Hemos escuchado con reiteración en muchas personas decir que no necesitan terapia, que no están "tan locas" como para acudir a un terapeuta, o que sus problemas no podrán ser resueltos por un psicólogo, siendo este discurso una gran negación (como mecanismo defensivo) para abordar el proceso de autoconocimiento. Este discurso se encuentra cubierto de miedos, creencias y mandatos que tal vez no puedan nombrar o conocer desde ese lugar.
En estos casos será interesante, en los comienzos, dar herramientas holísticas para permitir un acercamiento a ese interior que no puede ser abordado. Así, de modo silencioso, vamos observando cuáles son los pensamientos que aparecen cuando los pacientes se disponen a apagar sus luces para introducirse en su interior y desde ahí comenzar a trabajar.
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¿Qué pasa cuando nos permitimos darle comienzo a un proceso terapéutico?
El inicio de estos procesos nos abre puertas internas que en algunos casos se encuentran cerradas herméticamente, le permite al paciente desarmar estructuras antiguas para volver a armarlas desde otro lugar.
En las sesiones, unidas por la transferencia entre paciente y terapeuta, se trabaja el abordaje del deseo que se aloja en cada persona, teniendo en cuenta que el paciente llega con contenidos internos que, en la mayoría de los casos, no le son propios, sino heredados de un linaje familiar con el que carga y en ocasiones tal linaje tiene un gran peso.
La palabra será el motor que ponga en movimiento a ese ser que no podía hablar, permaneciendo con angustias, ansiedades y miedos que obstaculizan su vida cotidiana. Estos procesos generan la responsabilidad hacia uno mismo, para de este modo dejar de poner la acusación afuera y mirar hacia adentro.
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¿Cómo ayuda la terapia?
La terapia ayuda a identificar emociones y gestionarlas de modo apropiado para cada uno. Así mismo, acompaña los caminos y etapas del cambio para aliviar el dolor del alma generado por esos movimientos emociónales.
Se trabaja con el inconsciente para conocer su contenido, siendo allí donde se aloja toda la información emocional; de este modo se ayuda a conocer las causas o raíces de las conductas en la persona, tratando de generar coherencia y armonía entre el decir, el actuar y el pensar.
Conocer el contenido de este inconsciente reprimido lleva a descubrir para sanar, con la intención de dejar de repetir escenas en la vida donde se van cambiando rostros pero no escenarios.
En el interior del paciente se encuentra todo el conocimiento que necesita para sentirse mejor. La figura del terapeuta es objetiva y con una escucha neutral, devolviendo así de modo invertido tal discurso para generar la toma de consciencia en el paciente; respetando los tiempos internos de maduración que habilitan a poder escuchar y registrar aquello que se trabaja, con la única intención de que el paciente pueda escribir su historia desde su deseo en lugar de padecerla, generando de ese modo un segundo nacimiento desde el autoconocimiento.
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Estrategias de intervención
Existen diferentes formas de abordar estos procesos en el marco terapéutico, siendo necesario evaluar al paciente con el fin de brindarle al abordaje apropiado.
El acompañar estas instancias con herramientas holísticas es un modo de fomentar que el paciente pueda continuar aplicándolas durante el tiempo que no concurre a la consulta.
Esto consiste en la aplicación de ciertos ejercicios con diversas técnicas de ayuda, como puede ser la escritura y narrativa terapéutica, el registro de emociones que se manifiestan en determinados momentos del día y ante determinadas situaciones vividas o que rozan recuerdos, meditaciones guiadas para detener el pensamiento racional y conectar con el sentir, entre otras técnicas, dependiendo cada caso y su individualidad.
Además del discurso y la palabra, se aplica la metáfora terapéutica, con cuentos, relatos o el trabajo con figuras simbólicas, donde cada uno, con su contenido reprimido y desde ese inconsciente en silencio, le pondrá palabras, siendo el lenguaje que este inconsciente comprende, venciendo de ese modo las barreras de la resistencia que inhabilitan a la búsqueda de respuestas.
A modo de conclusión...
Estas técnicas acompañan los procesos de la clínica, generando en el paciente la conexión con su interior.
La unión de ambas prácticas es un modo de abordaje interesante y amplio para que el ser se encuentre con su interior y desde allí evaluar por sí mismo con qué contenido continuar en su historia de vida y que abandonar para encontrarse con aquello que desea para sí mismo.
Gabriela Boullon
Gabriela Boullon
Lic. En Psicología Clínica.
Vamos juntas/os hasta la otra orilla.
Trabajando para sanar aquellos miedos, creencias y mandatos que pesan y no te permiten ver con claridad. ¿Te acompaño?