Se suele decir que nadie elige su familia, y que quien más quien menos suele tener de vez en cuando algún problema o dificultad a la hora de relacionarse con sus familiares.
La opinión más generalizada a lo largo de los años sobre los problemas con los familiares más cercanos es que son conflictos que deben ser aceptados y superados de la mejor manera posible; no obstante, algunas personas pueden llegar a vivir un verdadero infierno en el contexto familiar, algo que hace necesario poner como principal prioridad cuidar de la propia salud física y mental.
En este sentido, las relaciones tóxicas son aquellas en las que sus integrantes no tienen la libertad suficiente para desarrollarse personalmente tal y como desearían en su vida privada y, por el contrario, encuentran un contexto basado en la falta de confianza, de apoyo, de afecto o amor y de respeto que necesitamos los seres humanos.
Este tipo de relaciones y también se dan en el ámbito familiar, casos en los que habitualmente existe una víctima que sufre todo tipo de dinámicas perjudiciales para ella; a veces mediante ataques directos, y a veces a causa de sufrir de una manera indirecta las negligencias de sus familiares. En el concepto de relaciones familiares tóxicas hay todo un espectro de vivencias que van desde el maltrato a situaciones en las que los seres queridos no están en disposición de darnos apoyo o de cuidar de nosotros tal y como deberían o incluso nos impiden mantener una buena salud física y mental de manera involuntaria.
Para comprender mejor este fenómeno, aquí hablaremos acerca de los efectos psicológicos de las familias tóxicas.
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¿Cuáles son los principales efectos psicológicos de tener una familia tóxica?
Para conocer más acerca de estas relaciones, a continuación daremos un repaso a los principales efectos psicológicos que suelen sufrir las personas que viven en un entorno familiar tóxico (cuando esta situación se mantiene durante varias semanas, meses o años).
1. Baja autoestima
El descenso en los niveles de autoestima es una de las principales características que experimentan todas las personas que forman parte de una relación tóxica y es algo que sucede también en las familias.
Como pasa en cualquier relación de este tipo, las personas que viven en un ambiente familiar tóxico sufren todo tipo de maltratos sistemáticos, que generan de manera paulatina estados malestar, estrés, angustia y frustración que acaba afectando a sus niveles de autoestima.
Esto se explica porque al recibir maltrato, insultos o humillaciones, muchas víctimas acaban haciendo caso de lo que le dicen sus maltratadores y sintiéndose cada vez más inútiles, feos o indeseables.
En casos extremos, trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia aparecen como un intento de sentirse bien con uno/a mismo/a ante esa situación de constantes ataques y conflictos, sobre todo si la familia humilla constantemente a la víctima con motivo de su aspecto físico.
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2. Soledad
Los familiares tóxicos a menudo tienen como objetivo aislar a su víctima y hacer que esta se sienta cada vez menos protegida en el entorno familiar o social de cualquier tipo.
Es por eso que vivir en un entorno familiar tóxico también acaba ocasionando una gran soledad en la persona que lo padece, ya que esta se siente cada vez menos comprendida y menos apoyada por parte de sus familiares ante el acoso sufrido y el malestar experimentado.
También suele suceder en este tipo de familias que el familiar tóxico acabe generando un estado de confrontación de todos los miembros de la familiar contra su víctima, situación que genera un estado de soledad aún mayor.
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3. Estrés y ansiedad
La aparición de síntomas de estrés y ansiedad también son propias de las relaciones tóxicas en un núcleo familiar, en las cuales la víctima recibe de manera constante ataques o momentos en los que no puede confiar en que la otra persona hará lo que debe en favor de su seguridad o bienestar; todo esto alimenta una necesidad de estar "en guardia".
Sufrir este tipo de violencia diariamente acaba causando que la persona esté en estado de alerta constantemente y que cada interacción con sus familiares o familiar tóxico acabe generándole estados de ansiedad o estrés.
La ansiedad es uno de los trastornos psicológicos más comunes y esta puede derivar en modalidades graves como el trastorno de ansiedad generalizado, los trastornos de pánico, las fobias y la rumiación psicológica.
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4. Dificultades de relación
Criarse en un entorno tóxico puede generar a su vez que la persona no desarrolle de manera satisfactoria todas las estrategias y capacidades de relación normales en cualquier ser humano.
Por ejemplo, una persona que viva en un entorno donde la violencia y la agresividad tanto física como verbal sean comunes puede que no aprenda a relacionarse correctamente con nadie en el futuro si no es mediante el empleo de esa misma violencia.
Los malos tratos, las faltas de respeto, las humillaciones, las burlas y los insultos son modalidades de relaciones muy tóxicas que, como cualquier otro modelo de conducta, pueden ser aprendidos durante el proceso de desarrollo durante la infancia y la adolescencia.
5. Miedo
El miedo ante una situación de abuso o maltrato generalizado también es una de las consecuencias psicológicas más sufridas por personas que se encuentran viviendo en una familia tóxica.
Nacer y desarrollarse en un entorno con padres o hermanos abusivos o negligentes acaba generando que la persona desarrolle un miedo elevado hacia los demás, algo que contribuye a disminuir su autoestima y que a largo plazo puede generar otras alteraciones psicológicas.
6. Inestabilidad emocional
Un hogar familiar donde se establezcan relaciones tóxicas se caracteriza por tener conflictos y discusiones permanente, lo que a la larga puede acabar fatigando a nivel físico y emocional y las personas que se encuentran viviendo en esa relación.
El desgaste emocional por las peleas interminables diarias o el maltrato generalizado afecta de manera directa en la salud mental de las víctimas y también de otros miembros de la familia que lo presencian, lo cual da lugar a una inestabilidad emocional.
7. Depresión
La depresión es otro de los trastornos psicológicos que pueden surgir a partir de un contexto familiar dañino; las interacciones constantes generadoras de malestar llevan a interiorizar una visión de la vida y de las relaciones muy pesimista.
Se trata de un trastorno habitual en personas que sufren críticas constantes, falta de afecto y cariño o baja autoestima fomentada por las personas del círculo social más cercano.
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8. Mayor riesgo de adicciones
Una situación de malestar en las relaciones familiares también puede facilitar la aparición de adicciones de todo tipo, tanto químicas como comportamentales. Esto ocurre porque dichas rutinas son vías como una vía de escape de la realidad inmediata, una manera de evadirse de lo que nos hace sentir mal, generando un cierto alivio a corto plazo, pero dando lugar a problemas mucho más importantes a medio y largo plazo.