Puede que nunca hayas oído hablar del FOMO (Fear of missing out, miedo de perderte algo que pasa), pero probablemente lo hayas sentido en alguna ocasión, puesto que es cada vez más común que ocurra en la era digital, donde recibimos la información ASAP (As soon as possible, lo antes posible). De hecho, las estadísticas indican que la mayoría de las personas ha sentido FOMO en alguna ocasión y que aproximadamente un 70% de los jóvenes lo sienten al menos una vez mensualmente.
Visto así, "¿tengo FOMO?" es la pregunta natural que podemos hacernos en esta circunstancia, por eso es importante identificar las claves de este problema y en el caso de que se haga palpable, cómo buscar una solución.
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Orígenes: ¿De dónde viene el FOMO?
Planteemos una perspectiva histórica, más allá de las redes sociales que han provocado un estallido de preocupación como problema latente y crónico en la sociedad. Para comprender bien de dónde viene debemos centrarnos en la psique humana.
Tenemos como seres gregarios que somos, tendencias sociales que han sido de valor para la supervivencia de la especie humana. Estas tendencias se resumen en dos: el deseo de permanencia grupal y la necesidad de información, o curiosidad. El primero viene dado por la necesidad de permanecer a un grupo, la segunda nos ha valido como seres exploradores a conocer y aprender nuevas estrategias útiles para sobrevivir, también a transmitir esta información con el fin de perpetuarnos como especie, haciendo la vida más cómoda. La forma de transmisión de información comenzó siendo oral a de la información llevada de boca en boca a la escritura con la imprenta y actualmente mediante una combinación de ambas: los medios digitales, desde un canal de YouTube hasta un blog.
Estamos continuamente conectados e informados de lo que ocurre en el entorno, por lo que se nos permite participar en eventos, sorteos y otras actividades de tipo social. A su vez aparecen los miedos a saber que pasan tantas cosas en nuestro entorno que no damos a basto para recibir y procesar tanta información y es cuando aparece esa sensación de miedo a perderse algo importante que puede estar pasando.
Por tanto, el FOMO no es una sensación exclusiva de nuestra época, ha estado presenta como preocupación humana pero hoy en día somos conscientes de que podríamos tener toda la información a nuestro alcance pero no tenemos los recursos necesarios para gestionarla.
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¿Tengo FOMO?
Es posible que presentes FOMO en el caso de que inevitablemente estés todo el día en Instagram, facebook, los estado de whatsapp o tik tok, comparando tu vida con la de las demás personas a las que sigues en las redes sociales. Frecuentemente las personas con FOMO se encuentran navegando entre los perfiles de familiares, amigos o influencers, observando lo que hacen, comen, cocinan, el número de hijos que tienen, como se visten, lo que consiguen y en definitiva los que nos muestran.
Si el hecho de comprobar que no puedes asistir a ese concierto en tu ciudad, para el cual todos tus contactos tienen entrada, o que no puedes dejar de mirar linkedIn por si sale esa oferta de trabajo que llevas meses esperando, te causa ansiedad y agitación es posible que este sufriendo de FOMO. También puedes tener este problema, si cuando entras en una noticia, buscas más y más sobre ella, o te revisas una y otra vez las tendencias y las modas de las revistas digitales.
Seguramente tengas FOMO al sentir celos porque te gustaría poder viajar a ese destino al que ha ido tu vecino, si quiere el mismo coche que tiene tu primo y piensas que a ellos les va mejor, porque tiene experiencias y posesiones que tu deseas y no tienes. En resumen, si tu bienestar emocional se ve mermado por tu deseo de tener lo que tienen las personas que aparecen en tus redes sociales.
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¿Hasta qué punto puede llegar a afectarme este problema?
Las consecuencias del FOMO son extensas, pero se puede destacar el agotamiento emocional que producen, ya que estamos constantemente preocupados por no perdernos nada de lo último que ocurre, cuando en realidad esta información tiene una utilidad limitada. Por otra parte, el centrarse en lo que no tienes, puede tener como consecuencia el perder el aquí y el ahora, es decir, la conciencia de lo que está ocurriendo en el presente de nuestra propia vida. Puede deteriorar también nuestro autoconcepto, ya que no que uno posee es insuficiente, así como las relaciones con terceros al generar resentimiento por lo que ellos tienen.
Para minimizar las consecuencias del FOMO podemos llevar a cabo pequeñas actuaciones como limitar nuestro tiempo de exposición a las redes sociales, pensar en positivo sobre lo que tenemos y lo que hemos logrado en nuestra vida, ponerse objetivos de lo que queremos hacer y de quienes queremos llegar a ser, así cómo meditar y centrarnos en nuestro propio autocuidado.
¿Debería ir a terapia por el FOMO?
Aunque el OMO en sí no aparece en los manuales diagnósticos de psiquiatría y de psicología clínica, puede dar lugar a dinámicas de comportamiento lo suficientemente dañinas como para ser un motivo por el cual asistir a terapia. Además, en muchas ocasiones, esta clase de dependencia hacia el uso de plataformas digitales "en la nube" esconde detrás de sí formas de malestar emocional que quedan enmascaradas por acciones tan rutinarias como hacer "scroll" por Instagram o Twitter como una manera de evadirse del presente.
Ignacio García Vicente
Ignacio García Vicente
Psicólogo especializado en adultos
Como conclusión, el FOMO puede afectar a nuestra vida de forma negativa, por lo que es importante tener estrategias para el control de estas actuaciones y pensamientos, y en el caso de que fuera necesario porque nos genera mucho malestar debemos acudir a un profesional. Si notas que este problema te afecta demasiado, ponte en contacto conmigo; puedo atenderte y poner a tu disposición mi experiencia como psicólogo especializado en psicología clínica.
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