A lo largo de nuestras vidas, es posible sentir tristeza por algún motivo o pasar una mala racha en el terreno emocional. Y a pesar de que a nadie le gusta pasar por estos baches, lo cierto es que el sufrimiento puede incluso hacerte crecer como persona, y, en definitiva ser positivo para tu desarrollo personal.
Sin embargo, es necesario ser conscientes que, en algunos casos, lo que podríamos pensar que es simple tristeza o un bajón emocional, en realidad es un proceso depresivo; es decir, patológico. Existen distintos tipos de depresión, y en este artículo hablaremos sobre el trastorno depresivo más grave: la depresión mayor. Veamos en qué consiste este fenómeno psicopatológico.
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Depresión mayor: ¿qué es?
La depresión mayor, también conocida como depresión unipolar, es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por la aparición de uno o varios episodios depresivos de mínimo dos semanas de duración, y presenta un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, etc.). Sin embargo, también suelen estar presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático durante su curso.
Así pues, las personas que presentan depresión mayor no están simplemente "tristes", sino que tienden a mostrar una extrema falta de iniciativa para hacer cualquier cosa, así como incapacidad para estar alegres y sentir placer, fenómeno que se conoce como anhedonia. También experimentan otros problemas tanto físicos como psicológicos que dañan significativamente su calidad de vida.
Por otro lado, la depresión mayor también afecta a cómo se piensa y se razona. En general, la falta total o parcial de motivación hace que las personas que han entrado en una crisis de este tipo parezcan ausentes y no tengan ganas de hacer nada, ni siquiera pensar mucho (lo cual no significa que presenten discapacidad mental).
El cuadro depresivo mayor puede dividirse en leve, moderado o grave, y suele tener su inicio durante la adultez joven, si bien puede surgir en prácticamente cualquier etapa de la vida. El individuo que padece esta condición puede experimentar fases de estado de ánimo normal entre las fases depresivas que pueden durar meses o años.
Por otro lado, la depresión mayor es un tipo de depresión unipolar, es decir, que no presenta fases de manía (lo cual la diferencia de la bipolaridad), y el paciente puede tener problemas muy serios si no recibe el tratamiento adecuado.
¿Es un fenómeno psicopatológico único?
Si bien la depresión mayor es uno de los conceptos más importantes del mundo de la psiquiatría y la psicología clínica y de la salud, muchos investigadores cuestionan que sea algo más que un conjunto de trastornos similares entre sí y que en realizad no comparten causas ni lógicas de funcionamiento. Esto es así porque las personas que experimentan depresión pueden manifestar los síntomas de una manera variada, y responden al tratamiento de un modo que es también muy diverso.
Es probable que, a medida que se investiga más acerca del tema, vayan surgiendo nuevas maneras de clasificar estos síntomas. Sin embargo, hoy por hoy el constructo psicológico de "depresión mayor" ayuda a tratar a muchas personas que necesitan tratamiento por parte de profesionales y que pueden beneficiarse de la terapia, algo importante si tenemos en cuenta que esta alteración de la salud mental está vinculada al riesgo de suicidio y que además normalmente produce un gran sufrimiento.
Síntomas frecuentes
Según la quinta edición del Manual Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V), para el diagnóstico de la depresión mayor, el sujeto debe presentar cinco (o más) de los siguientes síntomas durante el periodo depresivo (al menos dos semanas).
Éstos deben representar un cambio respecto a la actividad previa del paciente; y uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de la capacidad para sentir placer (anhedonia).
- Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días (1)
- Pérdida de interés en las actividades que antes eran gratificantes (2)
- Pérdida o aumento de peso
- Insomnio o hipersomnia
- Baja autoestima
- Problemas de concentración y problemas para tomar decisiones
- Sentimientos de culpabilidad
- Pensamientos suicidas
- Agitación o retraso psicomotores casi todos los días
- Fatiga o pérdida de energía casi todos los días
Es importante no confundir la depresión mayor con otros trastornos del estado de ánimo similares, como la distimia. Esta alteración psicológica también está asociada a muchos de los síntomas de la depresión mayor, pero presenta algunas diferencias. Principalmente, lo que permite distinguir la distimia de la depresión mayor es que la primera se desarrolla a lo largo de ciclos más largos (de al menos dos años), la intensidad de los síntomas es menor, y típicamente no se presenta anhedonia.
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Tipos de depresión mayor
Además, el DSM-V especifica que los síntomas han de causar malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica, y el episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
Existen dos tipos de depresión mayor:
- Depresión mayor con episodio único: solamente existe la presencia de un sólo acontecimiento depresivo en la vida del paciente.
- Depresión mayor recidivante: Los síntomas depresivos aparecen en dos o más episodios en la vida del paciente. La separación entre episodios depresivos debe ser de al menos 2 meses sin presentar los síntomas
Causas de este trastorno del estado de ánimo
La depresión mayor es un fenómeno multifactorial, por lo que diferentes factores podrían causar esta psicopatología: factores genéticos, vivencias de la infancia y adversidades psicosociales actuales (contexto social y aspectos de la personalidad).
Además, las dificultades en las relaciones sociales, las disfunciones cognitivas o el estatus socio-económico podrían ser factores de riesgo para el desarrollo de este trastorno. Probablemente, pero, la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales favorezca la aparición de la depresión mayor.
También se ha vinculado la depresión mayor con una falta de dopamina en el sistema de recompensa del cerebro, lo cual hace que la persona no tenga objetivos. Este hecho puede ser el desencadenante de un estilo de vida sedentario y monótono y de los graves problemas de autoestima que suelen aparecer en estos casos.
Tratamiento
La depresión mayor es una patología seria pero, afortunadamente, tratable. Las opciones de tratamiento suelen variar dependiendo de la gravedad de los síntomas, y en casos graves, la administración de psicofármacos (de tipo antidepresivo) combinado con la psicoterapia parece ser el tratamiento más apropiado.
Ahora bien, en los últimos años se ha mostrado la eficacia de otros tratamientos, por ejemplo, el de la Terapia Electroconvulsiva (TEC), que suele emplearse cuando la sintomatología depresiva es severa o la terapia con fármacos no da resultado. Eso sí, esta terapia no es comparable al viejo electroshock, ya que la intensidad de las descargas es mucho menor y es indolora, dado que se realiza con anestesia.
En las sesiones de psicoterapia se entrena a los pacientes con depresión a desarrollar hábitos para participar en actividades del día a día de forma activa. Este tipo de intervenciones basadas en la activación conductual hacen que la persona vaya descubriendo nuevas formas de auto-motivarse. Como veremos, también se potencia las habilidades de auto-conocimiento y reconocimiento de emociones y el cuestionamiento de creencias disfuncionales mediante reestructuración cognitiva.
Por otro lado, mientras que el Mindfulness ha mostrado cierta eficacia al intervenir en casos de depresión leve, con la depresión mayor no parece funcionar más que para prevenir la recaída. Las personas diagnosticadas con depresión mayor pueden recaer con facilidad en este tipo de crisis, de modo que el tratamiento se plantea como una ayuda de por vida (aunque no necesariamente con frecuencia semanal). Además, los métodos utilizados para evitar las recaídas son diferentes a los utilizados cuando el paciente está viviendo una crisis de depresión.
Tratamiento con psicoterapia
La terapia psicológica ha demostrado ser una herramienta eficaz para el tratamiento de la depresión, especialmente la terapia cognitivo-conductual. Este tipo de terapia considera al paciente como un sistema que procesa información del medio antes de emitir una respuesta. Es decir, el individuo clasifica, evalúa y da significado al estímulo en función de su conjunto de experiencias provenientes de la interacción con el medio y de sus creencias, suposiciones, actitudes, visiones del mundo y autovaloraciones.
En la terapia cognitivo conductual se emplean distintas técnicas que pretenden tener un efecto positivo sobre la la autoestima baja, los estilos negativos de resolución de problema o la manera de pensar y evaluar los acontecimientos que ocurren alrededor del paciente. A continuación se muestran algunas de las técnicas cognitivo conductuales más habituales:
- La autoobservación, las hojas de registro o el establecimiento de metas realistas técnicas son técnicas que se suelen emplear y han mostrado su eficacia.
- Reestructuración Cognitiva: La reestructuración cognitiva se emplea para que paciente pueda tener conocimiento sobre sus propias emociones o pensamientos y pueda detectar pensamientos irracionales y sustituirlos por ideas o creencias más adaptativas. Entre los programas más conocidos para el tratamiento de de la depresión, se encuentran: el programa de reestructuración cognitiva de Aaron Beck o el de Albert Ellis.
- Desarrollo de habilidades de resolución de problemas: Los déficits en solución de problemas están relacionados con la depresión, por lo que el entrenamiento en resolución de problemas es una buena estrategia terapéutica. Además, el entrenamiento en habilidades sociales y el entrenamiento asertivo también son tratamientos útiles para esta condición.
Otras formas de terapia psicológica también han demostrado su efectividad para el tratamiento de la depresión. Por ejemplo: la psicoterapia Interpersonal, que trata la depresión como una enfermedad asociada a una disfunción en las relaciones personales; o la terapia cognitiva basada en mindfulness o MBCT (Mindfulness-based cognitive therapy).
Tratamiento farmacológico
Aunque en casos menos graves de depresión o en otros tipos de depresión no siempre es necesaria la aplicación de psicofármacos, en casos graves del trastorno depresivo se aconseja la administración de distintos medicamentos durante un periodo de tiempo determinado.
Los fármacos antidepresivos más empleados son los siguientes:
- Antidepresivos tricíclicos (TCAs): Estos se conocen como fármacos antidepresivos de primera generación, aunque raramente son empleados como primera alternativa farmacológica por sus efectos secundarios. Los efectos secundarios comunes provocados por estos medicamentos incluyen boca seca, visión borrosa, estreñimiento, dificultad para orinar, empeoramiento del glaucoma, alteración del pensamiento y cansancio. Estos fármacos también pueden afectar a la presión arterial y la frecuencia cardíaca, por lo que no son recomendables para personas mayores. Algunos ejemplos son: Amitriptilina, Clomipramina o Nortriptilina.
- Inhibidores de la Monoaminooxidasa (IMAOs): Los IMAOs son antidepresivos que actúan bloqueando la acción de la enzima monoamino oxidasa. Como los anteriores, se emplean con menos frecuencia debido a sus efectos secundarios graves: debilidad, mareos, dolores de cabeza y temblores. La Tranilciprominao la Iproniazida son algunos ejemplos de este fármaco.
- Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS): Son los más empleados y suelen ser la primera opción en el tratamiento farmacológico de la depresión. Estos medicamentos suelen tener menos efectos secundarios que otros antidepresivos, aunque también pueden provocar boca seca, náuseas, nerviosismo, insomnio, problemas sexuales y dolor de cabeza. La Fluoxetina (Prozac) es el ISRS más conocido, aunque también suelen emplearse otros fármacos de este grupo, como: Citalopram, Paroxetina o Sertralina.
El exceso de serotonina y el Síndrome Serotoninérgico
Aunque también es posible encontrar otros tipos de antidepresivos como los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Noradrenalina (ISRN), los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Noradrenalina y Dopamina (ISRND) o los antidepresivos atípicos, al consumir antidepresivos que tienen la capacidad de aumentar la liberación de serotonina es necesario ir con cuidado con su sobredosis o interacción con otros medicamentos.
El exceso de estimulación de la serotonina sobre los receptores postsinápticos 5-HT1A y 5-HT2A a nivel central y periférico tiene efectos negativos para el organismo que pueden llegar a ser muy graves e incluso mortales debido al Síndrome Serotoninérgico.
- Puedes saber más sobre este síndrome en nuestro artículo: "Síndrome serotoninérgico: causas, síntomas y tratamiento"
Referencias bibliográficas:
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- Perestelo Pérez L, González Lorenzo M, Rivero Santana AJ, Pérez Ramos J. (2007). Herramientas de ayuda para la toma de decisiones de los pacientes con depresión. Plan de Calidad para el SNS del MSPS. SESCS; 2010. Informes de ETS.
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