En el actual auge de la conciencia sobre la salud mental y la importancia de pedir ayuda terapéutica, el imaginario colectivo en torno a qué es la terapia permanece inmutable. En la mayoría de los casos, cuando las personas se imaginan cómo será la terapia, se imaginan más o menos la misma situación. Sentadas frente a un psicólogo, hablando sobre lo que les daña y atormenta, y esperando un feedback que les ayude a reconfigurar su mente.
Sin embargo, en terapia psicológica existe una amplia diversidad de enfoques y formas de abordar el proceso restaurativo de cada paciente. En este artículo, vamos a hablar sobre un enfoque novedoso: la Terapia Sistemas de Familia Interna. Con apenas 30 años de antigüedad, en lugar de girar en torno a etiquetas diagnósticas o patologías, se centra en la conexión con nuestro propio interior psicológico de una forma sanadora y que gira en torno al apego.
Historia y orígenes del IFS
Para empezar, es importante revisar los orígenes históricos de la Terapia Sistemas de Familia Interna (IFS) para entender desde dónde parte y con qué pretextos. La IFS tiene sus raíces en la década de 1990, cuando fue desarrollada por el psicoterapeuta Richard Schwartz. Schwartz se inspiró en la observación de la forma en que ciertas partes de la psique pueden llevar a patrones repetitivos y disfuncionales. Propuso así un enfoque innovador para comprender y abordar estas dinámicas internas sin tener el objetivo patologizante que tienen otros enfoques terapéuticos.
La IFS también tiene influencias por parte de la tradición chamánica y las terapias orientadas a la introspección y alejadas de las ciencias tan racionales o matemáticas. A lo largo de los años, esta metodología ha ido ganando reconocimiento y aceptación en el ámbito terapéutico, expandiéndose más allá de la psicoterapia individual para abordar dinámicas familiares y grupales. El viaje de la IFS desde sus inicios hace unos 30 años hasta su situación actual destaca por su impacto y capacidad para transformar la comprensión convencional de la mente y el bienestar emocional.
- Artículo relacionado: "¿Qué objetivos tienen las distintas corrientes de psicoterapia?"
Principios básicos de la Terapia Sistemas de Familia Interna
La Terapia de Sistemas de Familia Interna (IFS) se guía por dos principios fundamentales, y es considerada toda una filosofía y enfoque terapéutico que redefine la relación entre la mente y las experiencias que tenemos como personas. La IFS postula que la psique está compuesta de diferentes “partes”, teniendo cada una su propia función y propósito. Estas partes pueden albergar emociones, recuerdos y creencias, y a menudo operan de forma independiente, influenciando así nuestro comportamiento y bienestar emocional.
1. El “self”
El concepto central de la IFS es el “self”, la esencia interior de cada persona que posee cualidades como la compasión, la sabiduría y el equilibrio. La terapia con IFS se centra en cultivar y fortalecer la conexión que tenemos con el self, buscando permitir una relación más armoniosa con las partes internas. A través de la exploración guiada, el individuo aprende a reconocer y comprender las necesidades y motivaciones de cada parte, fomentando la autenticidad y la autorregulación.
- Quizás te interese: "La identidad personal y social"
2. Anti – patologización y pro - apego
El otro componente principal de la IFS es su intención por alejarse de la patologización y las etiquetas diagnósticas. Tomando distancias de los enfoques puramente clínicos, la IFS es un modelo que propone que todas las personas tenemos la capacidad para curar y sanarnos a nosotras mismas, convirtiéndonos en nuestra principal y propia figura de apego. Conseguir entendernos como una figura de apego ayuda a sanar, mediante el self las partes más dañadas de nuestra personalidad o vivencias traumáticas.
- Artículo relacionado: "La estigmatización de las personas con diagnósticos psiquiátricos"
El proceso terapéutico
La aplicación práctica de la Terapia de Sistemas de Familia Interna (IFS) se despliega a través de un proceso terapéutico único y transformador, alejado de los enfoques clínicos más convencionales. Durante las sesiones, el terapeuta guía al individuo en la exploración y comprensión de las diferentes partes del interior de su psique. Este viaje interior implica identificar emociones, memorias o creencias arraigadas en cada parte, desentrañando los nudos emocionales que han persistido a lo largo del tiempo.
A medida que estas partes son reconocidas, se establece un diálogo compasivo entre el self y cada una de ellas. El self, actuando como un líder interno sabio, busca comprender las intenciones positivas detrás de las partes, desactivando así patrones autodestructivos. Este proceso no solo promueve la autorreflexión profunda, sino que también nutre una relación con nosotros mismos más saludable y equilibrada.
La IFS no se limita a la terapia individual; se adapta a dinámicas familiares y grupales. Al explorar las interacciones entre las partes de diferentes individuos, se pueden abordar patrones sistémicos y fomentar una comunicación más efectiva. La Terapia Sistémica de Familia Interna, con su enfoque innovador, ofrece un camino hacia la transformación interna y relaciones más saludables, guiando a las personas hacia una vida más plena y auténtica.
Ventajas y desafíos
La Terapia Sistémica de Familia Interna (IFS) presenta una serie de ventajas significativas. Al reconocer y abrazar las diversas partes de la psique, se fomenta la autoaceptación y la comprensión profunda. Esta metodología no solo aborda los síntomas superficiales, sino que se sumerge en las raíces de los desafíos emocionales.
Sin embargo, la implementación de la IFS no está exenta de desafíos. Requiere un compromiso significativo por parte del individuo para explorar las capas más profundas de su ser. Además, el proceso de trabajar con partes internas puede generar resistencia inicial. A pesar de estos desafíos, la IFS destaca como una herramienta valiosa para la transformación personal y el bienestar emocional sostenible.
Conclusiones
En conclusión, la Terapia Sistémica de Familia Interna (IFS) emerge como un enfoque terapéutico poderoso, iluminando la complejidad de la mente humana. Al desentrañar las dinámicas internas, la IFS ofrece un camino hacia la autenticidad y el equilibrio emocional. Sus principios innovadores y la capacidad para abordar no solo lo individual, sino también lo sistémico, posicionan a esta terapia como un faro de esperanza. En el viaje hacia la autoexploración y la sanación, la IFS destaca como un catalizador para una vida más plena y conectada.