La fibromialgia es una dolencia que afecta a miles de personas, causando una serie de dolores a las personas que la sufren.
Sin embargo, aunque solemos poner el foco en los síntomas físicos, no debemos olvidar también los problemas psicológicos que esta enfermedad puede desencadenar. Por ello, en este artículo repasaremos algunas de las secuelas psicológicas más habituales de la fibromialgia, según los estudios realizados al respecto.
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¿Qué es la fibromialgia?
Para poder hablar acerca de los posibles problemas psicológicos asociados a la fibromialgia, primero tenemos que saber más acerca de la propia enfermedad de la fibromialgia, conociendo en qué consiste y cuál es la sintomatología más frecuente en aquellas personas que padecen dicha dolencia.
La fibromialgia es una patología cuya principal característica es el dolor musculoesquelético de los pacientes, pudiendo localizarse en zonas muy diversas del cuerpo, que van desde el pecho y la espalda a los brazos o las piernas. Los estímulos en las partes afectadas se perciben como mucho más dolorosos de lo habitual. Los sujetos, además, pueden sentir una fatiga extrema y no descansar cuando duermen.
El principal problema de la fibromialgia es que no se conocen del todo los factores que la originan. Unas décadas atrás, se consideraba que esta enfermedad era de tipo somático, pero dicha concepción cambió, y de hecho para la OMS se considera una enfermedad física desde el año 1992. Es importante conocer esta información antes de abordar los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia.
Las autoridades consideran que el origen de esta patología podría ser neurológico, y serían los desequilibrios a nivel neuroquímico desencadenados en el sistema nervioso central los que estarían causando la sensación de dolor que se traduciría en hiperalgesia y alodinia.
Otro de los problemas que plantea esta dolencia es que no existe una cura que funcione para todos los pacientes. Por ello, los tratamientos están planteados para reducir la sintomatología, para así poder rebajar la sensación de dolor, pero también los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia.
Algunos estudios sugieren la posibilidad de una relación entre esta enfermedad y una intolerancia al gluten en las personas que la padecen. Esta conexión surge al observar una cierta mejoría en pacientes tras seguir una dieta que no contenga cereales con este tipo de proteínas (fundamentalmente el trigo, pero también la avena, la cebada o el centeno).
Principales problemas psicológicos vinculados a la fibromialgia
Ya hemos profundizado en las implicaciones de esta enfermedad y su principal sintomatología a nivel físico, por lo que contamos con la base necesaria para poder pasar ahora a explorar los principales problemas psicológicos asociados a la fibromialgia. Y es que esta enfermedad no solo deja una huella en la salud física, sino que el sufrimiento de dolor crónico puede también afectar a la salud mental.
Las características de la fibromialgia generan una mella en el estado de ánimo del sujeto. No se trata únicamente de la condición de dolor, en ocasiones irreversible, que estas personas padecen. También influye el hecho de no encontrar una explicación, de no contar con pruebas diagnósticas que muestren objetivamente lo que está sintiendo, e incluso la sensación de sentirse cuestionado.
A ello hay que sumar el hecho de que casi un 90% de los pacientes de esta enfermedad reportan dormir mal y por lo tanto no cuentan con un sueño reparador, lo cual acaba por quebrantar su salud. Por todo ello, no es para nada extraño que estos pacientes experimenten signos de dolencias psicológicas tan habituales como son la ansiedad y la depresión.
A continuación nos centraremos en algunos de estos diagnósticos, por separado, para entender su complejidad.
Fibromialgia y depresión
Los pacientes de fibromialgia que desarrollan depresión, suelen mostrar síntomas a diferentes niveles. A nivel afectivo, el más evidente de todos, la persona se mostrará triste, con sentimientos de desesperanza hacia su estado, hacia todo lo que le rodea e incluso hacia las perspectivas de futuro. Es uno de los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia.
Otro nivel es el cognitivo, es decir, el de los pensamientos. Y es que estos pueden verse afectados, por ejemplo mediante la llamada bradipsiquia, que consiste en un ritmo más lento de lo normal en el curso de los pensamientos. Igualmente, estos serán de carácter negativo, destacando las rumiaciones hacia todos los factores que preocupan al sujeto, generalmente en torno a su condición de enfermo de fibromialgia.
Se pueden experimentar síntomas de depresión a nivel físico, como es la astenia, alteraciones del tránsito digestivo, pérdida del deseo sexual, dificultades en el equilibrio, o ruptura de los ritmos circadianos, entre otros. La dificultad que surge en torno a estos síntomas es asignarles el origen, pues pueden estar originados por el estado depresivo o por la propia fibromialgia del sujeto.
El último de los niveles de síntomas es el conductual, el del comportamiento. La coordinación psicomotriz puede verse alterada, se pueden experimentar llantos constantes, el rendimiento para diferentes tareas puede haber descendido y, hablando de casos muy extremos aunque poco frecuentes, los pacientes pueden ejercer intentos autolíticos.
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Fibromialgia y ansiedad
Continuando con la cuestión de los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia, nos centraremos ahora en la ansiedad y sus principales características cuando esta psicopatología aparece en pacientes que sufren de de la dolencia que nos ocupa.
La ansiedad en las personas que padecen fibromialgia puede hacer su aparición a través de trastornos como el de ansiedad generalizada o también como ataques de pánico. Las crisis de angustia pueden presentarse con frecuencia en estos pacientes, de forma espontánea, en un breve periodo de tiempo y con aparición abrupta.
La ansiedad, tanto dentro de los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia como en general, supone una serie de síntomas a nivel psicológico pero también físico. Psicológicamente, el sujeto podría experimentar una sensación de miedo, casi de terror, mientras que físicamente sentirá una aceleración del pulso, dificultades respiratorias, presión abdominal, temblores, sudor e incluso escalofríos.
Aunque todos podemos experimentar una sensación de ansiedad en un momento determinado de nuestras vidas, el hecho de que dichas sensaciones hagan su aparición de forma frecuente, intensa y aleatoria, haciendo perder la capacidad adaptativa, es lo que lo convierte en patológico.
Si vivir con una enfermedad de dolor crónico ya presenta unas enormes dificultades, el hecho de sumarle los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia, lo hacen aún más complicado. Y la cuestión no termina ahí, ya que casi la mitad de los pacientes que sufren de ansiedad, también muestran una sintomatología depresiva, por lo que la situación se complica para ellos.
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Tratamiento para los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia
Ya hemos visto algunos ejemplos de los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia que se dan con una mayor frecuencia. Conociendo dichos casos, no es de extrañar que una parte del tratamiento de la fibromialgia vaya dirigida a sanar, no ya el dolor físico, sino el psicológico, que igualmente genera un padecimiento en estas personas.
Y es que los daños psicológicos tienen un doble riesgo, pues provocan un sufrimiento por ellos mismos, pero además pueden contribuir a percibir los daños físicos como más intensos, pues la persona está perdiendo recursos con los que afrontar el dolor que está sintiendo. Por lo tanto, es fundamental actuar sobre la psicopatología asociada para poder así liberarle en la medida de lo posible de un sufrimiento adicional.
Al actuar a nivel psicológico, se pueden lograr grandes mejoras en torno al estado de ánimo del sujeto, reduciendo tanto su sintomatología ansiosa como depresiva. Este proceso repercutirá de forma directa en la forma en la que la persona vive y acepta su enfermedad, la fibromialgia, logrando así una mayor tolerancia al dolor, con el que debe convivir.
Es importante tener en cuenta, además, que no solo se trata de factores mentales, pues la ansiedad genera una tensión muscular que, para un trastorno como es el de la fibromialgia, resulta fatal, pues no hace sino potenciar el daño que la persona está experimentando, lo que a su vez aumenta la ansiedad.
Como vemos, se trata de un círculo vicioso que se retroalimenta y que a su vez puede acrecentar los síntomas de depresión. Por ello, actuar sobre los problemas psicológicos asociados a la fibromialgia es vital para conseguir una mejora en la calidad de vida de estos pacientes.
En conclusión, hemos podido ver que la fibromialgia supone un trastorno que afecta a las personas que lo padecen, de una manera integral, pues han de vivir con la perspectiva de sentir el dolor siempre. Las consecuencias psicológicas de este fenómeno son inevitables, y serán más o menos profundas en función de las características de la persona.
Pero toda ayuda que pueda recibir en este sentido, repercutirá sobre su estado de salud, tanto mental como física.
Referencias bibliográficas:
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