrés postraumático
Esta explicación variará en función del tipo y la frecuencia del trauma que haya sufrido la víctima.
Se da una explicación sobre las respuestas típicas intrusivas (por qué se producen los recuerdos o pesadillas angustiosas), la función que cumple la evitación persistente de recuerdos o estímulos asociados al suceso, las alteraciones cognitivas y del estado de ánimo relacionadas con el episodio (cómo se forman las creencias exageradas sobre uno mismo), la alteración importante de la activación y reactividad asociada al suceso traumático (por qué se siente hipervigilante todo el tiempo, a qué se deben los arrebatos de furia o el comportamiento irritable, las alteraciones del sueño…).
Además, conviene explicar el mantenimiento del TEPT, por ejemplo mediante una adaptación sencilla del modelo de Horowitz (1986) o del modelo de Lang (1988).
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