La palabra moda tiene una evidente raíz compartida con la voz latina modus, aunque su significado es ligeramente diferente. Mientras que esta última hace referencia a un método o a la manera de realizar algo (como en la expresión modus operandi), la primera tiene que ver con algo cambiante, que goza de aceptación en un momento determinado y que luego, por motivos varios, deja de suscitar interés.
Ambas están conectadas, sin embargo, por la idea de cómo hacer una determinada cosa. En el caso de la moda, tendría que ver en la manera de actuar, de hablar o de vestir, con el objetivo de encajar con un determinado grupo.
Actualmente, la palabra moda está estrechamente vinculada a la industria del vestido. A eso, estrictamente, es a lo que nos referimos cuando hablamos del “mundo de la moda”. Pero... ¿Desde cuándo existe? En este artículo realizaremos un recorrido por los orígenes y la evolución de este fenómeno que llamamos moda, que ahora nos parece algo inherente a nuestra sociedad.
¿Cuáles son los orígenes del mundo de la moda?
Si bien es cierto que la moda como fenómeno social y de masas es muy reciente, las primeras comunidades humanas ya mostraron tendencias a unas determinadas costumbres y “marcas” sociales en el vestir. Veámoslo a continuación.
En la Prehistoria ya se hacía “moda”. La afirmación puede parecer exagerada, y por eso ponemos la palabra entre comillas. Porque si bien es cierto que en la Prehistoria todavía es pronto para hablar de moda, no lo es menos que los hombres y mujeres del Paleolítico ya se adornaban con collares y brazaletes, que confeccionaban con piedras, caracolas y pequeños huesos. Se ha podido demostrar, en base a los yacimientos arqueológicos, que incluso nuestros parientes más cercanos, los Neandertales, ya confeccionaban objetos parecidos; al parecer, con un uso ritual. Sin embargo, ¿podemos hablar de una moda incipiente?
Los primeros seres humanos vivieron en la época de las glaciaciones, por lo que debieron empezar a cubrir sus cuerpos para protegerse del frío. La única posibilidad era aprovechar las pieles de los animales que cazaban, cuyo grosor y espeso pelo garantizaban una protección segura contra las heladas. Ahora bien, la piel de un animal se seca rápidamente después de muerto, por lo que aquellos hombres y mujeres debieron empezar a desarrollar técnicas que les permitieran conservar la flexibilidad de las pieles. Esos fueron los primeros tratamientos que se aplicaron sobre un material destinado a cubrir el cuerpo.
Cuando el tiempo volvió a ser cálido, aquellas pieles que tanto habían servido a los seres humanos de las glaciaciones dejaban de tener sentido. Sin embargo, ya no había marcha atrás; los humanos del último Paleolítico siguieron cubriéndose con piezas de ropa, que se volvían cada vez más elaboradas. En ello tuvo mucho que ver la invención de la aguja de coser, cuyos ejemplares más antiguos conservados datan de hace más de 40.000 años.
La pregunta es: ¿por qué las mujeres y los hombres siguieron vistiéndose, y cada vez de forma más sofisticada? Existen dos posibilidades al respecto, sin contar su uso contra el frío, que obviamente todavía seguía vigente. Una de ellas es el nacimiento de la moral, según la cual algunas partes del cuerpo empezaron a ser vistas como vergonzosas o íntimas; la segunda, el marcaje de un estatus social concreto. En unas agrupaciones humanas cada vez más jerarquizadas (en parte debido a la aparición de la agricultura y el intercambio de excedentes) se hacía altamente necesario establecer visualmente a qué estrato social pertenecía el individuo, y eso se consiguió, en parte, con el atuendo.
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Moda, belleza y pudor
La diferenciación social a través de la moda siguió estando presente en la historia de la humanidad, e incluso ha llegado hasta nuestros días. Sin embargo, no debemos olvidar dos de los factores que propiciaron la aparición de los cambios en la indumentaria: uno, el deseo de gustar y estar bello/a, y dos, el pudor a la hora de enseñar el cuerpo.
El gusto por la belleza es casi tan antiguo como el ser humano. Ya en el Antiguo Egipto, los cosméticos (que se aplicaban tanto hombres como mujeres) eran una herramienta para embellecer el rostro; también, por supuesto, los adornos y el vestido. Estos estaban fabricados con lino, el material por excelencia del valle del Nilo y, al parecer, su uso no estaba motivado por ningún tipo de pudor; el kalasiris de las mujeres, una especie de túnica larga hasta los pies, era tan fino que, a menudo, se transparentaban los senos. Con frecuencia, niños y esclavos realizaban sus quehaceres completamente desnudos, lo que significa sin lugar a duda que los antiguos egipcios no vivían el pudor como lo hacemos nosotros.
En contraste con la transparente moda egipcia, tenemos, por ejemplo, la moda bizantina, separada de la primera por más de un milenio. En el siglo VI, los habitantes del imperio de Justiniano desarrollaron una moda destinada a no mostrar ni un centímetro del cuerpo. Estamos, por supuesto, en el marco de otra mentalidad y otra cultura: el imperio Bizantino es ya un imperio imbuido por la moral judeocristiana. La moda en Bizancio no está tan ligada a la belleza como al estatus: según qué prendas estaban circunscritas a ciertas jerarquías, en especial, el famoso color púrpura, reservado en exclusiva al emperador.
No podemos resumir aquí toda la historia de la moda, pero sí que queremos hacer hincapié en estos tres factores que, juntos, dictaron de alguna u otra manera las directrices del vestir: la belleza, el estatus y la moral. Sin tener en cuenta estos factores no podemos entender la evolución de la moda en la historia.
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Pero ¿cuándo nace exactamente la moda?
Hasta aquí, hemos hablado de ciertos usos y costumbres que marcan una jerarquía y un ideal de belleza, pero ¿podemos referirnos a esto como moda en nuestra acepción actual? Si consideramos que la moda es una manifestación cultural, por supuesto que estaríamos hablando de moda. Ahora bien, si tomamos la palabra con la acepción que le damos actualmente, es decir, la de fenómeno de masas a nivel mundial, entonces tendremos que ceñir su aparición a épocas mucho más recientes.
Algunos historiadores sitúan como nacimiento del mundo de la moda el siglo XIV, basándose en que es a partir de esta centuria en que los cambios en los gustos se producen cada vez de forma más frenética. Estaríamos hablando, por supuesto, de un concepto europeizante, puesto que no era lo mismo alguien del siglo XIV en Europa que, por ejemplo, en China o Mesoamérica.
A partir de finales de la Edad Media los cambios irán cada vez más rápido, y las modas pasarán de prevalecer durante un siglo a sucumbir en apenas un par de décadas. Pero no podemos hablar todavía de modas “universales”; no solo por lo que hemos comentado anteriormente, sino porque, de hecho, ni siquiera se trata de modas uniformes en todos los países de Europa. No será la misma moda la que se imponga en Inglaterra que la que lleven los habitantes del norte de Italia, por ejemplo.
Habrá que esperar al siglo XVIII para encontrar una moda más o menos homogénea en todo el continente, espoleada por la aparición de las revistas de moda. Una de las primeras publicaciones de este tipo fue el Ladies’ Mercury, que data su aparición en la Inglaterra de 1693. Más tarde, a mediados del siglo XVIII, Francia coge el relevo y se sitúa a la cabeza de la moda europea, con publicaciones como Journal des Dames y Messager des Dames. Este tipo de revistas ayudaron a que los cambios en el vestir se conocieran rápidamente y se expandieran con velocidad por todos los países.
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La auténtica revolución
A partir de entonces, la moda fue algo imparable, con tendencia a universalizarse. Primero, todos los países occidentales adoptaron los mismos estilos en cada momento histórico y, más tarde, estos mismos estilos europeos se extendieron por los otros continentes, en perjuicio, claro está, de las manifestaciones autóctonas.
La Revolución Industrial fue un poderoso empuje para el desarrollo de la moda, puesto que permitió la producción en masa de tejidos y abarató precios. Y, ya en el siglo XX, podemos mencionar a una persona concreta, con nombre y apellidos, que supuso un punto y aparte en la historia de la moda: Coco Chanel.
Con ella nace, sin duda, la moda moderna, al menos en su vertiente femenina. Chanel impuso una moda mucho más sencilla y cómoda para las mujeres, sin dejar de lado por ello la elegancia y el glamour, y puso las bases del posterior mercado de la moda y su industrialización.
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