En principio, todo el mundo sabe que una persona narcisista es alguien prepotente, arrogante, egoísta y mentiroso.
No obstante, lo que no nos han enseñado es que estos sujetos pueden esconderse detrás de personalidades aparentemente afables, seductoras y cariñosas. Pueden y saben hacerlo. La sociedad actual, de hecho, lo pone incluso más fácil. El éxito social, tan relativamente fácil de conseguir con cierta habilidad en las redes sociales, puede esconder a verdaderas personas tóxicas.
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¿Por qué la personalidad narcisista da lugar a problemas de convivencia?
Son, aparentemente, personas encantadoras, de estas que seducen y tienen un gran poder de convicción. Son intuitivas, detallistas y saben hacerte sentir especial. Son personas que saben enamorar.
Y son peligrosas. Si saben adivinar lo que te gusta, es solo porque necesitan recibir tu admiración. Si son encantadoras, es porque no soportan no ser el centro de atención. Si seducen, es con el objetivo de atraparte y tenerte a sus pies. Si convencen, es porque tienen la habilidad de repetir tanto las cosas que consiguen hacerte dudar hasta de ti mismo.
Y no se enamoran, porque son incapaces de ello.
Estamos hablando de las personas con trastorno de personalidad narcisista. Por suerte, los “narcisistas puros” son un rara avis; no obstante, personas con rasgos narcisistas las hay en todas partes. Encontrarse con ellas y compartir alguna parte de tu vida suele conllevar, siempre, problemas. Y enamorarse de alguien con rasgos narcisistas, si estos son lo suficientemente acentuados, puede perjudicarte seriamente.
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1. Son difíciles de detectar… a tiempo
Visto desde fuera, desde la distancia o a toro pasado, puede parecer muy fácil detectar si alguien es narcisista. Si es arrogante y prepotente, si no sabe escuchar y carece de empatía, si miente, si tiene una gran necesidad de control… Entonces es que es narcisista.
Todos conocemos la teoría y todos pensamos que nunca nos vamos a sentir atraídos por alguien que cumpla estas características. No obstante, nadie está fuera de peligro. Porque la personalidad narcisista, además de contar con todas estas características que hemos numerado, suele tener otra más: la capacidad de camuflarse.
La imagen pública del narcisista más peligroso va a ser intachable, su capacidad de seducción va a ser tan grande que su patología va a pasar completamente desapercibida, incluso a ojos de su víctima.
Tanto es así que la víctima de una persona narcisista no va a ser capaz de deducir qué es lo que la está dañando hasta después de mucho sufrimiento.
2. Atrapan a las personas empáticas
Hemos dicho que nadie está fuera de peligro de caer en la red de una persona narcisista, pero quiénes lo tienen más difícil son las personas empáticas.
La empatía es, sin duda, una virtud. No obstante, es también un arma de doble filo, porque si se va demasiado lejos puedes llegar a no ser capaz de encontrar límites a la hora de querer ayudar a la pareja narcisista. Y es precisamente por eso que suele ser habitual que las personas narcisistas se sientan atraídas hacia personas empáticas: saben detectar que van a tener su atención durante largo tiempo.
3. Relacionarte con ellas tiene consecuencias devastadoras
La persona narcisista es, por definición, incapaz de amar. Por la simple razón de que ni tan siquiera se ama a sí misma. Y una relación de pareja en la que uno de los dos es una persona narcisista será, siempre, una relación tóxica.
La persona narcisista primero seduce y luego, cuando siente que ya ha conseguido su trofeo, se transforma. Empezará a devaluar por sistema a su pareja, reaccionará con ira ante todo aquello que no le satisfaga, manipulará constantemente la situación, dañará seriamente la salud mental de la persona a la que dice amar, la alejará de sus amistades y le hará creer que es culpable de todos los problemas.
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4. No dejan que te alejes de ellas
La única solución ante una relación tóxica es cortarla de raíz. Pero con una pareja con personalidad narcisista esto no es tan fácil de conseguir. Primero, por lo que ya hemos comentado que la influencia del narcisismo puede ser realmente devastadora y que te incapacite para encontrar cualquier vía de salida, a su lado tu autoestima se ha ido deteriorando.
Y luego, porque aun habiendo sido capaz de detectar el peligro y tomar la decisión de alejarte de él, la persona narcisista no va a tolerar un no definitivo, siempre te va a tener en su listado de víctimas y cuando menos lo esperes va a volver con sus mejores armas de seducción.
Y haber estado enamorado de alguien y luego ser capaz de entender que esto que te está prometiendo es imposible que ocurra (porque los narcisistas no cambian, no pueden cambiar), es algo realmente difícil de sobrellevar.
Llegados a este punto, la recomendación es pedir ayuda a un profesional.
5. En la mayoría de los casos, no hay tratamiento posible
Las personas narcisistas son, en realidad, personas con muchas carencias emocionales y que a menudo se sienten deprimidas y vacías. Organizarse la vida alrededor de una mentira y no ser capaz de amar, no es algo envidiable. De hecho, los narcisistas son las primeras víctimas de su propia patología.
Y tienen difícil solución. Su propia personalidad le incapacita para poder cambiar. Lo más habitual es que sea directamente incapaz de reconocerse como narcisista, y todo el mundo sabe que el primer paso para resolver un problema es siempre poder reconocerlo. Pero es que incluso si llegara a verse tal y como es y aceptara acudir a terapia, sería incapaz de encontrar a un profesional en el que confiar. Porque no podría evitar pensar que el profesional no es suficientemente bueno para alguien como él.
De ahí el mito: Narciso se ahogó en su propia imagen.
Educación emocional para combatir al narcisismo
Vivimos en una sociedad que potencia el narcisismo. Se sobrevalora la apariencia, se insta a buscar siempre el éxito, se persiguen los likes y los followers, y se aplauden las imágenes perfectas, aunque no tengan nada que ver con las imágenes reales.
Debemos combatir esta tendencia. Debemos educar emocionalmente a nuestros jóvenes y reforzar modelos sociales que rompan con la dictadura de la apariencia y se centren en el respeto, la empatía y la solidaridad.
Este es, sin duda, el gran reto de la sociedad actual.