Todos nos hemos encontrado alguna vez ante una situación que hemos gestionado como hemos podido, tal vez sin tener la información o la paciencia necesaria, causando un malestar a otra persona.
Ante situaciones así es habitual que aparezca el sentimiento de culpa. Pero… ¿qué es la culpa? Se trata de una emoción negativa que tiene una gran función psicológica: nos ayuda a reflexionar sobre nuestro comportamiento y actitudes a fin de evitar caer en los mismos errores en el futuro.
Aunque tiene una faceta positiva, la culpa puede volverse en nuestra contra cuando nos provoca pensamientos intrusivos que nos atan a algún momento desafortunada de nuestras vidas.
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Sentimientos de culpa: ¿por qué aparecen?
La culpa puede tener distintas causas y orígenes. En ciertas personas, puede deberse a una emoción que debutó en la infancia a causa de ciertas relaciones disfucnionales con otros miembros de la familia o con los pares. A raíz de esa mala experiencia psicológica, el individuo puede cristalizar este sentimiento de culpa incluso en su adultez.
En el extremo de este sentimiento encontramos la ‘culpa extrema’. Se trata de un malestar disfuncional e innecesario que crea nuestra propia mente y pensamientos. Es vital, en estos casos, saber identificar las causas que provocan este malestar.
La culpa puede tener su causa en ciertas distorsiones cognitivas que hacen que nuestro pensamiento funcione en base a sesgos e interpretaciones parciales e irracionales de la realidad. Estos esquemas de pensamiento nos empujan a llevar al extremo ciertas situaciones del día a día, ordenándolas como buenas o malas, lo que puede llevar a interpretaciones extremas que nos provocan daño emocional.
Además, las personas que tienen tendencia a sentirse culpables suelen simplificar sus experiencias y no son capaces de tomar perspectiva y/o relativizar lo que les ocurre, de modo que suelen ser especialmente negativas cuando evalúan dichas experiencias.
La baja autoestima, un factor que explica la culpa
Distintos estudios han señalado que un factor común entre las personas con sentimientos de culpa es la baja autoestima. Este problema es causa y efecto de unas relaciones sociales poco funcionales, con un esquema de relación sumiso.
El modo en que afrontamos esta emoción es también un punto clave para comprender el sentimiento de culpa, pudiendo dar pie a una experiencia negativa, o positiva.
¿Cómo superar los sentimientos de culpa?
Primero de todo, cuando experimentamos sentimientos de culpa debemos tomar conciencia de que estamos ante un sentimiento que cumple una función en nuestra psique, puesto que nos ayuda a aprender de los errores que hemos cometido y no volver a repetirlos en adelante.
Además, los psicólogos señalan que intentar reprimir esta experiencia de dolor y culpa no es una estrategia eficaz a la hora de sobrellevar la situación. Por estos motivos es crucial que sepamos reflexionar y contar con ciertas herramientas para entender la culpa y superarla.
1. Afrontar la situación con objetividad
Para controlar este pensamiento obsesivo derivado de la culpa es importante afrontar cada situación de un modo positivo, comprendiendo la parte de responsabilidad que nos toca pero también sabiendo sopesar las distintas variables que pueden haber influido en lo ocurrido.
2. Entender que todo forma parte del aprendizaje
La culpa es el modo en que nuestra mente nos dice que hay algo que hemos hecho mal. Esto no nos debe entristecer, sino más bien hacernos pensar en cómo podemos mejorar en el futuro. Hay que usar la culpa para aprender y mejorar como personas.
3. Practicar la autocompasión
Para desprendernos de los sentimientos de culpa también debemos practicar la autocompasión, es decir, saber perdonarnos a nosotros mismos por los errores que hayamos podido cometer en el pasado. No se trata de caer en el victimismo, sino simplemente ponderar las situaciones para entender bien qué pudimos hacer mejor.
4. Comprender la complejidad de las circunstancias
Hay situaciones en que las circunstancias no se pueden controlar y nos vemos superados por un cúmulo de factores. Este es un punto clave: valorar la influencia de variables fuera de nuestro control también hará que relativicemos cada situación, y por tanto nuestra responsabilidad quedará mucho más delimitada.
5. Pedir disculpas (si es necesario)
Tomar responsabilidades puede traducirse en emprender ciertas acciones concretas. Por ejemplo, si tienes la sensación de que obraste mal con alguien, es una buena idea no dejar pasar el tiempo en balde y pedir disculpas. Esto nos hará tener una mejor visión sobre nosotros mismos, y poder reconciliarnos con este episodio del pasado.
6. Pasar página
Y aunque tengamos la certeza de que hemos actuado de forma poco ética y nos sintamos culpables por algo, debemos tener la valentía de pasar página. Todos cometemos errores en la vida, y si no está en nuestras manos subsanarlos, lo más sensato es aprender del error y salir adelante, perdonándonos a nosotros mismos.
7. Explicar la situación a una persona cercana
Para tomar perspectiva de la situación puede ser una buena idea explicar tus preocupaciones a una persona cercana, como un amigo o un familiar. Así podrán darte su opinión, y tal vez te des cuenta de que la situación que te perturba escapó de tu control, por lo que la sensación de culpa se puede aliviar.
8. Acudir a terapia psicológica
En ocasiones, estos sentimientos de culpa pueden instalarse en nuestra mente y sumirnos en un estado de tristeza, ansiedad y pensamientos invasivos. En estos casos, es muy recomendable que recurras a los servicios de un profesional de la salud mental.
Si estás inmerso en una espiral de negatividad, un psicólogo puede ofrecerte una serie de recursos para que vuelvas a ser tú mismo/a.
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